[Crítica] Toro y Moi – What For?

Sin prisa pero sin pausa. Así de simple se puede resumir la actividad de Toro y Moique en cuestión de cinco años ha cosechado méritos suficientes como para que hoy en día esté en boca de unos cuantos. El más reciente lo recordaremos con “Anything in Return” (2013), disco donde Chaz se regodeaba con ritmos psicotrópicos, flirteaba con la electrónica y exhibía una rica paleta de sonidos chillwave con la entereza con la que un pavo real luce su exuberante plumaje. Tomó un camino para deslumbrar. Se adentró a entornos más frondosos y encontró oro, pues en su reformulación dio el salto a la liga mayor. El estadounidense dejó de llamar la atención por sus gafas de nerd y se reafirmó con una propuesta que todavía sigue limando con reconocible esmero.

Si hablamos de sus hábitos, hasta sorprende más. Diseñador gráfico por vocación (con ello quiere ganarse, y se gana, el pan de cada día), su hobby de grabar discos no se le da nada mal. De hecho, su esencia de creativo se ha plasmado en cada obra escrita, incluso en su penúltima andanza con Les Sins (2014), proyecto donde no se ha cortado un pelo en seguir estirando el chicle de la electrónica surrealista. Poco que ver con el cuarto álbum que el de Carolina del Sur acaba de publicar bajo su primera ente tras seis años. “What For?” (Carpark Records), grabado en su propio estudio de Berkeley, nos pide que saquemos de nuevo la lupa del estuche.

Para desgajar este último álbum, es primordial no perder de vista “Antything in Return” (2013). Con él entendemos que si Chaz quiere pasar de la caricatura graffitera a la estética pulida y naturalista, lo hará, y además con la firmeza y finura propia de un buen dibujante. Su predecesor condensó muy bien ese abanico de influencias y ahora “What For?” lo estiliza despojándose de excesos y exotismos, sonando compacto y con todo más sutil. Que haya contado con las colaboraciones de Julian Lynch y Ruban Nielson (autor de uno de los discos recomendados de esta promoción) habla a su favor. De hecho, el paso es comparable al dado por Unkown Mortal Orchestra este año (no tan drástico). En su caso, pese a su afinidad por el funk, de que le tire el R&B y de que, al fin y al cabo, siga dibujando (aunque sea con bolígrafo de punta fina) esos inconfundibles ambientes chillwave, nada ha perdido sentido.

Escuchándolo de pe a pa ningún tema despunta por encima del resto, lo cual, en cierto modo, es un buen síntoma. ‘What You Want‘ deja claro que ha querido tirar por el pop de corte clásico al estilo Lennon, referencia presente y notable en canciones como la beatleniana Ratcliff, la cual destaco por su asombrosa llegada y por exponerse tan remotamente nostálgica y encantadora. La esencia más viva de Toro y Moi parece brotar en temas diseñados para la pista de baile (la funky ‘Spell it Out‘), aunque Chaz luego nos diga que el disco no está pensado para eso, sino para la reflexión. En realidad tiene razón. ‘The Flight‘ esboza sus intenciones: si bien es un viaje agradable pero no alucinógeno, pues nos devuelve constantemente a una realidad desconocida, ya sea de la mano de una guitarra que reclama más minutos, como de un piano que se suma a la armoniosa danza de sintetizadores. Cuando llegas a ‘Lilly‘ te das cuenta de que ese esbozo no era en vano y entonces todo adquiere color, desde su cara más orgánica y convencional (‘Empty Nesters‘, ‘Spell It Out’) hasta las que te sugieren pasarte un rato por el mundo de yupi.

El propio álbum se autocuestiona y se da la razón. ‘Yeah Right‘ le acaba convenciendo de que jamás hay que cerrarse ninguna puerta. Porque puede que salgas por la grande, aunque sea sin causar mucho estruendo, como es el caso. Aquí la ha traspasado cómodamente.

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