Los personajes de Los Hombres Huecos (‘The Hollow Men’) de T. S. Elliot podrían protagonizar la narrativa no sólo de “I Am Easy To Find“, el nuevo disco de The National, sino de la mayoría de trabajos del grupo de Ohio. En el poema, los hombres huecos son tan conscientes de sus carencias espirituales que más allá de trabajarlas y tratar de erradicarlas, terminan abrazándolas con estoicismo y humildad. Estos personajes piensan pero no actúan; sienten pero difícilmente comunican.
I Am Easy To Find se construyó a partir del cortometraje del mismo nombre dirigido por Mike Mills, y no al revés. Mills se ofreció para dirigir un videoclip para The National y la banda le envió las multipistas para que el realizador hiciese lo que creyera conveniente con ellas. El resultado es una maravillosa cinta existencialista de 24 minutos de duración que narra la vida de una protagonista, encarnada por Alicia Vikander. Aunque arranca con su nacimiento y recoge su infancia, adolescencia, vida adulta, vejez y muerte, su aspecto físico nunca cambia, aunque sí las situaciones y los contextos por los que pasa. Cada recurso estilístico del vídeo contribuye a describir la vida como un pasaje lineal, como un orden lógico de meros trámites que siguen uno a otro hasta que el itinerario vuelve al principio. Si The National eran expertos en el uso de la carga emocional en voz baja, con “I Am Easy To Find” han obtenido el título de virtuosos.

Los conflictos expuestos en la película y en el disco no son nuevos para Matt Berninger, cantante y co-letrista de The National. Las canciones de “I Am Easy To Find” no exploran temáticas originales ni proponen demasiadas novedades plásticas para repasarlas de nuevo. Berninger, en el clásico papel de ego artístico, escribe al mundo lo que, al parecer, no ha sabido exteriorizar de forma íntima y personal. Puede que no sean conflictos nuevos, pero sí nos los explican nuevas voces gracias a Sharon Van Etten, Gail Ann Dorsey o Lisa Hannigan que, entre otras, aportan vocales a la mayoría de canciones de “I Am Easy To Find“. Más allá de valoraciones estilísticas, resulta muy fresco escuchar los problemas del repertorio The National articulados con esta nueva dimensión.
Si este álbum es un disco conceptual, se dice y no pasa nada. El diseño de su sonido está muy bien cohesionado, siguiendo el estilo de producción del anterior trabajo del grupo, Sleep Well Beast. No en vano, algunas de las nuevas canciones como ‘So Far So Fast’, ‘The Pull Of You’ o ‘Light Years’ provienen de las sesiones para “Sleep Well Beast“. Sin embargo hay tres elementos que otorgan a este nuevo disco una mayor apertura y evolución: la abundancia de voces femeninas, un mayor dinamismo entre canciones y texturas musicales de mayor delicadeza, enriquecidos estos dos últimos por las influencias electrónicas, programáticas, minimalistas y avant-garde del álbum.
La banda presenta un octavo disco fresco, arriesgado en cierta manera pero maduro, sincero, vulnerable y con muchas luces y poquitas sombras. De los tres skits o interludios que hay en “I Am Easy To Find“, solamente ‘Her Father In The Pool’ contribuye un contraste positivo al ritmo del álbum, mientras que ‘Dust Swirls In Strange Light’ traba el recorrido de su segunda mitad y ‘Underwater’ resulta más bien redundante a esas alturas. Pero seguramente la sombra más pronunciada del disco es el abuso del “redoble National”: esos fills de caja sorda y arenosa marca de la casa, a veces sincopados, otras en forma de ametralladora. Es de sabios conocer los signos de identidad propios y explotarlos, pero en este nuevo álbum el redoble National está más que nunca por todas partes.
Más allá de esta observación, “I Am Easy To Find” es un estupendo viaje emocional de 16 canciones bajo un mismo clima, pero con diferentes paradas. El clima es la aceptación del conflicto, la realización de que mueve. Los matices son los que todos conocemos porque todos los vivimos. La melancolía sigue muy presente en las partituras de los de Ohio en canciones como la delicada ‘I Am Easy To Find’, en la que Berninger se une a Kate Stables para dibujar el conformismo con acertadísimos fraseos, o en la suavísima ‘Not In Kansas’, una suerte de monólogo interior sobre el eterno this too shall pass, la realización de que los males existen pero también pasan. En ella Matt Berninger canaliza su mejor híbrido de Leonard Cohen y Nick Cave tanto a nivel vocal como por el mininimalismo y la instrumentación, más melódica que armónica. Más concreta que la melancolía es la añoranza, el sentimiento que abre el disco y que Berninger sitúa bajo una tenue luz en ‘Quiet Light’.
Otro clásico del repertorio Berningeriano son las dificultades en las relaciones en pareja. En “I Am Easy To Find” cobran vida de nuevo en ‘Hairpin Turns’ y ‘Hey Rosey’ que, mientras que suenan introspectivas, exponen el tema con más realismo y madurez que no drama y divagaciones con olor a whisky. Si estas dos canciones resaltan las dificultades, ‘Oblivions’ (con su ya icónica intro de piano y guitarra) y ‘The Pull Of You’ exponen su contrapunto: lo humano de tener dudas y la belleza de confiar en resolverlas. En esa línea pero con un carácter turboalimentado encontramos ‘Where Is Her Head’, que desde ya es uno de los cánticos a la ansiedad más atronadores de la historia gracias a la combinación de percusión desbocada y a la concreción personal, casi enfermiza, de las preguntas que formula su letra.
Donde la calma sucede a la tormenta es donde el círculo se completa. Cierra el disco la extraordinaria ‘Light Years’, una pieza de tres minutos y medio que gira entorno a un lick de piano extremadamente agridulce y distante.
Colosal en su pequeñez, ‘Light Years’ expone el tema de la desconexión, la increíble distancia que puede igualmente haber entre dos personas que se aman. La respiración del tema, lo expresivo de su instrumentación esquelética y la hipérbole de los años luz convierten a esta pequeña canción en un resumen perfecto del clima y los matices del álbum. El éxito del disco no sólo es estético, sino que también reside en su capacidad de transmitir ideas y situaciones pequeñas con una grandilocuencia que las convierte en panorámicas.
Si, como decíamos al principio, Los Hombres Huecos podrían protagonizar las historias que The National nos cuentan en “I Am Easy To Find“, ‘Light Years’, por su minimalismo e intimidad, es el homenaje perfecto al último verso del poema de T. S. Elliot:
“Así es como acaba el mundo. No con una explosión, sino con un gemido”.