Imaginaos el Londres de finales de los 70. Esa efervescencia de bandas de punk que iban y venían, esos montones de chicos que no tenían ni idea de tocar pero igualmente formaban grupos para dar escape a sus principios o simplemente para emborracharse. Imaginaos la cantidad de música infumable que se hacía en ese Londres de finales de los 70 y, entonces, de repente, The Clash.
The Clash eran ya muy grandes en el 79, pero cuando Joe Strummer, Mick Jones y compañía se encerraron durante un tiempo con la intención de escribir y grabar un nuevo disco, ascendieron inmediatamente al olimpo de los dioses de la música pop. Lo que salió de aquel encierro en el que se supone que hubo una ingesta masiva de drogas y alcohol fue el que es, en opinión de muchos, el mejor disco de punk de todos los tiempos: London Calling. Para mi no es solamente el mejor disco de su género sinó uno de los mejores elepés de música pop que ha pasado por mis manos, una auténtica joya del rock and roll.
A lo largo de los 19 cortes que componen el álbum, los Clash desgranan géneros y temáticas con una frescura y una fuerza pasmosa. En London Calling, como en casi todos los trabajos de Joe Strummer, se da esa curiosa dicotomía entre variedad y coherencia. ¿Cómo es posible que un aglutinado de estilos tan dispares dé lugar a un trabajo tan bien tramado y sólido? Pregunten por Joe Strummer. La pista de título homónimo que abre el disco es una auténtica explosión punk de rabia y desesperación, una fotografía amarga de lo que pasaba por la cabeza de muchos jóvenes británicos en aquellos tiempos. Después están los temas de carácter festivo y temática algo más soft como “Rudie Can’t Fail” o “Wrong ‘Em Boyo”, de ritmos reggae y ska, el punk de batalla y protesta de “Koka Kola” o el pop exquisito de “Lost In The Supermarket” y de la magnífica “Train In Vain”, tema que entró in extremis en la edición final y que, de hecho, ni siquiera aparecía originalmente en los créditos por considerarla Strummer y Jones demasiado comercial.
London Calling es punk para todos los públicos que en ningún momento renuncia a los principios de sus autores, una auténtica lección a muchos de los grupos de la época, que vivían en un mundo de berridos, guitarras desafinadas y protesta porque-sí-y-punto. Uno escucha la bellísima “Spanish Bombs” y no tiene la sensación de encontrarse ante la obra de ningún antisistema. Y Joe Strummer lo era, pero sabía que en la vida hay muchas otras cosas; consiguió despegarse de ese estereotipo de punk monotema.
Y eso es London Calling, un álbum supremo, fenomenal, que salió del alma y el corazón de Mick Jones, Joe Strummer, Paul Simonon y Topper Headon, justo antes de que los Clash fueran demasiado famosos para seguir adelante. Un disco que, sin duda, cambió en la medida de lo posible la historia de la música. Un disco punk que cuidó notablemente la musicalidad y los detalles de producción, en contraposición a la rudeza habitual del género. Un disco que demuestra que se pueden tener sentimientos dulces y calzar botas militares. Un disco que, en definitiva, no nos podemos permitir no tener los que, como tú y como yo, estamos locos por esa cosa que llaman música.
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Totalmente de acuerdo. Yo lo descubrí cuando ya no existían The Clash, por aquello de que al punk mejor ni acercarse. Vaya, cuando escucho a los Sex Pistols ahora me parece música inofensiva y hasta suave. Vamos, que es casi para escuchar en la tumbona tomando el sol con la caipirinha en la mano. De London Calling no se puede deir nada más que es una obra maestra que muchos grupos actuales no han escuchado, y así les va. Saludos y hasta otra.