La separación largamente anunciada de LCD Soundsystem en 2011, resultó traumática para muchos, y dejó a otros tantos indiferentes o simplemente saciados. No ha sido hasta varios años después de este frustrado “dejarlo en la cresta de la ola” cuando se ha hecho patente lo absolutamente huérfana que está la escena, hambrienta por un solo grupo que ofrezca dance punk en condiciones y con consistencia a lo largo de todo un álbum. Tampoco han ayudado a ello la muerte de David Bowie o la de Alan Vega, a los que también cubre de referencias -más y menos visibles- el cuarto disco de estudio de James Murphy y compañía; “American Dream”.
Primeramente, la propia presentación del LP resultaba bastante confusa. A una portada tremendamente horrorosa se unía a un doble single que conformaban un corte que parece versión de su propio tema ‘All I Want’, que ya parecía una versión de ‘Heroes’ de Bowie, y una balada de letra tremenda pero bastante descafeinada e insulsa técnicamente. Pero nada más lejos de la realidad: Murphy desmentía rápidamente que ese fuera el sonido del disco (aunque las canciones fueron aclamadas), asegurando que era su producción más oscura hasta la fecha. La pesadísima, reiterativa y también un poco nihilista ‘Tonite’ señalaba mejor el camino. Su escondida referencia a los Smiths, su clímax que nunca alcanza consecución… En ella se adivina más lo que ha hecho la banda de New York estos años: producir “Reflektor”, escuchar a Suicide y -como luego veremos- a Brian Eno (y al Bowie y Byrne producidos por él, como siempre).
El verdadero punto débil de “American Dream” es su mismo punto fuerte; James Murphy ha perdido a David Bowie, se ha dejado de tonterías, ha reunido a su banda, y se ha puesto a hacer la música que le gusta. Esto es bueno porque la inspiración y la fluctuación de energía en el LP son tremendas, pero es negativo porque condensa las mismas ideas que “Sound Of Silver” o “This Is Happening”. En primer lugar, llega ‘Oh Baby’, una balada new wave muy LCD Soundsystem (tributo a Suicide y su ‘Dream Baby Dream’), con un teclado pesado al principio, que mediante la repetición (y conforme se avanza en escuchas) se transforma en un hermoso opener. La voz de Murphy suena afligida, casi arrepentida, de disculpa, el despertar después de siete años de silencio discográfico. Seguidamente aparece ‘Other Voices’, la canción prácticamente más bailable del álbum, apegada a otros cortes socarrones de los norteamericanos, como ‘Pow Pow’ o ‘You Wanted a Hit’. Gracias a su abanico interminable y tremendamente exótico de recursos rítmicos, el tema avanza con una soltura pasmosa hasta la entrada de Nancy Whang, que dará paso a una referencia literal a una conversación entre David Bowie y James Murphy: “You should be uncomfortable” (que le diría el primero al segundo hablando de reunir al grupo).
El disco, producido de nuevo de forma soberbia, presenta una rudeza sonora superior a la de sus predecesores. Influencias del post punk confluyen de forma más clara en las secciones rítmicas de temas como ‘I Used To’ o ‘How Do You Sleep’. El caso del segundo es especialmente destacable, siendo precedido por una pieza perdida de “Speaking In Tongues” (‘Change Your Mind’), se convierte rápidamente en una de las canciones más predecibles y redondas que han firmado LCD Soundsystem. Su cocción lenta y su sonido abrasivo generan una ansiedad enorme, reflejada en los reverberados alaridos de Murphy, que se van encontrando con momentos climáticos por el camino. Tanto el estallido de los sintetizadores como el de la batería resultan tremendos y liberadores, en este tema paradísimo de 9 minutos al que no le sobra ni uno. Tras el tono oscuro y brutal de ésta, la entrada de ‘Tonite’ resulta un tanto guasona (que en el fondo lo es) y su desinhibición devuelve un ritmo más movido al álbum. Así se suceden los tres singles, dejando dos cortes para el cierre, como una despedida llena de incertidumbre.
‘Emotional Haircut’ abre prácticamente como un tema de Joy Division, y después se transforma en una cara b de ‘Watch the Tapes’ pasada por el ojo de U2. Varias de las líneas escritas aquí resultan demoledoras, chocando frontalmente con un tema tan vertical y eufórico, lo que las hace aún mejores. En este caso el último punto sospechoso es que los gritos desatados de Murphy al final, son los mismos que diera en la cover de ‘Jump Into the Fire’ de Harry Nilsson. ‘Black Screen’, es el otro momento delicado del álbum, aunque pueda parecer excesiva en duración, su misma estructura invita a alargarse y a crear tal sensación de uniformidad errática. Otra despedida muy bien concebida por LCD Soundsystem, cosa que han hecho correctamente en todos sus LPs.
Después de darle unas cuantas vueltas al cuarto disco de la mejor banda de dance punk que nos ha ofreció la primera década de los 2000, parece clara la sensación de que era necesaria su reaparición (lo dice alguien en inicial desacuerdo con su reunión). James Murphy ha tenido a bien producir locuras carnavalescas para Arcade Fire, bacanales clasicistas para Hercules & Love Affair, tiradas de alaridos y frenesí para The Rapture, o sofisticación y accesibilidad para Hot Chip, y parece merecer ser el abanderado de la música de baile con guitarras de nuestro siglo. “American Dream” es una oferta más de todo esto, desde un tono más serio y desangelado, pero no por ello menos efectivo ni inteligente, y tiene todas las papeletas para ser uno de los discos más importantes del año.