Críticas

[Crítica] The Men – Drift

Se dice pronto lo de conseguir publicar siete discos en diez años, pero ni mucho menos. Más aun si esos discos difieren bastantes uno del otro pero sin perder calidad compositiva ni musical, así que lo de The Men es de aplaudir. El cuarteto de Nueva York no se casa con nadie, ni siquiera con sellos discográficos, aunque hayan vuelto a Sacred Bones para editar este «Drift«, que ha sido grabado en magnetofóno con la ayuda de Travis Harrison (Guided By Voices) en los Serious Business Studios de Brooklyn. Camaleónicos como ellos solos, los liderados por Mark Perro – el mejor apellido del rock, by the way – experimentan con lo que les da la gana, y tras su «Devil Music» donde intentaban encontrarse con ellos mismos en un back to roots de los primigenios sonidos del grupo, han vuelto a liberar sus mentes y se acercan más al proceso de creación del «Tomorrow’s Hits» aventurándose a probar una buena cantidad de instrumentos como sintetizadores, cuerdas, saxofones o armónicas. También se les percibe más maduros y más tranquilos, marcando distancia con el ruido generado en esos primeros «Inmaculada», «Leave Home» y «Open Your Heart».

The Men nunca se han dormido en los laureles y parte de su experimentación parece venir de sus ídolos Swans y Sonic Youth. Desde su debut han tocado tantos géneros que ya nos perdemos al contarlos: han pasado del noise, al kraut, power pop y baladas sin que se les arrugue el entrecejo, y lo mejor de todo es que siempre quedan bien parados a pesar de la poca promoción que se les da. Pero mejor, El grupo se siente cómodo en su posición de actores secundarios en un mundo que quiere buscar héroes constantemente y erigir rápidamente a grupos con uno o dos álbumes como la voz de una generación. En términos generales, la carrera de The Men podría leerse en tanto que han tomado sus nociones de rock and roll, han integrado sus experiencias personales y van mirando con cierta parsimonia los clásicos para reinventarse con cada trabajo. The Men se sientes cómodos con lo desconocido y eso es lo que nos atrae tanto de ellos.

Con «Drift«, como indica el mismo nombre, los de Brooklyn flotan libremente a través de sonidos y temas durante media hora, resultando un disco muy digerible en el que intentan hacer un homenaje a sus influencias. El LP comienza con la agresiva e industrial ‘Maybe I’m Crazy’, una sierra eléctrica a tope de reverb y sintetizadores afilados donde entra ese bendito saxo al que tanto provecho le han sacado en trabajos anteriores como «Tomorrow’s Hits», una tormenta incómoda de las cloacas del mundo moderno. Luego calman las aguas con un tema 100% AOR como ‘When I Held You In My Arms’ aunque no termina de despegar de esa calma inicial y se queda en un intento más que en una realidad, dispersándose en los cinco minutos que dura, que tal vez la hagan un poco excesiva, queriendo imitar al mejor Nick Cave & The Bad Seeds. ‘Secret Light’ coquetea con el kraut sobretodo mantenido por el dúo Perro/Chiericozzi que se visten de Morrison/Manzarek en quizás la canción más The Doors del grupo, con un teclado que te va atemorizando y una letra de asesino meticuloso I’ll bring your secrets to light.

‘Rose on Top of the World’ homenajea a Lou Reed en toda su magnitud y se erige como uno de los temas destacados del álbum, aunque se parece a alguna canción hecha en álbumes anteriores con un folk psicodélico que enamorará a todos y todas con un riff que se desmarca en la segunda mitad del tema. ‘So High’ podría ser sacada del «New Moon» y cuenta con una lap steel, armónica y un violín nos llevan a un paisaje desierto del oeste americano mientras su letra nos acompaña en un letargo por el cosmos «I wanna fly through the sky so high / And I have never been so high as I been tonight«, consiguiendo un ambiente muy denso y difícil de atravesar. ‘Killed Someone’ saca las vísceras de los viejos punkarras al mejor estilo The Stooges o Buzzcocks, y es la única canción donde conectan con esos primarios The Men que encontraron con «Leave Home» y recientemente con «Devil Music». Punk guarro que nos pone igual a nosotros.

El último bloque del disco abre ‘Sleep’ es una brujería acústica que va hipnotizando mientras te lleva en un mantra hacia el lado oscuro y que te va agotando hasta sumergirte en su conjuro. ‘Final Prayer’ hace gala del lado instrumental que van buscando en repetidas ocasiones con este disco, otro viaje sonoro por los intestinos de cuarteto. Y, para cerrar, ‘Come To Me’, una pieza de folk que parece estar basada en un Reed chamánico mezclado por estos tipos que no parecen tener miedo a nada.

Ya no quedan casi rastros de ese punk a mala leche de los primeros discos de The Men, ese tiempo pasó, y han mutado hacia algo que no parece volver, así que si estáis esperando recuperar el antiguo sonido rugoso de la banda, mejor os olvidáis de «Drift«.  Este disco parece ser un alto en el camino, un respiro para saber qué hacer en los próximos años después de mucha turbulencia como grupo.

Aquí, The Men se muestran a pecho descubierto, un grito vívido que parece querer salir como un engendro aunque a veces sin mucha dirección. El resultado es un disco disperso que deambula entre muchos géneros y en ocasiones carece de la fuerza y robustez de anteriores trabajos, pero esa ventana al alma que abren nos muestra a unos músicos en constante búsqueda de nuevos sonidos sin traicionar su esencia. Las canciones flirtean con baladas de guitarra acústica, noise-rock e incluso música electrónica en parajes del mismo. Puede no ser su mejor disco, pero The Men nos han dado tanto en diez años que somos poco agradecidos con una de las bandas más versátiles de los últimos tiempos.

Resumen de la crítica:

Nota7
Sebas Rosas
el autorSebas Rosas
BELIEVE IN THE ANTI † † † Twitter: @sebastopol17

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