Bombay Bicycle Club – Everything Else Has Gone Wrong | Crítica

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Nada cambia si nada cambia. A Bombay Bicycle Club el éxito les pilló muy jóvenes, tanto que un día sus cabezas se olvidaron del grupo. Con veintipocos, no todo el mundo está pensando en casarse con su primera novia, claro. Por lo menos, no estos hijos pródigos del indie rock británico (del de guitarras de verdad), que en Inglaterra supieron crear escuela de la buena, tanta como en su día Bloc Party, o mejor dicho, los difuntos The Maccabees. En 2016, Jamie MacColl (guitarrista), vio en la sepultura de la banda -ahora podemos hablar de hiato- la oportunidad de estudiar y realizar un documental sobre la música protesta, mientras que Jack Steadman (cantante), encontró el momento para tantear con el jazz, creando ese proyectazo llamado Mr. Jukes con el que, de paso, inmortalizaría un poco más a Charles Bradley. Pero claro, luego pasan los años, y uno se pregunta si hizo bien en dejarlo. “Con lo bien que estábamos antes“. Y, al final, la morriña te acaba convenciendo, más en caliente que en frío, que lo mejor era volver. Eso sí, entonces ya nada vuelve a ser como antes.

Bombay Bicycle Club habían vendido todos sus instrumentos, ya solo les quedaba entregar las llaves. Pero en un arrebato de nostalgia, cambió todo; deshicieron el divorcio y volvieron a poner el estudio patas arriba para gestar su nueva criaturita indie. La llamaron “Everything Else Has Gone Wrong” (Caroline International, 2020) y, hoy en día, ya camina sola. De entrada, es fácil reconocer que el progenitor de este disco es BBC, porque si algo ha tenido siempre el cuarteto es una identidad fuertemente marcada. Aunque este les ha salido con ojos azules. Podríamos decir que Jack y cIa han apostado por una sutil digitalización del indie rock, que aunque siga teniendo guitarras, ya es más pop. Por una cuestión de naturaleza y volumen. Unas guitarras enjabonadas y un sintetizador arco iris no encaja en según qué moldes, por mucho que apliques presión y estés fuerte. Así, el cuarteto ha vuelto renovado. ¿Más inspirado? No creo que sea la palabra.

El discurso parece ser el habitual en estos casos: vivificar una idea musical con la experiencia. Evolucionarla. Y dejar que crezca sola. Así, el cuarteto sigue picoteando del plato indie, con una óptica más abierta de la que podían tener sus últimos discos, hidratándose de letras personales, que dotan de sentido un disco poco conceptual. Los 11 temas son lo justamente esencialistas para que el curro creativo que hay detrás no chirríe. Digamos que se mojan sabiendo que no caerán al agua. Mezclan elementos clásicos con innovadores, sin pasarse con el mix. Un ejemplo podrían ser esas baterías de profundidad insondable, que resuenan poderosas en el vacío ( I Can Hardly Speak’) con el goteo de diferentes registros de sintetizadores (‘Eat, Sleep, Wake (Nothing But You)’, ‘I Worry Bout You’, ‘Let You Go’).

Hay algunas, no muchas, que deslumbran solitas, sin recetas complejas, como ‘Good Day’, o ‘People People’, en la que colabora Liz Lawrence en la voces.

Resumiendo, este disco representa claramente una nueva relación de Bombay Bicycle Club con su música. Ya no tan exótica ni palpitante, pero intelectualmente más interesante. Como dijo Orson Welles, “nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Solo mediante el amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos”. En algún momento la compañía de “Everything Else Has Gone Wrong” es anecdótica, pero en otros, es intensa y honesta. Lo que nos dice que, al final, la idea de haber vuelto no habrá sido tan descabellada.

Escucha en streaming “Everything Else Has Gone Wrong” de Bombay Bicycle Club. El grupo estará este verano actuando en el SanSan Festival.

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