Nadine Shah es una sirena metálica que acaba de firmar un disco debut descolocante y arrebatador. Pertenece a esa raza especial, espacial incluso, de mujeres de voz afilada y letras ajenas, destruídas y brillantes, que crean personajes de identidades poliédricas en cada canción, que parecen cantar siempre desde rincones asfixiantes y sumergidos en agua.
“Love Your Dum and Mad” es sorpresivo, y produce en los oídos un desgarro limpio, calmado, íntimo, muy similar al del precioso “Rid of Me” de PJ Harvey, a pesar de no ser exactamente un disco fácil de escuchar.
La retumbante melodía de ‘Aching Bones’, que funciona como una intro, se abre en ‘To be a Young Man’, corte en la que la voz de Shah, con poderosos y a la vez casi agonizantes gemidos en el estribillo, no suaviza la cortante línea de la canción, sino que, con todas sus medidas fuerzas, la acentúa.
La tensión que genera la británica en apenas dos piezas no parece acabar nunca; el horro vacui sonoro que transmite la atmósférica ‘Runaway’, con su línea oscura y espiralina de guitarra y la voz de Nadine serpenteando encima como un canto de sirena, sigue la línea general de todo el disco: una producción minimalista y una gran claridad y fluidez sonora. Lo único reprochable es también uno de sus grandes atractivos: es un disco que no toma atajos fáciles, sino que engarza todos los temas de una forma precisa pero también predecible .
Sorprendentemente maduro para ser un album debut, los ritmos de vuelven mas oscuros y la estructura voal se desencaja en ‘The Devil’, que puede recordar ligeramente a una versión lisérgica de los primeros trabajos de Patti Smith. Las referencias casi orientales a las que se inclinan los instrumentos chocan maravillosamente bien con la insistencia metálica de la voz de Nadine, entrecortada y, a principio, poco accesible, pero que,a medida que el tema avanza, se convierte en su eje central. Después, el disco transcurre como una espiral ligeramente más reposada, en la que se concatenan ‘Floating’, la engañosamente luminosa ‘All I Want’ y ‘Used It All’, en la que la voz de Nadine Shah se lanza a un recitado melancólico y profundo que rebervera con algo muy cercano a la rabia. Los tintineos gélidos y las letras extrañamente venenosas son la recurrente del disco; la clase de mezcla perturbadora que resulta lo suficientemente atrayente como para ser también algo molesta en su recurrencia.
Cuando “Love Your Dum and Mad” parecía a punto de perder interés, el corte más denso y clásico de ‘Used It All’, y el muro de sonido que en ella crean los coros sirve como previo para la radiante en su desestructuración y oscuridad de ‘Dreary Town’, que añade un punto de suavidad, de goteo vocal, que la convierte en una pequeña sorpresa; bordeando una melancolía casi dulce, marcando un punto de inflexión para el piano tensísimo y al mismo tiempo relajante de ‘Remember’. Sonando personalísimo y avanzando en una dirección que no sé decir si es correcta pero que tiene una enorme belleza en su fijaciób obsesiva, “Love Your Dum and Mad” es uno de esos discos con un enorme poso de profundidad, de exploración, de necesitar escucharlo más de dos veces. ‘Filthy Game’ vuelve a traernos un inquietante piano, espirales y espirales de sonidos afilados y oscuridad, y la voz de Nadine más rota y al mismo tiempo completa que nunca, y el broche maravilloso de ‘Winter Reigns’ cierra de manera suave, lenta, luminosa, la tensión y la ausencia de superficialidad de este disco extraño, difícil y delicioso.
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