Durante estos días hemos compartido con vosotros una selección de fotos de esta última edición del titánico festival barcelonés, y aquí os dejamos nuestra extensa crónica del Primavera Sound 2019. Diseccionamos a continuación lo acontecido a lo largo de cuatro jornadas en las que hemos visto desde los grandes reclamos del cartel a bandas y figuras realmente prometedoras a las que no les perderemos la pista. “The New Normal” llegó, sembró y nosotros tan solo recogimos los frutos de una cosecha musical que dio para saciar a buena parte del público.
Miércoles
CUCO
La curiosidad por ver cuánto se ajusta el hype a la realidad es siempre enorme en artistas tan jóvenes como Cuco. En poco más de un año el mexicano ha pasado de promesa a fichar por Interscope. ¿Se explica? Su directo inaugural, gratuito en la jornada del miércoles en el escenario Primavera, poblado de adultos más que de chavales traperos, lo contesta. Con toda su banda esperándole, Omar emergió al escenario como esa popstar que todavía no es, pero que desde luego apunta maneras.
Brindando un show de lo más soft que acomodó con baladas pop como ‘Sunnyside’ (y un par de temas nuevos y de “Chiquito”), planteó un repertorio que difuminó toda intención de sonar urbano, a excepción de los dos últimos temas que marcaron el repunte hacia esa dirección. Es más, podría decir que su música pop llevada al directo mostró ideas jazz, rock y hasta de música jamaicana en los tú a tú de guitarra principal (el del pelo afro, virtuosísimo) y batería. Cachondo fue ver a este último miembro comer cheetos durante la actuación, como escuchar, para sorpresa de todos, un ‘Devuélveme a Mi Chica’ de Hombres G poniendo el punto y final a la actuación. En Cuco hay mucho marketing, pero también un muy buen producto. [Màrius Riba]
BIG RED MACHINE
Entiendo Big Red Machine como un laboratorio. Un laboratorio en el que Justin Vernon (Bon Iver) y Aaron Dessner (The National) comparten probetas. tubos de ensayo y espátulas de propileno con un único fin: la expansión de sus propias fronteras creativas. Esto quedó patente en su álbum debut homónimo y en un material, el subido de forma discontinua a su site, que en todo momento explota una suerte de etéreo rock alternativo diseñado a partir de sustratos melódicos extraídos tanto del ADN de Bon Iver como del de The National. La cuestión: ese flow surgido a partir de la inventiva irracional (e impulsiva) del dúo quedó patente en el escenario Primavera en la noche del pasado miércoles. Pero, contra todo pronóstico, de flow como tal hubo a cuentagotas.
La insipidez acabó carcomiendo el prometedor look & feel de un proyecto que solo brilló de forma algo tenue con la concreción de temas ligeramente coreables como ‘Hymnostic’ o ‘Melt’. ‘Skiffen’, ‘Easy To Sabotage’ o la desvirgada ‘Hickson’, entre otras, sonaron extremadamente lánguidas. Incluso tediosas. Y Julien Baker fue percibida como una estrella invitada de presencia totalmente desdibujada dentro del contexto de una actuación, cruda e introspectiva, en la que se acabó irremediablemente pidiendo la hora. Vernon y Dessner parecen encantados de enfundarse la bata blanca, pero hay algo que nos dice que Big Red Machine es un proyecto forjado desde y para las entrañas. Para crecer individualmente, y para dejarse llevar en el imaginario, pero no para involucrar en un formato en vivo a tímpanos de terceros. [Pablo Porcar]
Jueves
SOCCER MOMMY
Lo de Soccer Mommy en el Primavera Sound 2019 más que una presentación de proyecto fue una revelación. Porque a diferencia de alguna figura de su generación (hola Snail Mail), Sophie Allisson demostró ser capaz de conseguir plasmar en el directo aquel mismo pulso energético percibido en sus versiones de estudio. La de Nashville supo transmitir en ‘Cool’, ‘Your Dog’ y ‘Still Clean’ (esta en solitario) aquella frescura tan representativa de “Clean”, algo que tuvo buen mérito, más aún sabiendo de su condición de “promesa” dentro del sector.
De hecho la compositora se sintió tan cómoda, y nos hizo sentirnos tan “adentro” de la representación que incluso al hilar un tema totalmente desconocido (nuevo álbum en camino) identificamos una deliciosa familiaridad en su textura. Lo dicho: aquí potencial, mucho potencial. Solo de ella dependerá dónde acabe anclando de forma definitiva las expectativas de un proyecto que pinta risueño a más no poder. [Pablo Porcar]
BIG THIEF
Media tarde de la jornada del jueves. 19:35. Big Thief, casi vestidos de etiqueta, se suben a uno de los dos escenarios más grandes del Primavera Sound para actuar por primera vez ante el público español. Hay algo de nervios en el ambiente. Se notan, se palpan las expectativas. Pero Adrianne Lenker solo necesitó zambullirse hasta el verso ‘would it hurt, would it hurt‘ del tema de apertura (‘Magic Dealer’) para aliviar al personal. Apenas importaba que el escenario Pull & Bear fuese de titánicas dimensiones. Ellos, de alguna singular manera, conseguían en todo momento modelar aquel ambiente cálido e íntimo que tan bien se desprende en sus tres robustísimas obras de orgánico folk.
