¿Y si os contamos que Ought nació gracias a los altos precios de la educación universitaria americana? Pues sí, parece una historia hollywoodense pero Tim Darcy, Matt May, Ben Stidworthy y Tim Keen, (aunque éste último es de Australia) compartían piso en Montreal buscando formarse sin tener que dejarse un órgano vital en alguna universidad de su país. Allí, comenzaron a rondar la comunidad artística de la ciudad y escena prolífica indie de los últimos años, tocando en clubes y grabando demos en su estudio/piso para dar paso a su debut homónimo y flamante fichaje con el sello Constellation Records.
Arropados por un ambiente tan variopinto como el de Montreal, se forjó la esencia y el espíritu de la banda. Activismo político y esencia DIY dieron forma a este cuarteto que se ha erigido en menos de dos años en uno de los pilares más fuertes de la nueva escena indie. Influenciados fuertemente por Pavement pero también por clásicos como Television, Talking Heads o Wire, Ought nos impresionaron en 2014 con un disco delicado y correctísimo marcado por la voz de su cantante, potentes canciones melódicas y melancólicas hablando de la sinceridad de sus emociones. Poco después, editaron un EP “Once More With Feeling…” que seguía la estela de lo grabado en su debut lo que presagiaba el destino de un grupo hiperactivo e inquieto.
A pesar de esa verborragia de creatividad musical, la salida de su segundo LP “Sun Coming Down” diecisiete meses después de su disco homónimo, estos chicos vuelven con su post-punk nervioso, turbulento, hostil pero por supuesto vibrante. Grabado durante el invierno en Montreal y con una fuerte influencia del lo-fi y el indie de principios de los noventa. La estructura del disco es la misma que el anterior, ocho canciones solidas como columnas romanas que comienzan con la poderosa ‘Men for Miles‘, hitazo por donde los haya, que nos invita a movernos y bailar inexorablemente. El sprint inicial es un chute de adrenalina que va creciendo a cada paso, hasta llegar al climax de guitarra mientras que esa voz hipnótica a lo Tom Verlaine en modo seductor nos hace el amor durante seis minutazos épicos. Esa exaltación inicial baja un poco en revoluciones con ‘Passionate Turn‘, una canción a base de versos y descrita por una aletargada marcha militar que habla del amor de manera tímida y cabizbaja. El tercer tema se llama ‘The Combo‘ y en ella aflora la vena punk del grupo, con caos y anarquía, realizando otro guiño al indie noventero, aquí de la mano de Sonic Youth mientras Darcy balbucea “I’m looking for something to cover my scars/it’s a little bit strange“. Cambios de ritmo violentos con toda la rabia hasta llevarnos al clímax.
‘Sun Coming Down‘ también hace referencia a Thurston Moore y compañía, aunque esta vez en su clave más experimental sin una línea de canción clásica, dando tumbos y rebotando con el noise como abanderado y su cantante divagando. Ruido precioso. ‘Beautiful Blue Sky‘ el single del disco y poderoso tema anclado en la mitad del LP que comienza con un bajo punzante con riffs asomando como rayos de sol en pleno otoño. Un tema delicioso durante casi ocho minutos con una letra maravillosa y básica que cuenta con un potente ‘yes!’ en pleno coro, como si nos hiciera falta comprobar que estamos en frente de un temazo de aquellos. Ought critican la sociedad actual y el consumismo en un toma y daca mejor que una final entre Nadal y Federer. “I’m no longer afraid to die. Cause that is all that I have left Yes! Yes!“. Enorme es la palabra que mejor describe esta canción. ‘Celebration‘ acelera y desacelera con la misma intensidad, dejando constancia con una voz esquizofrénica enredada en un enjambre sonoro impulsado por el teclado.
La última parte del disco comienza con ‘On the Line” que arranca como un poema para posteriormente convertirse abruptamente en un tema punk garage. ‘Never Better‘ baja el telón entre latidos inquietantes que nos hace tener esperanza a pesar de todo lo malo.
En conclusión, “Sun Coming Down” se ha erigido como uno de los discos del año, más allá de las comparaciones. Un álbum que toca muchos registros, pero conciso y contundente dotado de una originalidad que se agradece en estos tiempos. Es un paso adelante a lo mostrado en su disco homónimo, una versión más rasgada, donde la esquizofrenia y la paranoia son los invitados de honor. Cada tema es un dardo venenoso que en conjunto hacen del disco un brutal asalto sonoro que habla de la soledad y la desesperación basada en el consumismo.
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Uno de los grupos que mejor ha sabido recuperar el espíritu de la new wave y el post punk de finales de los 80. Insisto, grupazo.