De un tiempo a esta parte llegan desde Vic, ciudad del corazón de Catalunya, multitud de sonidos jóvenes, aguerridos, cortantes y con un halo a regeneración escénica que alienta el alma. Una escena que los lugareños aseguran que hace tiempo que insiste y persiste; lo único que ha cambiado es que ahora se ha puesto la lupa enfocando hacia la Plana. Punk, hardcore, pop vitaminado y ritmos frenéticos surten este pequeño micro-clima. Pero no solo eso, también hay espacio para el sonido reposado y la huella del mejor folk grandilocuente de raíces norte-americanas. Esta bendición llega de la mano y la voz de Joana Serrat. La chica de mirada tímida que parece haber hecho de la comarca de Osona una Carolina del Sur a pequeña escala.
Joana lleva tiempo destilando su pop-folk con regusto a su amado Bob Dylan por los escenarios locales e internacionales. Primero firmó dos trabajos bajo las siglas J.S.T, para desembocar en un primer y brillante disco ya como Joana Serrat – ‘The relief sessions’ (Discmedi, 2012)-. Su debut en formato de doble CD fue una auténtica sorpresa y ya dejó cautivados a unos cuantos. Entre ellos los que pudimos vivir su actuación para una de nuestras primeras Binaural Sessions. Y ahora, tras haber fichado por el Segell del Primavera, llega su segundo y esperado trabajo, bajo el nombre de ‘Dear Great Canyon’.
El título de éste ya nos muestra por donde van los tiros. Rocoso paisaje, camisas a cuadros y una extraña sensación de querer calzarse unas botas de piel con espuelas incluidas. La mejor tradición del folk americano, revestida de tintes pop, con el mejor aderezo en la voz de Serrat. Personalidad y una barniz cautivador para sus canciones. Algo que ya nos deja claro con ‘Flowers On The Hillside’, corte que abre el disco y que parece un abrazo tierno y cautivador. Una serenidad convertida en medios tiempos que no hace más que abrirte el apetito. Luego encontramos verdaderas joyas de pop puro, con guitarras acústicas reinando el cotarro, en la monumental ‘Green Grass’. Ganas de revolcarse por prados bien verdes a lo Laura Ingalls. Golpetazo de aire fresco en las mejillas que se nos pone de antojo como contrapartida con otras delicias como ‘Summer On The Beach’. Pequeña parada en la costa para enfriar los biorritmos y que todo parezca algo más lánguido, reposado. Una pausa en el trayecto para enfilar la segunda parte del disco, esta vez algo más introspectiva, como si fuera la parte del Gran Cañón donde ahora no toca el sol. Una paseo más sosegado con ápices de genialidad tan dignos como la hiriente ‘Place Called Home’. Un desgarro construido con poderosas bastidas eléctricas de guitarra, cortantes como aquellos atardeceres en los que te invade el hastío.
En definitiva un trabajo que respira una madurez impropia por juventud y recorrido. Un auténtico tributo musical a la raíz norte-americana del asunto. Un acento que ha sabido enfatizar muy bien Howard Bilerman, productor del disco, y afamado por haber hecho lo mismo con discos nada menores como el ‘Funeral’ de cierta banda llamada Arcade Fire. Talento sobre talento para realzar la personalidad artística de Joana Serrat. Uno de los valores de la música de aquí, que mira hacia los sonidos de allá, pero con una naturalidad pasmosa y que le sienta muy bien. Seguro que su camino sigue creciendo y esperamos poder estar cerca, ensuciarnos de polvo las botas, y aplaudirla por hacer tan bien lo que sabe hacer.
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