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Courtney Barnett – Tell Me How You Really Feel | Crítica

Tell Me How You Really Feel

¿Qué sabemos de Courtney Barnett? Que emergió como una de las voces más interesantes del rock hace bien poco. Que es de Melbourne. Que gestiona un sello discográfico (Milk! Records) con su pareja, la no menos genial Jen Cloher, y toda una banda de amigos. Que sus dos primeros EP y álbum son muy buenos. Que sin inventar nada consigue componer canciones que dan siempre en el blanco. Que posee una habilidad especial para verbalizar su visión de lo que le rodea de forma irónica y poética a la vez. Y que, hasta ahora, acostumbraba a situarse como sujeto observador o pasivo, salvo algunas excepciones.

Sin embargo, en ‘Tell Me How You Really Feel’ -título en el que parece exhortarse a sí misma- se pone en el centro, nos cuenta eso mismo, mientras lidia con la mirada y opinión ajenas, especialmente la que cuya existencia se proyecta cual vómito para agredir a su objeto.

Probablemente debido a su origen más personal y un punto amargo en este álbum los tempos y el ambiente son distintos, pese a continuar con la mayoría de los elementos musicales que ya vertebraban el «Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit«, como el casi permanente zumbido de la guitarra ruidosa de Dan Luscombe (que repite trabajo también a la producción con Courtney y Burke Reid) o la ligereza crujiente del sonido.

Barnett profundiza en el pop y, en contraste, también lo hace en la crudeza de lo que cuenta. Las melodías son más armoniosas, aunque cierta pesantez y distanciamiento subyace a un disco que en teoría abre sus pensamientos de forma más honesta, pero que en su ejecución es por momentos inerte en comparación con la sinuosidad y dirección con las que presentaba las del ‘Sometimes I Sit…’. Quizás esto sucede en parte por el momento, el lugar más oscuro del que provienen sus sentimientos y el propio ejercicio de hacerlos públicos, entre resistencias involuntarias y elecciones artísticas deliberadas.

El disco plasma la inercia a instantes deprimida de la que procede, en parte superada, en un marcado progreso desde la carga de negatividad de su primer tema a la calidez del último, cerrando en fade out. ‘Hopefulessness’ abre y marca la tendencia desde una guitarra árida y el verso ‘You know what they say, no one is born to hate, we learn it somewhere along the way’ , al que sigue ‘Take your broken heart, turn it into art, can’t take it with you’. La estructura instrumental prevalece en más de un tema del álbum: desarrollo desde lo sencillo y/o lánguido, incluso circular, hacia una pequeña catarsis instrumental.

Como en ‘Need A Little Time’, canción compuesta con brillantez, llevada a cabo magníficamente, con la incorporación del uso del teclado que añade una pizca lisérgica al sonido de Courtney Barnett y que supone uno de los primeros puntos clave en la progresión del álbum. Antes, ‘City Looks Pretty’ se mueve circularmente en su primera parte, ofreciendo una disyuntiva entre una cantante medio indiferente bajo una corriente de ansiedad, que termina haciendo sucumbir la abrasión para acabar sumergida en un outro instrumental marca de la casa. Sigue ‘Charity’ entre riffs secos y pegadizos que propulsan un tema en el que Courtney sigue en otra onda, ausente, apenas sosteniendo su voz, jugando con este contraste.

Empieza a despertar en ‘Nameless Faceless’, un alegato anti troll, ácido y afilado en el mensaje, abiertamente feminista y con la gran Kim Deal sacando aullidos desde la distancia, para sacar la rabia y recuperar la expresividad vocal en la visceral ‘I’m Not Your Mother, I’m Not Your Bitch’, cáustica como nada que haya hecho antes. En ‘Creeping Self Doubt And A General Lack Of Confidence’ responde al título del álbum, verbalizado en forma de pregunta por Kim y Kelley Deal, con un meridianamente incierto I don’t know anything entre una especie de delicioso jangle barnizado en fuzz. Los nubarrones van esfumándose en la juguetona ‘Help Your Self’ para abrir vías comunicativas en el final progresivamente luminoso que marcan ‘Walkin On Eggshells’ y ‘Sunday Roast’, muestras fehacientes del gran talento que posee su compositora también cuando matiza y baja decibelios.

En “Tell Me How You Really Feel” Courtney Barnett modula la fórmula de su primer disco de forma casi imperceptible generando paradójicamente un álbum que es como el reverso tenebroso de aquél. Por eso mismo, de entrada puede dar la impresión de que estamos ante una versión descafeinada, lánguida e indiferente de lo que eran una pluma y guitarra directas, afiladas. Pero a medida que se van conectando las canciones, percibiendo la forma en la que se han concebido y estructurado los casi cuarenta minutos del álbum, las mejores ya no brillan solas sino en conjunto y se entiende que, sin ser un disco ni mucho menos definitivo, el talento de Courtney Barnett es un valor seguro aunque ella se empeñe en contarnos que tiene serias dudas sobre ello. Tal y como canta hablándose a sí misma: «I know all your stories, but I’ll listen to them again»

Streaming de «Tell Me How You Really Feel» de Courtney Barnett:

Resumen de la crítica:

Nota8.2
Nil Rubió
el autorNil Rubió
Periodista y sociólogo, escribe sobre música allí donde le dejan. Fuera de un concierto es alguien alienado. Un pogo sudoroso, un riff de Page o Iommi, olor a amplificador quemado, una melodía que te erice el vello, el "White Album", Strummer y Joey Ramone. Twitter: @nilruf | Web: www.nilrubio.com

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