Con Tame Impala jugando en la liga de los grandes y siendo cabezas de cartel de festivales internacionales, en Australia el contendiente a batir en lo que a rock se refiere hoy por hoy es Royal Headache, que con solo dos discos han demostrado que pueden ocupar el nicho que abrían en su momento los de Kevin Parker con el maravilloso Innerspeaker. Por eso han llamado nuestra atención una pandilla de pirados que llegan desde Melbourne obsesionados con Pink Floyd y van desgranando todo tipo de sonidos desde la psicodelia, surf rock de los sesenta y garage pasando por el kraut, el folk, jazz y hasta el heavy metal.
Hace unas semanas pudimos catar como si de buen caviar se tratara Nonagon Infinity, el octavo disco en tan solo cuatro años de los comandados por Stu Mackenzie. Hicieron ruido real con su aclamado y garagejo I’m In Your Mind Fuzz para después llevarnos de paseo entre ácidos con Quarters! (2015), nos suavizaron el alma con el popero Paper Mâché Dream Balloon (2015) y con este nuevo LP parecen haber dado con el punto justo de cocción: Nonagon Infinity nos trae nueve canciones preparadas al dente.
El grupo ha combinado lo mejor de todos los mundos. Inspirado en el heavy metal de los setenta como Motörhead y Black Sabbath, condimentado con el progresivo de King Crimson, el kraut de Neu!, la psicodelia de sus admirados Floyd y el garage moderno de Thee Oh Sees o Ty Segall. Todo en un mismo cóctel a lo James Bond, shaken, not stirred, para dar con un álbum sencillamente fascinante. Porque Nonagon Infinity es el disco más heavy de KG&LW hasta la fecha y sus fans encontrarán su dosis de droga necesaria para resistir a esta montaña rusa esquizofrénica.
Me mojo en decir que nos encontramos ante la obra cumbre de un grupo que quizá en un principio no es fácil de digerir, pero que ha construido este disco combinando a la perfección tema tras tema. Las composiciones de este trabajo valen la pena y más. ‘Robot Stop‘ y ‘Mr. Beat‘ parecen experimentos de música y sexo al aire libre, te empujan hacia un universo profundo con elementos de los sesenta sencillamente alucinantes. Las guitarras como bisturíes en ‘Gamma Knife‘ erigen una oda al headbanging que te deja sin aliento y te saca el corazón por la boca. ‘People-Vultures‘, primer single del disco, posee un groove tan lleno de capas tectónicas que de vez en cuando te dejan ver la lava que habita en el fondo. Por su parte ‘Evil Death Roll‘ y ‘Invisible Face‘ cuentan con la alegoría espacial de un viaje de ayahuasca al centro del desierto australiano. Cierra la obra la rocanrolesca ‘Road Train‘, con una base de percusión magistral, de galera y bastón a tope de potencial y un bucle infinito tan poderoso como adictivo.
Nos encontramos pues ante uno de los grupos más prolíficos de Oceanía y de la música contemporánea australiana. Su música tiene un sonido maravillosamente espeluznante. Nonagon Infinity está al borde de lo extraterrestre, amenazándonos a los mortales con su descarga eléctrica, metiéndose en nuestros sentidos y tomando el control completo de nuestra mente para flotar durante 41 minutos. Este octavo registro es un paso de gigante para la banda, destinado a ser uno de los lanzamientos más memorables del año. Es empezarlo a escuchar y tener la certeza de que podríamos pasar la vida habitando en él.