El dúo, formato que desde hace unos años se consolidó en distintas sonoridades del rock. Después de la creciente artificiosidad de muchas producciones de la segunda mitad de los noventa y primeros del siglo que nos ocupa, un puñado de bandas llegaron con la simplicidad por bandera. Mientras The White Stripes lo reventaron todo con su ataque ultra sencillo basado en la rudimentaria (pero efectiva) batería de Meg White y el señor Jack soltando riffs perversos, mientras se desgañitaba con su aproximación inestable a todo, The Black Keys iban consolidando un blues rock delicatesen. Los primeros lo dejaron, con Jack exhibiendo creatividad y paranoia en proyectos mucho más instrumentados, los segundos van un tanto perdidos entre las excentricidades creativas de Brian Burton (Danger Mouse), y una galopante crisis de identidad entre temas disco y psicodelia no del todo conseguida. Por otro lado, obviando otros ejemplos de bandas que llevan años en esto como Two Gallants o Blood Red Shoes, parte del hype de los últimos meses recae en una de Brighton que ha generado considerable revuelo, sin publicar ningún álbum hasta hace pocos días.
Royal Blood son un dúo, pero su aproximación sonora es un poco distinta a los citados. De entrada porqué utilizan un truco interesante. Aunque no lo parezca, no hay guitarra. Mike Kerr utiliza un bajo (los bailongos Death From Above 1979 vienen a la mente), del que divide su sonido hacia dos salidas, una emulando la guitarra, la otra el bajo, todo esto en el mismo momento que aporrea las cuerdas necesarias. Eso le da grosor al sonido, pero quita la inventiva de dos que vayan por libre, pues aquí todo emerge de la misma nota. El mecanismo exacto de como su directo suena tan lleno prefiere no contarlo, pero asegura que en ningún momento utilizan nada más que ellos dos tocando. Una económica manera de sacar un sonido que se asemeja en algunos temas más al de los Queens of The Stone Age (ese outro de ‘Figure It Out’), fuente principal de su admiración musical, que al verlos en directo, motivó su hasta ahora corta trayectoria. Cabe destacar que Josh Homme en Kyuss ya hacía cosas como enchufar su guitarra a un amplificador de bajo.
Su primer disco, homónimo como no podía ser de otra manera, reúne en poco más de media hora y diez temas, virtudes interesantes a tener en cuenta. Que Jimmy Page se considere fan como mínimo debe alertarnos. A otro nivel más terrenal, los Arctic Monkeys los promocionan y Matt Bellamy se ha interesado por ellos personalmente, presentándose como admirador, después de verlos en Youtube, quizás buscando la inspiración para recobrar su instinto. Algo de los Muse de “Absolution” también hay, algún riff que seguro ha encandilado a Page y cosas de los Foo Fighters más voraces. Pero si una cosa consiguen Royal Blood es transmitir un buen dominio de los códigos más clásicos del terreno en que se mueven. Riffs de aquellos que fuerzan al movimiento cervical continuado, sabiendo cuándo machacarlos o espaciarlos, el clásico “attack & release”. Ben Thatcher rellena muy bien los huecos con la batería y comanda rítmicamente la sucesión con técnica, mientras la voz de Kerr, de la escuela de vocalistas melosos del rock, ayuda a que el conjunto sea apetecible para oídos más sensibles. Con un poco más de la mala leche o desafío de sus referencias, podría cabalgar sin problemas ante las ondas sonoras que suelta con el bajo. Por otro lado, de la pulida producción, en no pocos momentos, especialmente los menos destacados, se apreciaría un poco más de aspereza y menos contención en el sonido, para dar el toque amenazador, visceral y más distorsionado que la musicalidad expuesta merece y en el que se acercan en el tema que abre el disco, ‘Out Of The Black’.
https://www.youtube.com/watch?v=-_3mNCaJgNM
Juguetón y lleno de groove, Royal Blood se presentan con un disco notable, navegando entre la contundencia y el gancho comercial. Lejos de superlativos y de las ganas que hay de que triunfe una banda de sus características, es un buen debut, de fácil digestión y disfrute instantáneo, un festival del riff. Diez canciones que aprovechan la desnudez de su base para exponer rápidamente lo que quieren, temas de aquel blues rock endurecido tan revisitado, a veces hasta el hastío o la indulgencia más banal. El mérito es que consiguen que la suya sea una aproximación nada original, más bien derivativa, pero sí vigorizante, y esto solo se consigue con desparpajo, talento e ideas claras. Temas como ‘Out Of The Black’, ‘Come On Over’, ‘Figure It Out’ o ‘Little Monster’ dan fe de ello. Que más allá del hype, esto represente un punto de partida. Veremos.
Escucha el álbum en streaming de Royal Blood.
Recordad que Royal Blood estarán en directo tanto en el DCode 2014 como en salas (Barcelona y Madrid) en el mes de noviembre.