Estoy seguro que muchos de los lectores de Binaural tenemos en Eddie Vedder una especie de “segundo padre” o quizás mejor dicho, nuestro padre musical. Independientemente de que en esta década la discografía de Pearl Jam no ha tenido nada que ver con los 90’s hay un cierto de sentimiento de que sea el eje central de todos los amamos el rock en general. ¿Y por qué comienzo hablando de Eddie Vedder (americano) en un artículo de Robert Wyatt (británico) cuando son dos personalidades bastante distintas con carreras antagónicas?. Muy sencillo. Personalmente si Eddie Vedder es el padre, Robert Wyatt es el abuelo. Ese abuelo experimentado y sabio, que nunca te ha dejado de sorprender, algo uraño quizás, pero con una gran peso de momentos irrepetibles a sus espaldas.
Para quién no esté familiarizado con la obra de Robert Wyatt haré un pequeño resumen : Robert fundó la increíble y fundamental banda de la escena de Canterbury “Soft Machine”. Estamos hablando de 1966 de hace casi 50 años, el tiempo que el nuestro músico lleva en el oficio. Siempre escondido detrás de la batería pero con una importante presencia en lo que para Robert era más como “una reunión de amigos aportando individualidades”. Sin embargo, un joven y talentoso Wyatt se dejó llevar por la bebida, las drogas y los 70’s, vamos a decirlo así. Por lo que acabó siendo expulsado del grupo para formar más tarde Matching Mole, cuyo sonido tenía muchos puntos en común con su anterior banda.
Hasta ahí “todo correcto”. Sin embargo, el 1 de julio de 1973 Robert cayó por la ventana de un tercer piso cuyo final “fatídico” ha sido estar postrado en una silla de ruedas el resto de su vida tras cierto tiempo de rehabilitación.
¿Y por qué fátidico va entre comillas? Por dos motivos : La primera, es la actitud de Wyatt ante dicho incidente. Nunca lo vió como algo negativo, sino un cambio en su vida de hábitos y cuidados. Y la segunda (e incluso diría más importante), es que es hecho no le impidió hacer lo que más le ha gustado en su vida : Música. Desde ese momento creó numerosos discos en solitario de gran valía. El sólo se las arregló para crear una discografía única e irrepetible, explorando multitud de instrumentos, entre ellos su voz “el sonido más triste del mundo”, como le definió Ryuichi Sakamoto. Desde ahí, siempre ha estado arropado de enormes músicos, (sin ir más lejos Brian Eno) y de la pieza más importante en su vida, su mujer Alfreda Benge, quién ha sido la autora de la mayoría de las letras y portadas de los discos de Robert Wyatt.
No hace mucho Robert aseguraba que se retiraba. Está cansado y desea enfocar más sus energías en la política, (fue militante del partido Comunista Británico hasta la caída del muro). Así que aprovechando dicha noticia y la inminente salida del álbum recopilatorio “Different Every Time” (Domino Records) me dispongo hablar de las posibles mejores canciones de mi abuelo, mi abuelo musical. El Sr. Wyatt.
SEA SONG
¿Es “Sea song” la canción de love jazz definitiva? A primera vista lo podría, pero aquí hay más. Siempre la he encontrado deliciosamente extraña. Demasiado jazz para ser pop y demasiado pop para ser jazz. Sea Song nos regala metaforicamente el hecho de beber para olvidar, el estar enamorado sólo cuando el alcohol es el conductor perfecto para poder expresar tus sentimientos. Wyatt abría su discografía personal (obviando aquel primer experimento instrumental que fue “The End of the an ear”) con una canción llena de dulzura que entrelaza esa voz no-falsete tan personal entre pianos, órganos y olas. Los 6.30 minutos perfectos para entrar en la obra de nuestro hombre.
ALIFE
Del Wyatt más melódico pasamos al Wyatt más experimental. Alife da miedo, al principio, no sabes muy bien que está pasando. Algo cruje, algo crece. Entra una melodía de piano de lo más siniestra. ¿Hay algo que cruje o tan sólo es un sólo de saxo?. Todo alrededor de la voz de Wyatt quién nos habla de despensas, tarros de mermelada y de la locura. ¿Qué hay detrás de todo esto? Quién sabe. Finalmente, una dulce voz parece querer calmar a nuestro hombre, parece como si quisiera volverle a la cordura, “No soy tu despensa” como si fueran las palabras necesarias para entrar en calma. ¿Un mal viaje de LSD? Puede ser.
