¿Qué hace a un clásico? No lo sé. Los clásicos, supongo, los escogemos nosotros, llevándolos en nuestro corazón de un modo u otro. No quería empezar esta sección de clásicos en binaural.es hablando de `Sticky Fingers´, `London Calling´ o `Blonde on Blonde´. Y no porque no me gusten, sinó porque creo que necesitamos ampliar el concepto de clásico. Ampliarlo hacia límites menos terrenales, lejos de lo que la crítica haya dictaminado, y arrastrarlo hacia el terreno del alma, que es ese lugar dónde yo creo que se forjan los clásicos, lo que es y no es un clásico, lo que nos ha hecho crecer o lo que no. Porque para mi un clásico va un poco más allá de los números. Espero que mi criterio les parezca acertado y que, si no, me lo hagan saber. Hoy iniciamos el viaje en el que intentaré guiarles por los paisajes de mi espíritu que han ido decidiendo qué era y qué no un clásico.
Y muy agradecido por el espacio que se me concede, empezamos automáticamente con la bala de la recámara, sin haber cargado ni siquiera el tambor de este viejo revólver polvoriento. Bienvenidos.