Creces, y con la postura ya erguida, crees haber empezado a tocar techo en materia musical. Es ahí cuando uno, ya sea grupo, artista o lo que sea, cuenta con dos salidas que parten de su A-7 profesional: o contentarse con ciertos refritos de lo hecho, o “rise or die trying”, que diría la peña de Four Year Strong. Turnstile, como Deafheaven, son de este último gremio: habiendo redondeado al máximo su hardcore en 2018 con “Time & Space”, el grupo estadounidense requería de nuevas fórmulas para intentar avanzar, a pies juntillas, en su estela como claro grupo de referencia internacional. No era cuestión de continuar publicando temazos, que también, sino de inyectar nueva sabia a un compendio que, pese a su obvio tono infeccioso, empezaba a parecer algo estancado en el ABC de lo que es el hardcore post 80s.
De ahí surge, a modo de after sun, un “Glow On” extravagante, un tanto bipolar e hidratante hasta decir basta. Este aloe vera para el post quemazón es mágico por razones varias: la primera, quizás la más evidente, es la apertura de estilos que se nos muestra en el trabajo. Turnstile parten de su ya clásico hardcore para meter cucharada directa, con potente pedaleo de por medio, a un soleado dream pop y un primaveral shoegaze propio de grupos como DIIV, Beach House o Beach Fossils. Eso sí: este tipo de etéreas incursiones suelen venir diferenciadas y en bloque, respecto a las protagonizadas por tonos más combativos. ¿Ejemplos? ‘Underwater Boi’ cae, de forma íntegra, en ese saco de melodías aturquesadas y caribeños reverbs que uno tanto ha mamado si ha escuchado lo último del grupo de Zachary Cole Smith, o, en su defecto, de los Real Estate más cercanos a Belice. Dato curioso: medios como Paste Magazine han señalado que Julien Baker colabora en términos vocales en esa canción.
En esa misma senda, ‘Alien Love Call’ se deja seducir por la brisa marina con Dev Hynes como sensual patrón de yate. Algo así también sucede en un interludio como ‘No Surprise’. Además, en ‘New Heart Design’ Turnstile casi emulan a The Cure gracias a los erizados punteos new waveros que dan pie al arranque de la canción. Pero la cosa no solo queda arraigada en ese tipo de sonidos: Turnstile también disparan a otro tipo de compendios melódicos. En ‘Don’t Play’, y al margen de tener consciencia de que en esta composición se destila una de las mejores percusiones de todo el álbum, el grupo enfila un juego guitarra-batería más propio del reggaetón que de otro juego rítmico. Y en ‘Humanoid / Shake It Up’, pese a la masa incisiva que conforma el minuto y nueve segundos de canción, existen muchas ínfulas de psicodelia pop en el asunto.
Hasta aquí lo desgranado en materia de experimentación, o de Turnstile 2.0, según uno quiera verlo. ¿A partir de esto? Hitazos a granel. Dejándose una vez más la piel sobre el riff, Brendan Yates y cía consiguen el noqueo directo con hits instantáneos del calibre de ‘Holiday’, la volátil ‘Fly Again’, ‘Blackout’ (ojito a su visceral breakdown final) y a la frenética ‘T.L.C (Turnstile Love Connection)’. Otra de las joyas de la corona: ‘Mystery’, en el que sintes arpegiados dan alas a uno de los estribillos más coreables de todo el estío (‘And it’s been so long / that’s all the mystery gone / and it’s been so long’).
No parece trivial que ‘Mystery’ sea el tema de apertura de “Glow On”. Ese tema-bofetada muestra sin artificios el sonido del que se hace gala en esta obra. Máximo responsable del mismo: Mike Elizondo. “True story”: aquel productor que se encargó de co-escribir “The Real Slim Shady”, y que ha estado al frente de obras de Twenty One Pilots (“Heathen”), Walk The Moon (“What If Nothing”) y Muse (“Simulation Theory”) sido la persona que ha marcado la batuta “hi fi” que encumbra el LP. La rugosidad de tiempos pretéritos ha dado paso a un néctar sonoro más nítido, definido y brillante que cohesiona perfectamente con el cambio de tendencia vivido por Turnstile en tiempos recientes. Al César lo que es del César: cierto es que quizás el disco decae un poco en el segundo tercio del mismo (segmento ‘Fly Again’ – ‘Dance-Off’), pero son varios los “inputs” que nos indican que este es uno de los trabajos de aguerridas guitarras más sabrosos, refrescantes y también necesarios de lo que llevamos de 2021. Surfeando la ola de un hype bastante extremo, Turnstile han demostrado que existe vida mucho más allá de las cuatro testosterónicas paredes que conforman el hardcore clásico. Rompiendo moldes, hoy hemos descubierto gracias a “Glow On” que las líneas reventadas de RAT también pueden converger con la blanquecina arenilla de Tulum. Así que la pregunta es inevitable: What’s coming next, Turnstile?