El segundo disco de Buck Meek (Big Thief) abre con una canción que lleva por nombre ‘Pareidolia’. Esta extraña palabra se utiliza para definir el fenómeno psíquico por el cual la mente humana se empeña en traducir un estímulo cognitivo vago (una nube, un relieve) en un símbolo definido (una figura, una cara…). Este proceso juguetón, onírico e indiferente en un buen sentido es el que define en líneas generales “Two Saviors”: una combinación algo alquímica de elementos cotidianos, soñados, vagamente familiares… Con una falta de pretensión y una indiferencia totales. En su entrevista con Line of Best Fit, Meek defiende que este trabajo es una forma de escapar de cierta rigidez y control que define las sesiones de Big Thief. Un disco sencillo, de folk rock, con el aire característico de una mañana soleada en la que aún no nos hemos alejado completamente de la carga anímica de nuestros sueños.
Mientras que, como el propio Buck Meek confiesa, su debut homónimo fue una obligación, “Two Saviors” nace de una necesidad. Es importante comprender la diferencia entre estos dos términos: el primer caso implica un compromiso con una fuerza externa, el segundo precisamente la exigencia de liberar unas fuerzas propias, como un proceso de redención o extracción de unas impresiones. Y así, con pequeños cuadros nada impresionistas (su escritura es por lo general muy realista, hasta pidiendo que le guarden medio sándwich), Meek va destilando un hermoso y sereno conjunto de temas, que, si bien están faltos de pretensiones, convergen ambiciosamente en torno a una narración no lineal pero extraordinariamente coherente.
Aquí sí se puede percibir la enternecedora calma y resiliencia que el guitarrista aporta a Big Thief. Aunque Lenker haya demostrado que es perfectamente capaz de expresarla y alcanzarla por su cuenta, “Two Saviors” muestra lo profundamente acopladas que están las influencias en Big Thief: cada nuevo disco de sus miembros en solitario o cada disco conjunto es un nuevo cuerpo celeste en un sistema que funciona con una armonía casi misteriosa. Como nos demuestran las dos versiones de ‘Two Moons’, “Two Saviors” es un disco que fue grabado dos veces y en sesiones directas: durante catorce días una vez por la mañana y otra por la tarde. De hecho, las que han llegado al disco son casi todas sesiones mañaneras, pero resulta interesante ver el modo en el que el propio contexto, la actuación y ejecución, aportan un grano distinto al conjunto, a esa música que es una criatura y que tiene su propio entorno ideal, en el que subsiste y respira con más naturalidad.
Y esa es la sensibilidad que define este trabajo: darle a cada cosa su tiempo y su ración individual de atención, desjerarquizando las normas más básicas en favor de un bien común. En tanto que ecosistema de las sensaciones de Meek, “Two Saviors” es un disco hermoso y acertado, pero en tanto que trabajo discográfico es algo solipsista e insignificante. Y es que, ¿son acaso la vida y la experiencia individual otra cosa que eso? En el álbum apenas encontramos momentos de trascendencia, tal vez la onírica ‘Dream Daughter’, una canción que clama a anhelos más abiertos, misteriosos y universales; no obstante, ¿Para qué más?
Streaming de “Two Saviors” de Buck Meek, aquí.