El pasado sábado 25 de febrero Blonde Redhead aterrizó en Razzmatazz para brindarnos una fantástica, diría que mítica, actuación y consagrarse como la gran y genuina banda que es. El concierto contó con una proximidad excepcional entre el grupo y el público, una intimidad espontánea y difícilmente repetible que, sin duda, dejará un gran recuerdo de su paso por Barcelona.
Los miembros de Blonde Redhead entraron directos a la sala 2 de Razzmatazz por la entrada principal y sin mediar palabra, sonrisa, o gesto alguno. Los gemelos Pace, uno de ellos llevaba en brazos a su perrito, y la vocalista/teclista/bajista, Kazu Makino, fueron directos al backstage. Así que mi primera impresión fue que no iba a darse un clima de comunión (que sí que acabó por su suceder) entre banda y público.
Desde el comienzo de la actuación de parte de los teloneros, Bartlett (que a pesar de presentarte en formato reducido supieron defender su performance con una gran dedicación), la sala se fue llenando poco a poco pero de manera continuada. Nadie pensaba entonces que el concierto acabaría por estar tan abarrotado, incluso más de lo que muchos esperábamos. Aquí diréis – ¡Pues yo sí que esperaba que estuviese tan lleno!- Claro está que es una cuestión de percepción y expectativas. Pero no creo que fuese yo el único sorprendido, pues Kazu Makino también pareció emocionada con la recibida entre aplausos (mientras entraban a la sala entre el público), la dedicación del público, y con los continuos piropos hacia la banda,… y acabó por deshacerse en elogios hacia el público; más de manera gestual que con sus palabras. Parecía gratamente sorprendida con una sala totalmente volcada con ellos. Y es que la respuesta del público ante semejante actuación no podía ser otra.
Venían a presentar su último EP “3 o’clock” que saldrá a la venta esta misma semana,…. o quizás venían a promocionar “Masculin Féminin” (2016), una compilación de su primera época, más indie. También puede ser que vinieran a visitarnos después de una fugaz visita con una única performance en el festival SOS 4.8 del año pasado y que nos dejó con ganas de más. ¿Quién sabe? Fuese el motivo que fuese el que les trajo, respondió un poco a todo ello.
Sí presentaron el single que da nombre al nuevo EP, ‘3 o’clock’ (sobre el que ya os contamos la semana pasada aquí en Binaural), además de otro nuevo tema, cuyo nombre desconozco, pero del que también podremos disfrutar a partir del 3 de marzo. Los prometidos arreglos orquestales de estas nuevas composiciones no pudieron ser escuchados más que a modo de grabación, y con un volumen modesto. Así que desafortunadamente no acabaron por destacar tanto cómo deberían de haberlo hecho, pues verdaderamente prometen. De hecho el motivo fue una modesta puesta en escena, a la que no siempre nos han tenido acostumbrados; pues únicamente tocaron ellos tres. Ello sí que favoreció su faceta más noise rock, también muy presente durante toda la actuación, y los sonidos shoegazing, y dream pop quedaban impregnados por una dureza y una interpretación contundente.
Perdimos el sentido del tiempo, nos dejamos transportar, guiados por los emotivos y viscerales movimientos de la vocalista sobre el escenario, y nos dejamos envolver por el eco de los sonidos de pedal reverberados por una sala que funcionó, mejor que nunca. Para cuando tocaron ‘Dripping’ el fantástico ambiente era palpable, e impregnaba anímicamente a todos y cada uno de nosotros (incluidos los tres miembros de la banda). Como ya era de esperar fueron temas como ‘Misery Is a Butterfly’, ’23’,o ‘Dr Strangeluv’ los más coreados por el público, los más excitantes y quizás también, los más inolvidables. Aunque para mi el éxtasis, el momento más álgido llegó con con ‘Spring an By Summer Fall’, y una coda a lo noise que le añadieron en esta versión en directo del tema.
Al finalizar su actuación, con ‘Equus’, Kazu Makino estaba visiblemente emocionada. También, ya habiendo terminado el concierto, cuando la sala estaba vaciándose, Amadeo Pace, con una gran sonrisa de satisfacción, asomó la cabeza para ir a firmarle el vinilo a un fan que se había acercado a la zona “backstage”. Finalmente abortó misión al ver cómo otros tantos fans se acercaban para conseguir también su firma. Fenómeno fan a parte, que sí lo hubo, el ambiente fue positivo y emocionante para todos los presentes.
Fotografías: Pau Ortiz
Texto: Alejandro Vilela