Para quien escribe, si algún disco pudo hacer sombra en 1975 al sencillamente espectacular Born To Run, ese fue sin duda A Night At The Opera de los fabulosos Queen. ¡Cómo nos lamentamos los que somos demasiado jóvenes de no haber tenido el placer de escuchar en directo la voz de Freddie Mercury!
El álbum se abre con la siniestra “Death On Two Legs” que los británicos usaron para despedirse de su tiránico exmánager Norman Sheffield y en la que Brian May, como de costumbre, se luce cósmicamente con sus guitarras envenenadas. La sigue la cabaretesca “Lazing On A Sunday Afternoon” y, a partir de ahí el álbum nos demuestra que debemos estar listos para cualquier cosa. Desde la canción más popera como “You’re My Best Friend” escrita por el bajista John Deacon hasta algo muy cercano al country como “’39” de Brian May. Esta canción merece una explicación a parte por lo ingeniosos de su letra, que hace referencia a un grupo de astronautas que, al regresar a la Tierra tras un año de viaje descubren que en ella han pasado ya 100 años y todos sus amigos y conocidos han muerto. Destacan también el clásico instantáneo “Love Of My Life” y “I’m In Love With My Car” del batería Roger Taylor.
Y bien, es difícil decantarse por uno solo de los discos de esta excepcional banda, pero A Night At The Opera incluye la todopoderosa “Bohemian Rhapsody” y, ¿qué les voy a contar? Seguramente una de las diez mejores canciones de la música pop de la historia. Arreglada por los ángeles, interpretada por los mejores y, sobretodo, cantada por ese milagro de la naturaleza que era la voz de don Freddie Mercury.
De acuerdo a los créditos, el elepé está producido por Roy Thomas Baker, pero según cuenta la leyenda –y nosotros amamos las leyendas, ¿verdad?- el que se pasó la mayor parte del tiempo detrás de la consola fue Mercury. Y de ahí el resultado: ese brillante y prácticamente perfecto álbum que es A Night At The Opera.
Cómo nos gustaría a nosotros pasar una noche en la ópera… viendo actuar a Queen.