Recuperarse de la resaca post-victoria de un Mercury Prize es un desafío que a priori podría dejar mermada la futura capacidad creativa de cualquier artista, así como suponer un eterno lastre para sí mismo. Pero pese a que “Visions of a Life” (Dirty Hit, 2017) fue un álbum que lo cambió todo en la trayectoria del conjunto británico, con “Blue Weekend” (Dirty Hit, 2021) los componentes de Wolf Alice reconocen no haber sentido en ningún momento una presión superior a la que sintieron dando vida a cualquier otro proyecto en el pasado.
Este aplomo y derroche de seguridad ya venían notándose en los emocionantes pildorazos que meses antes sirvieron como aperitivo de su inminente regreso. Un sentido y conmovedor monólogo de Ellie Rowsell ligeramente turbado por notas de piano que se deslizan sobre sus palabras para ‘The Last Man On Earth’ o una enérgica bomba de rabia y furor con tintes 90s que explota sobre nosotros en ‘Smile’, fueron los cartas que los londinenses pusieron sobre la mesa para recordarnos de lo que eran capaces de hacer.
No necesitaban otorgar más motivos que ratificasen que son una de las bandas más consolidadas del panorama actual. Aún así aquí están, firmando un regreso que nada tiene que envidiar a su galardonado antecesor. De la mano del sello que les ha acompañado desde su inolvidable erupción (Dirty Hit) y con la inclusión de Markus Dravs como nuevo productor (Björk, Florence + The Machine o Arcade Fire), vuelven a la carga con un trémulo pasaje de once pistas, echando mano de una incombustible fórmula que ha unificado ya a una generación entera de acérrimos amantes de ese sonido vehemente y furioso.
Sin embargo, no son pocas las ocasiones en las que en este álbum se apuesta por bajar las revoluciones, llevando su tono general a un marco reflexivo y sosegado que apenas se rompe en escasas ocasiones. Un arranque de tres melódicos y etéreos temas de corte dream-pop (‘The Beach’, ‘Delicious Things’, ‘Lipstick on the Glass’) nos hace percatarnos muy pronto de una madurez latente que ha eclosionado durante los meses de grabación de este álbum. Con ‘Safe From Heartbreak (if you never fall in love)’o ‘How Can I Make It OK’ continúan confirmando nuestro planteamiento, trasladándonos con delicioso acierto a un plano no tan lejano de sutil reminiscencia noughties, tan propio de otros hermanos de sello como The Japanese House o Pale Waves. Y como si de una desgarradora consigna que dota de sentido el resto de piezas se tratase, cierran esta encarnada exhibición de ardor generacional al grito de “happily ever after”.
La tonalidad añil e intimista que entreteje la vocalista como eje global del disco concede en esta ocasión menos espacio al dinamismo y la contundencia de anteriores trabajos. Son puntuales y menos notorios los momentos en los que podemos reconocer su saturado poderío eléctrico, donde más allá de la antes nombrada ‘Smile’ o ‘Playing The Greatest Hits’ apenas encontramos muestras relevantes de ello. En cambio, la intensidad de su sonido se ve en este caso sostenida por una balada general que acordona la compilación con una valiente sensibilidad y recato en los matices. La banda londinense ha experimentando una evidente revelación emocional en la que sus miembros han comprendido los beneficios de expresar con honestidad y descaro todo lo que sienten. El transcurso de los años, con sus pertinentes contrariedades, ha trasladado a la agrupación a un punto en el que ya no sienten la necesidad de ocultar lo que hay más allá de sus muros internos. Se sienten cómodos y seguros en su expresión, y consiguen transmitir esta nueva postura a través de esta impetuosa y pasional apuesta.
No buscan vivir de viejos logros ya acaecidos y superan con nota su propia expectativa exigida. Sirva este “Blue Weekend” como muestra legítima de cómo Ellie y los chicos han evolucionado personal y musicalmente, sacando a la superficie algunos de los momentos más vulnerables y desafiantes que los británicos han experimentado en los últimos años, y que ahora plasman con exitosa delicadeza para su público.
Resumen de la crítica:
Pros
- Superan con éxito su propio listón tras el aclamado “Visions of a Life”
- Madurez en el discurso y en su habilidad para conectar emocionalmente con su público
- Rémoras de una fórmula exitosa ya conocida, pero reinventada y llevada a un siguiente nivel
Contras
- Puede defraudar a aquellos que busquen un disco más enérgico y rabioso