[Crítica] Younghusband – Dissolver

El debut de Younghusband auguraba una carrera con potencial, así lo presentía. No sólo yo, también Nicholas Vernhes (Deerhunter), el hombre que posibilitó su debut con “Dromes”, un trabajo deudor del shoegaze más sustancial entre bandas británicas coetáneas, el que hizo de plata a Yuck o catapultó a TOY en su álbum homónimo, por poner dos ejemplos cercanos. Lo de Younghusband, sin embargo, se advertía más comedido, meditado y profundo. Obvio hasta cierto punto, porque al principio Euan Hinshelwood  y compañía jugaron un poco al despiste, dejando claro que podían hacer un gran disco de rock psicodélico, introspectivo e infeccioso, ya fuera mediante melodía o repetición machacona, pero faltándoles ese punto de presencia que en “Dromes”, a ratos era fugaz o, simplemente, quedaba ocultado bajo los vólteos.

Es digno de aplauso que, en solo dos años, los londinenses hayan encontrado el equilibrio perfecto en su registro. Su segundo disco de estudio, producido por Robert Hampson, reúne y despoja los elementos que el cuarteto necesitaba/acusaba en “Dromes”. Todo el exceso y la densidad de su ópera prima quedan reducidos a pistas menos eléctricas pero igualmente sumergibles. Y ese qué es lo que más sigue destacando en ellos: el tono o alma apenada y desoladora que deambula como fantasma por el cuarto de los horrores, aquél mismo de donde salieron las primeras letras de la banda, de un antiguo centro de toxicómanos. El contexto de “Dissolver” podrá ser bastante diferente (pocas referencias he encontrado de él, más allá de que lo grabaron alejados del bullicio de la capital), pero los ecos espectrales y el aura psicodélica permanecen impolutos.

Waverly Street‘ tiene todo ese rollo que comentaba, ese aura claustrofóbico pero liberado, siniestro pero bondadoso. Sin ir más lejos, a mitad de tema hay un tramo de guitarras pulcras y primaverales que logran todo menos desentonar. Es más, sintonizan con los Real Estate. Una señal de que el pop, siempre visto desde el monóculo psicodélico, gana peso en este trabajo. Hay baladas que distinguen “Dissolver” y lo engrandecen sin querer. ‘Orange Flare‘ y ‘ Only for you‘, ambas deudoras de Lennon, amansan a cualquier fiera fuera de control. En ellas descansa una de las grandes virtudes de este disco: su vocación por la psicodelia, en cualquier estado o forma. Claramente, no  todo vale, y este álbum guarda una coherencia, y también consistencia, que facilita aceptar aquellos temas menos brillantes. Y, precisamente, creo que ahí está el triunfo: no hay pista con auténtica madera de hit. Sí una ‘Blonde Blending‘ de playlist u otra Misguided Light‘ introspectiva y autista predestinada a calar.

“Dissolver” es un disco de estilo casi perfecto. En él se han dosificado los recursos hasta sacar el máximo partido a esa desconcertante marca que es Younghusband, una banda que sigue acechando entre las sombras, pero de la que notamos su aliento detrás de la nuca.

0 Shares:
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

También te podría interesar