Corría el año 1992 cuando R.E.M lanzaron al mercado un disco que haría historia: Automatic For The People. Después del rotundo éxito de Out Of Time (1991) no lo tenían nada fácil para superarse y es, de hecho, arriesgado afirmar que lo hicieron. Pero, por lo menos para quien escribe, la llama de Automatic For The People es más intensa y genuina que la del anterior –y también maravilloso- trabajo de los de Athens, Georgia.
Nos encontramos frente a un álbum crudo, oscuro, ante un álbum de los que nos raja en canal y penetra hasta lo más oculto de nuestra alma. Stipe y compañía lo dejan muy claro desde el principio con “Drive”, una más que impactante canción más cercana al country que al rock y al pop con un clímax épico dibujado por arreglos de cuerda y una incendiaria guitarra eléctrica. A partir de ahí, los R.E.M ya se nos han metido en el bolsillo y nos llevan de la mano a través de un álbum sincero que se enfrenta a temas como la mortalidad y el paso inexorable del tiempo.
Estupefactos como nos ha dejado “Drive”, nos damos de bruces con otro temazo como “Try Not To Breathe”, al que le siguen los no menos magistrales “The Sidewinder Sleeps Tonite” y el archiconocido “Everybody Hurts”. Tras el espectacular inicio, que nos lo explica todo en cuanto al sentido lírico y musical del elepé, Automatic For The People sigue la sinuosa senda del delicado tema de fondo que trata, pero de una manera íntegra y coherente que incluso nos reconforta.
Seguramente lo que hace que este disco pase de “muy bueno” a “enorme” es la sonoridad que Stipe, Buck y el resto de los integrantes del conjunto consiguieron plasmar en los doce cortes que lo integran. Por extraño que pueda parecer, este álbum debería ser considerado como un disco de música country. De hecho, es seguramente una de las primeras piedras del country alternativo tal y como hoy lo conocemos. Sin embargo, Automatic For The People suena a muchas cosas a la vez. Tiene estribillos pegadizos más propios del pop, teclados que son la innegable firma del rock alternativo y guitarras eléctricas de lo más rockeras. Una auténtica obra maestra cocinada con un montón de ingredientes distintos.
En definitiva, lo que tenemos entre manos es un disco inolvidable y muy poderoso. De lo mejor, sin duda, de los muy estériles años 90. Un álbum que marcó y aún marca época, un disco que habrá que tener en cuenta el día que alguien quiera juzgar a la humanidad.
Estaba asintiendo de forma continua hasta que he llegado al último párrafo: los estériles años 90. ¿De verdad lo piensas?
Yo no me atrevería teniendo en cuenta este disco que mencionas, Radiohead, Pearl Jam, Neutral Milk Hotel, The Flaming Lips, Wilco, Tool, Dave Matthews Band, Manic Street Preachers, Pulp, Nirvana, Soundgarden, Alice In Chains, Live, Counting Crows, Sublime…
Te has pasao 😛
Estoy con Milhaud. Dudo que nadie con un conocimiento musical decente pueda decir que los 90’s fueron estériles. La lista de imprescindibles es inmensa y aún a veces cuando escucho ciertos cd’s de esa época no dejan de impresionarme (Angel Dust de Faith no more, Aenmia de Tool, la discografia de Blind Melon, Grace de Jeff Buckley,…) vamos, que creo que tal vez estás equivocado 😉