Para el recuerdo nos llevamos el rock rutilante y dúctil de ‘Shark Smile’, el rústico y serpenteante juego acústico hilado en ‘Cattails’, el fulgor sentimental desprendido en ‘Orange’ y un bonus llamado ‘Pareidolia’ que Buck Meek supo empastar como perfecto anexo en un completo setlist. A falta de ‘Jenni’, buena fue la potencia distorsionada de una ‘Masterpiece’ que encontró el punto final perfecto con la entrañable ‘Mary’. Big Thief. Ya con alguna mayúscula. ¿Quién dijo “promesa”? [Pablo Porcar]
MAC DEMARCO
Mac DeMarco siempre llevará un niño dentro, pero quién le ha visto y quién le ve. Lo de montar el número (y nunca mejor dicho) sobre el escenario empieza a ser cada vez menos recurrente, y la prueba está en el show super relajado, incluso anestesiado, que ofreció en el SEAT. Intencionado a todas luces, el canadiense, marcando tendencia con su gorra Nintendo 64, desplegó un repertorio para acompañar la caída del sol marcado por baladas de sus dos últimos discos: una ‘K’ muy relajada, otra ‘My Old Man’ que tocaron con toda la parsimonia del mundo y la aletargada ‘All Of Our Yesterdays’, que tuvo poco quorum. Tiraron poco de ‘II’, aunque nunca faltan temas de él para despertar la retronostalgia. Aún así, una ‘Ode to Viceroy’, que desaceleraron adrede, o, ya para el final, la infalible ‘Chamber of Reflection’, no enloquecieron a un Mac que solía perder los papeles con el calor del público. Todo en su sitio, aunque probablemente hayamos asistido a su concierto con menos hormonas hasta la fecha. [Màrius Riba]
NAS
Fue arrancar el concierto de NAS en el Primavera Sound 2019 y entender que muchos de los allí presentes necesitábamos desprogramar ligeramente nuestros cerebros. El escenario old school allí planteado exigía dejar un lado los convencionalismos del hip hop actual para acomodarnos en otro contexto. Uno, de aroma retro, cimentado a base de un mordaz parafraseo continuamente interrumpido mediante interminables, extasiantes e imprevisibles medleys que evocaban más al ayer que al hoy.
Porque lo de Nasir en la Ray-Ban fue un repaso con base verbenera de los greatest hits de este godfather del hip hop neoyorquino. El padre del inmaculado “Illmatic” pisó las baldosas más llamativas de su discografía, desde una ‘The Message’ colocada a modo hamburguesa en el sandwich entre ‘Get Down’ y ‘Street Dreams’, hasta ‘If I Ruled Down’, pasando por la coreable ‘I Can’ y la punzante ‘Cops Shot The Kid’ (sin Kanye, claro está). Todo hilado en plan festivo, con una nostálgica sonrisa dibujada constantemente en el rostro. Lo peor: esa sensación de guateque estaba tan presente en el ambiente que a momentos restaba magia al asunto. Lo mejor: Nas estuvo en todo momento a la altura de este especial acontecimiento. Y su equipo, con un polivalente batería al frente, brilló con luz propia. Con ‘Adam & Eve’ y especialmente con ‘N.Y State Of Mind’ palpamos cómo es la humedad en una fría noche invernal en Bedfork Park, algo que dice mucho de bueno y poco de malo de los momentos álgidos de la velada. Fue lo que fue: una regresión al pasado jovial, reivindicativa y, pese al excesivo uso del confetti, necesaria. [Pablo Porcar]
COURTNEY BARNETT
Hay algo en Courtney Barnett que cada vez que salta a la pista crea una sinergia especial con el público. Como si entablara diálogos con él, con su recitado, pero marcando las distancias. Lejos de una presencia como la que trae Patti Smith, pero a la vez cercana por los detalles, como eso de escupir de rabia o directamente su discurso tajante. Sus riffs afilados, milimétricos, abrieron la veda de un concierto en el que la australiana y sus músicos sonaron potentes, sucios, con la imperfección de un directo salvaje, y he ahí la clave. Con la brisa congelando a más de uno, Barnett ahí estuvo en manga corta, a ratos elevando su versión rockera al estadio hardcore, pero también calmando cuando convenía. “I Feel Stupid” fue el estatus anímico con el que presentó un tema nuevo a oídos de todos. Tan rockero y directo como fue todo su número. [Màrius Riba]
APPARAT
Fue el mejor concierto del PS 2013, y había pocas dudas de que este año lo volvería a ser. Apparat repasó en su día el “Krieg und Frieden” del tirón, y esta vez le tocó el turno al nuevo “LP5” con algún guiño extra al pasado. El Auditori sonó mejor que nunca en esta edición (encerrarse ahí prácticamente toda la tarde del jueves resultaba obligatorio), y encima Sascha Ring y su banda parecían haberse propuesto para nuestro deleite llevar al límite todas sus posibilidades -las de los músicos y las del sistema de sonido.
