Todo cambia y todo avanza pero la música, como todo en la vida, también cuenta con (algunos pocos) fenómenos que parecen estar totalmente parados en el tiempo; de aquellos que parecen vivir en un permanente «inception» de sueño dentro de sueño, con los segundos transcurriendo como si fuesen semanas. Sin Leo DiCaprio de por medio, el pasado viernes pudimos palpar en la sala Apolo de Barcelona cómo uno de estos singulares milagros atemporales vino en forma de directo, concretamente en forma del magnético show ofrecido por los incombustibles Band Of Horses.
Respecto a los discos recientes de Band Of Horses se podrían realizar 1001 críticas, pero si hay algo que resulta bastante innegable es que la formación de Seattle siempre ha sabido cabalgar, y de qué manera, al posar sus lomos encima de escenario. ¿Lo de la Apolo? Un botón: tan solo necesitamos escuchar el arranque del tema de apertura (‘Monsters’) para teletransportarnos 11 años atrás, y entender que esta formación puede sobrevivir a cambios de formación, y a todo lo que se les eche encima, y continuar sonando tan brillantes como el primer día. ¿El oro guardado en su recámara? Su «frontman» y vocalista. Ben Bridwell no solo tiene actitud, y capacidad de liderazgo, sino que sobre todo cuenta con una voz que, pese a ganar en desgarro con los años, consigue coser reverbs eternos hasta el infinito al jugar con punto de cruz en algunos de sus hits más atemporales.

Con Bridwell enfilando todas sus espadas, Band Of Horses se marcaron un disfrutable directo de notable acústica en el que se entremezclaron muchos hits de ayer, y alguna que otra flamante inclusión más anidada del hoy. Este último fue el caso de ‘Lights’, ‘Crutch’ y ‘Warning Signs’, que engrasaron bastante bien con algunos «fan favourites» de la magnitud de la rústica ‘Laredo’, ‘Ode To LRC’ (magna donde las haya) y ‘Wicked Gil’. Pese a que quizás se rebajó un pelo el ritmo en algún que otro segmento un tanto «country» (tramo ‘Factory’-‘Laredo’-‘Dilly’), el show se mantuvo a velocidad crucero, izando vela tanto en momentos que requerían de un impacto más introspectivo (‘For Annabelle’, ‘No One’s Gonna Love You’), como otros de anhelo más épico, caso del enmarcado bajo el paraguas de un tema tan eterno como es ‘The Funeral’. También hubo espacio para algún grato caso intermedio, como es el de una ‘Ode To LRC’ que aún a día de hoy pasa por ser algo «tapada», y aún y así consigue rallar algo en términos cualitativos.

Indie rock, con y sin matices, y con muchísimo corazón. Puede que ya peinen las canas, y hayan rostros que jamás podamos volver a asociar a los «horses» (¿dónde quedará el bueno de Bill?), pero Band Of Horses continúan trotando como si fuese su primer día. Bendita parálisis temporal: pese a contar con una pandemia de por medio, noviembre de 2022 se sintió como febrero de 2011, en un mismo sitio y un mismo lugar. Ya nos queda claro: con Bridwell de por medio jamás dejará de girar la peonza.

Fotos: Pablo Izaguerri
Texto: Pablo Porcar