Que Josh Lloyd-Watson, Tom McFarland y compañía –o sea Jungle– hayan salido de XL no ha resultado una sorpresa especialmente extraordinaria. El sello británico, con fama de apostar por tendencias novedosas y sorprendentes a pesar de su elenco de estrellas, no parecía un lugar en el que los autores de “For Ever” estuvieran especialmente a gusto. Y no porque el sello limitase sus “aspiraciones artísticas” (que sí, un poco), sino principalmente porque en el nuevo “Loving in Stereo” sentimos que efectivamente, Jungle, ha nacido como un proyecto que necesita por así decirlo ser su propio sello. Y de este modo ha nacido Caiola Records, en el que lanzan su nuevo trabajo y desde el que huele que producirán a otros músicos no dentro de mucho tiempo.
Desde su debut homónimo, Jungle parecen transitar permanentemente entre un ritmo exquisito y sugerente de funk y el hilo musical de una tienda de ropa moderna con luces bajas y dependientes saludándote en inglés. Jungle transitan su propia transitoriedad, esto es, viven en la delgada línea entre volverse completamente irrelevantes, pero al mismo tiempo ser perfectamente reconocibles al instante por su concisa forma sonora. Su último disco, “Loving in Stereo”, no es una excepción y en él ocurre un curioso fenómeno: con cada canción que emerge en el tracklist, el oyente puede afirmar «qué guapo, tron», con la siguiente de nuevo «qué guapo, tron» y así sucesivamente; pero tres o cuatro temas después no recordará cuál escuchó diez minutos antes. De este modo, cuesta destacar algún corte del primer tramo, y no porque estén mal hechos, sino todo lo contrario; porque están tan pulidos que su homogeneidad se vuelve una línea recta e inapelable. De hecho, si pudiésemos destacar algo, sería ‘Romeo’, precisamente porque tiene a un colaborador, Bas, que acerca por primera vez en su recorrido a Jungle a un hip hop bien americanizado.
En nuestra entrevista con McFarland, el músico destacaba que este es un disco más hedonista y jubiloso que su predecesor (seguramente el que más de su carrera). No podemos estar más de acuerdo, pero sí con algún matiz: “Loving in Stereo” es un disco más eudemonista que hedonista. El eudemonismo es la doctrina basada en la selección o descarte de los placeres, y este disco es efectivamente, dado a los placeres, pero carece absolutamente de la excentricidad que podríamos asociar a un hedonismo exagerado. ¿Qué queremos decir con esta explicación petulante? Que, aunque el nuevo disco de Jungle sea más entusiasta y dado a la celebración que sus predecesores, sigue teniendo un sonido ascético con respecto a lo experimental, esto es: no arriesga un pelo y aguanta estoicamente con los recursos musicales que el grupo británico siempre ha utilizado.
Jungle proponen en su nuevo trabajo un formalismo puro de su estilo, que sumado a la creación de su sello y al lanzamiento de catorce videoclips para las catorce canciones, nos da una explicación bastante clara de sus intenciones: crear una marca de agua propia y explotarla (en el mejor de los sentidos). Por eso comentábamos al comienzo de la crítica que sería un paso lógico que con Caiola empezasen a producir a otros artistas. Porque “Loving in Stereo” es un disco muy profesional. sólo hay que ver cómo McFarland nos comentaba que básicamente compaginaba su paternidad con el disco como haría una persona de a pie. La nueva música de Jungle, como la demás, es notable, sofisticada, atractiva, divertida e incluso en ocasiones eufórica…. Y bastante predecible. En consecuencia, este nuevo disco se siente como un currículum o un reel para que otros artistas se acerquen a su propuesta estética en función de la afinidad que encuentren con su sonido e imagen. Un disco interesante de un grupo que parece claramente dirigirse hacia un objetivo tan preciso y delimitado como su música. Veremos a quién pueden potenciar en el futuro, dado que en ocasiones parece que su propuesta no da mucho más de sí.