Si nos dicen «Ulises» se nos viene a la cabeza la mitología griega que envolvía a la Odisea de Homero que luego James Joyce adaptó a su nóvela de los años veinte. De éste último toma su nombre el segundo disco de los Viva Belgrado, que apunta a ser el lanzamiento más solido del año -al menos en materia nacional- y digno de competir en cualquier otra liga sin bajar la cabeza.
Tal y como el cuarteto cordobés recita en la canción 6 del disco, «¿Desde cuándo la felicidad se convirtió en un proyecto a largo plazo?» podría ser un buen resumen de lo que Cándido, Álvaro, Ángel y Pedro quieren plasmar en su LP. Y es que en este trabajo se vacían y sacan todo lo que tienen dentro sin pensar en lo que viene. Ya lo hicieron con su glorioso debut «Flores, Carne» (2014) y aquí repiten fórmula con el sello Aloud Music Ltd, amigos de la casa y gente de bien que siguen apostando por hacer cosas de calidad.
«Ulises» podría ser catalogado como un disco menos gutural y más lírico, no solo apoyan su excelente composición musical con el screamo de Cándido sino que se atreven a a experimentar con otra paleta de colores más amplia, a tocar otros puntos y realizar más cambios en ese post rock combinado con post hardcore que nos encandiló en su momento. En este segundo LP podemos apreciar que el grupo sabe bien lo que quiere con esos sube y baja que comanda muy bien, otra vez, los delicados oídos y mano de cirujano de Santi García. Si bien respetan sus propias bases se nota una evolución más melódica y le sacan más provecho a las voces con letras estupendamente construidas. Los Viva Belgrado son los poetas del post hardcore o algo así porque los versos que emanan de sus entrañas son miel para cualquiera con un poco de buen gusto.
El álbum abre con la potente ‘Calathea‘ y un abc de cómo desbocar un caballo salvaje con la apertura «Una vez abro los ojos me veo allí / A la deriva entre la gente» con unas guitarras tan elegantes como finas y un spoken word de lujo. Te rasga la piel y crea un impacto visceral para subir nuevamente y alcanzar el orgasmo final enlazado con la segunda pieza ‘Pleiades/Pasaportes‘ que entra como puñetazo en la napia, la rabia y el descontrol hermosamente ejecutado a lo Refused; que los demonios exorcizados bendigan con sangre este comienzo y esa energía de los Viva. La tercera canción se llama ‘Por la mañana, temprano‘ y es una de las canciones más suaves y bonitas del disco, con rapeo y toques de los mejores Facto Delafé y Las Flores Azules. Homenaje al pop español y a esa incómoda pero necesaria autocrítica existencial que todos llevamos por dentro. Sirve de preámbulo para ‘Aeropuertos‘ la única instrumental y el tema más corto del disco. Beber agua, respirar para encarar el segundo tramo del disco.
‘Erida‘ parece ser sacado de los At The Drive-In más rabiosos, machete en mano al mejor estilo Danny Trejo. No dejan títere con cabeza: teniendo en mente al chico que enfrentó al huracán Matthew escuchando el Raining Blood de Slayer se nos viene a la cabeza hacer lo mismo pero con este tema de fondo. ‘Erida’ a toda castaña y huracán a pastar. El pase a ‘Annapurnas‘ es casi tan bueno como el relevo del equipo jamaicano de 4×100, de las canciones destacadas de Ulises. La composición lírica de este tema es oro puro, poesía que alcanza el nirvana cuando su frontman recita «pero esta vez será para siempre«. James Joyce de pie y aplaudiendo a estos chavales, chapeau. ‘Transatlántica‘ demuestra que esta parte es la más fuerte del disco, un roble macizo y frondoso que ocupa todo el panorama con una batería que marca el ritmo al mejor estilo médico forense cortando un pecho abierto para sacarle el corazón e hincarle los dientes. Cambios de ritmo y un bajo conciliador como su letra «esta noche prefiero dejarme vencer«. Hitazo. Este segundo tercio del trabajo acaba con ‘Fresas Salvajes‘, y el torbellino del mismo te come la cabeza en menos de un minuto con las cuatro cuerdas a propulsión. Imposible ganarle en intensidad y violencia.
El último tramo comienza relajado con ‘Apaga la Llum‘ otro guiño más cálido como el probado en ‘Por la mañana, temprano’ pero más carne de single que la tercera de Ulises. Más melodía y otra vez letras cosidas al mejor estilo sastre de alto standard. Mucho más reposado y que hará que llegue a un tipo de público más amplio. Agradecimientos y desagradecimientos por igual a muchas ciudades que han marcado sus vidas, guiño a Córdoba of cors. ‘Cassiopeia/Contraluces‘ van tirando más a la experimentación y se van por la épica del post rock, pasión pura parecida a unos Explosions In The Sky para cerrar el correctísimo disco con ‘Ravenala‘ y parece ser que las heridas se van cerrando con una letra y un tándem batería bajo de relojería suiza, levantando polvareda y dejándote con ganas de más como prueban con ese alejamiento vocal para luego rematarte con una estampida tan dulce como poderosa.
Viva Belgrado demuestran que quieren mantener su línea basada en el post rock de «Flores, Carne» pero conservando esos guiños vocales que vimos en ‘Báltica’ y acoplándose más al post-hardcore y al spoken word y la cosa les sale bien, muy bien. Estos chavales no parecen tener techo y están destinados a ser muy grandes, nos han entregado un disco más maduro, poesía con ambiente post apocáliptico que nos gusta, y mucho. De Belgrado se tomaron toda la grandeza que dejó el comunismo y sus imponentes edificios marxistas, para Viva su música y letras, pequeñas obras de arte que entregan un grandísimo disco a nivel nacional. ¿Alguien me lo discute? Celebremos con ellos, pues. Copazo en mano y brindis por estar vivos: «A las buenas vistas / A los reencuentros / Y a la vida, que es movimiento»