Mientras crece la expectación por abrazar el tercer disco de The xx, Jamie Smith, mente privilegiada del grupo, se ha embarcado (definitivamente) a lanzar su proyecto personal. Un tipo que se nutrió de figuras como Kieran Hebden (Four Tet) en sus inicios como DJ y productor, que necesitaba estar en contacto permanente con la música (hasta el punto de vivir cerca de sus clubes nocturnos favoritos) y que su buen hacer le ha llevado a trabajar con ilustres de la poesía cantada como Gil Scott-Heron, merecía su momento de gloria. Su turno para reivindicar todo ese talento que, de una forma u otra, quedó silenciado (en un segundo plano, si cabe) por las voces más reconocidas del éxito. Los precedentes hablaban a su favor. Y por fin lo tenemos: Jamie xx se lanza en solitario con “In Colour” (Young Turks, 2015), esta vez alejado de los rigores de los xx (veremos que en realidad no tanto), enmarcando un debut completo y colmado de buenos propósitos.
Lo cierto es que cuesta aceptar este proyecto como algo absolutamente independiente a The xx (principalmente porque cuenta con tres colaboraciones de Oliver y Romy). De hecho, una de las razones que me ha impulsado a estudiar este disco ha sido la cuestión planteada de si la mano de sus compañeros era realmente necesaria en “In Colour”. Tras profundizar en ello, creo que sin ellos Jamie hubiese brillado con la misma luz propia. El británico ha demostrado ser capaz de crear un disco que aguanta el pulso a ‘Gosh’ (para mi el mejor tema del disco) sin sacrificar clase ni estilo, amoldándose a cada ritmo y expresión sin decaer; hasta el final. Que en su versatilidad, “In Colour” fluye como pez en el agua, dejando que la electrónica siga sus propios cauces y nos arrastre sin apenas esfuerzo. Entonces, ¿son insustanciales sus aportes? Obviamente, no. A mi juicio, creo que hasta son vitales en él. Es imposible no establecer conexiones con The xx y evaporarte en su esfera nocturna para cerrar los ojos e imaginar que ‘Stranger In A Room’ podría ser un exquisito descarte de Coexist. Y es que aun así y desde ese prisma minimalista, casi de ensueño, el británico es capaz de adaptarse a cada propuesta con una facilidad camaleónica.
Los sintetizadores irisados de ‘Obvs’, que se adueñan de un medio tiempo transitorio en el disco, preparan el terreno y nos acompañan lentamente al trance, tomándose el tiempo debido para que comulguemos con cada faceta de la noche, muchas todavía por llegar. La post-dubstep, ‘Hold Tight’, y sus bajos abrumadores, imponentes. Momento crítico de la noche o cumbre del álbum, según como se mire. La languidez y elegancia encarnada en la voz de Romy en ‘Loud Places’, 90% xx, para calmar el delirio. Incluso la rara avis de este álbum juega un papel destacado.
Jamie, zambulléndose en el R&B de la mano de Popcaan y Young Thug en ‘I There’s Gonna Be (Good Times)’, oxigena nuestros pulmones como una bocanada de aire fresco. Arroja luz, color y vida aun preso de la melancolía. Qué queréis, es tremenda. La base es de vicio y el estribillo, desde luego, carne de radiofórmula.
Volviendo al asunto: sin las intervenciones de Romy y Oliver, este álbum perdería parte de su cromatismo, probablemente ganando con ello algo más de consistencia. Que todo sea dicho, ya la lleva de serie. Cada tema encuentra su lugar en la paleta de colores que se expone como punto de partida. Desde el amarillo radiante del hit con Popcaan, al azul marino con tendencia a amoratarse tras cada latido de ‘Sleep Sound’, hasta el blanco puro, impoluto, donde encasillaría algunos de los bien intencionados aportes de sus compañeros de banda aun al margen de todo esto. No hay efectos, ni espejismos, ni juegos de contrastes que nos lleven a equívocos. El engamado de percepciones e inquietudes que se plasman en él es natural, atractivo e inusitadamente coherente. De ahí a que lo escuches de una tirada y acabes con una sensación de júbilo, deseando que la noche no llegue a su fin. Es la experiencia de “In Colour”, obra marca Jamie Smith; esta vez, sabido por todos.