I’M BELIEVER
Si hay algo que llame la atención en la carrera de Robert es su capacidad para hacer versiones. Las tiene de todo tipo, sin embargo podríamos decir que la más famosa dentro de su cancionero ha sido I’m Believer, compuesta originalmente por Neil Diamond y “confiscada” por The Monkeys . Canción totalmente atemporal fue versionada por Robert de forma magistral, pero más es la historia que gira alrededor : Tras el accidente, tuvo su primera oportunidad de aperecer en pantalla por primera vez en 1974, en el programa británico Top of the Tops. La cadena quiso emitir la actuación sin que aparecieran imágenes de Robert en sillas de ruedas, sin embargo, Robert, teniendo en cuenta el mensaje de la canción, se negaba a que la cadena evitara de hacerle ver que era una persona discapacitada.
FREE AND WILL TESTAMENT
Bien, aquí la mejor canción de Wyatt. Y por qué no decirlo, una de las mejores de la historia. Poco más de 4 acordes, un acompañamiento casi mudo pero muy sutil para una letra que nos quita el sombrero y el hipo. Cada frase de dicha canción está cubierta de oro. Hay que tener la sangre muy fría para no caer en la rendido ante frases como “¿Cómo una araña puede entender de aracnofóbia?”. Wyatt nos demuestra que a veces un mero ritmo puede ser suficiente para crear una maravilla. Aquí tenemos un hombre que en 1997 ya nos decía que estaba cansado y ponía en duda todo, incluso el no poder mutar. Free and will testamente es naturaleza humana y podría ser el himno infito para cualquier ser humano que forma parte de este mundo. He dicho.
BORN AGAIN CRETIN’
“Nothing can stop us” es el disco que más me gusta escuchar del artista y seguramente mi disco “político” favorito de todos los tiempos. Posiblemente porque es su álbum más extraño, todos los cortes menos la citada Born Again Cretin’ son versiones o textos ligados a la ideología comunista de la cual Robert Wyatt siempre ha sido defensor (e incluso militante sin caretas ni vergüenzas). la canción tiene uno de los inicios más espectaculares que ha escuchado nunca. Nos deja ver (o más bien oir) su increíble capacidad vocal creando artificios sonoros de una tacada para recordarnos que seguramente, no será arrestado por cantar. Es tan sólo algo más de tres minutos Wyatt nos recuerda cinicamente la suerte que tenemos por ser “libres” haciendo guiños a Nelson Mandela, sus años en la cárcel y George Orwell. 5 estrellas.
BLUES IN BOB MINOR
Otra de las canciones que más podría gustar al oyente medio. Blues in bod Menor es un ejercicio sobre la burocracia, la guerra (tan presente en su obra) y en lo rápido que va el mundo moderno. Tan rápido como la misma canción. El autor nos demuestra que sabe sabe moverse igualmente en ejercicios vocales más cercanos al rock, parafraseando sin descanso en una canción que me recuerda demasiado a “Wolf of the door” de Radiohead. No es de extrañar cuando Yorke y los suyos siempre han apuntado que respetan al genio de Bristol.
Si antes mencioné la capacidad de Wyatt para hacer del jazz pop, aquí acerca el rock al jazz de forma sublime.
CATHOLIC ARCHITECTURE
El minimalismo bien entendido. Unos platos y un piano lejano pero presente para adornar la voz de nuestro hombre, quién susurra y deja caer como si no lo hiciera frases alrededor del amor, de una pequeña iglesia y quién sabe qué. Lo que podría ser una especie de improvisación Wyatt lo convierte en una canción en la cual está todo perfectamente controlado. Tan sólo tienes que sumergirte y ser parte de la canción, si lo deseas, puedes flotar en ella. O mejor, acompañar a Wyatt y Alfreda en el salón de su casa. Evoca la calma necesario para hacerlo.
FOREST
Cuando Wyatt se sacó de la manga Cuckoland rozaba los 60 años y sin embargo fue un ejercicio de juventud que muchos quisieran ni siquiera rozar. Forest puede ser la prueba de ello. Una canción melancólica y dulce a la par que entre distintas voces que nos habla de las delicias y de los peligros que tendría vivir en la naturaleza, donde muchos animales acechan, pero no menos animales que nos encontramos en la otra selva, la de asfalto. La canción, escondida en un falso titubeo de plato nos da ideas de como podría sonar Black Hole Sun de Soundgarden si hubiera sido escrito por el Sr. de Bristol.
1 comment
Acabo de leer el artículo. Mis felicitaciones al autor 🙂