De baterías hiperactivas a atmósferas arrítmicas y expansivas, de pasajes melódicos de violín, cello y trombón a pura electrónica bien equipada; nuestra mente volaba entre los ambientes más etéreos, y en el plano físico cuerpos y sillas temblaban con la intensidad de los bajos. Si no pudisteis ir, ahora os ponéis este concierto entero de hace unos días (link), lloráis, y ya. [Pau Ortiz]
INTERPOL
El tiempo también transcurre para Interpol, pero desde luego no les pasa tanta factura como cabría esperar. Se mantienen en forma, lozanos. Proyectan una versión muy fiel a ellos y una buena imagen, con una línea oscura claramente marcada. Paul Banks apareció de traje negro (alineado con los demás) e instaló ese sonido tan reconocible, que parte primeramente de su voz, ese timbre intransferible. Desde el escenario SEAT sonaron cojonudamente (a excepción de los primeros cinco minutos, si nos ponemos repelentes), sin embargo, con Interpol me quedé con el corazón un poco dividido: porque toda la sangre, vibra, retronostalgia incontenible que te sacude independientemente de que te la suden sus nuevos discos, se transmitió mucho desde los colosales altavoces , pero muy poco desde el escenario.
A Sam Fogarino se le vio muy metido en la batería y a Daniel Kessler incluso con ganas de más, pero los demás no hicieron ni el intento de seguirle. Directo estático, pero que no en vano sació: la oscura ‘Evil’ fue un claro reclamo y no tardó en llegar, ‘Say Hello To The Angels’ alborotó un rato largo y ‘Roland’, con la que cerraron, fue una despedida mucho más que digna para unos Interpol que se conservan mejor de lo esperado. [Màrius Riba]
GUIDED BY VOICES
La otra cara de la moneda la tenemos en Guided By Voices, clásicos del indie rock de los noventa, de la época Pavement (que vuelven a ser noticia), Sebadoh (otro comeback), Dinosaur Jr. o Built To Spill. Empiezo por lo anecdótico para resumir la naturaleza insaciable de esta banda y, a la postre, del concierto que ofrecieron en el escenario Primavera a altas horas de la noche. En un momento dado, a Roberto Pollard, frontman de los que ya no quedan, le dejó de funcionar el micro. El problema técnico se dilató hasta tal punto que se volvió incómodo, pero qué clase Robert a la hora de resolverlo, qué tablas y savoir faire. Con cachondeo y agilidad resolutiva (finalmente optó por cantar con el micro de su guitarrista) salió del paso dando un repaso de actitud y tablas en directo. Este punto se puede extrapolar a un show en el que primaron los clásicos dentro de una discografía bíblica, y donde la ejecución no fue ni mucho menos impecable. Y casi que fue mejor, qué cosas. [Màrius Riba]


Viernes
ALDOUS HARDING
Cuesta imaginar a Aldous Harding lejos de los rigores de un garito familiar o incluso de un pequeño auditorio, pero no importa. Porque en Pitchfork, la estadounidense impuso un directo muy low tanto en tempos como en dinámica en un entorno nada favorable. Sin importar el ruido ambiente, ni sus escasos tres cuartos de hora de concierto. Sobre un taburete, como quien toca para un grupo de amigos, Harding se tomó todo el tiempo del mundo para acomodar esos temas de folk sentido que necesitan avanzar despacio. Inusitada fue su destreza a la hora de modular registros: del grave más susurrante al agudo casi angelical, como demostró en ‘The Barrel’. El público entendió el tipo de artista que es Aldous Harding y compensó a la banda dándole todo el respeto merecido. Ella en particular quedaba embelesada por unos segundos cada vez que miraba al público, siendo testigo del ambiente que ella misma fue capaz de crear. Mirada penetrante, como su voz y, en general, como su música frágil. Carismática, personal y única.[Màrius Riba]
CHAI
Las japonesas Chai rompen con los esquemas del punk y mezclan su delicioso rock con matices electrónicos y poperos de sabor azucarado. El cuarteto salió al escenario Pitchfork perfectamente uniformado de color rosa chicle sacando a relucir su puro entusiasmo. Toda una lección de positivismo donde los riffs de guitarras se mezclaban con los sintes creando un exótico ambiente. En un inglés algo imperfecto se presentaba la banda; con un mensaje claro sobre el cuidado personal y el empoderamiento, las de Nagoya redefinen el concepto kawaii como “NEO kawaii” para representar el amor propio. La enérgica ‘N.E.O.’ nos hizo saltar y con ‘Boyz seco man’ perdimos el control, demostrando ser una de las grandes sorpresas del festival. Mención especial al baile que se marcaron cantando el ‘Dancing Queen’ de ABBA, unas jefazas encima del escenario. [Fátima Conde]
JANELLE MONÁE
Show de pop y R&B de escuadra y cartabón. Así es como podría definir lo vivido el pasado viernes con motivo del anhelado paso de Janelle Monáe por el Primavera Sound 2019. Eran las 21:35 cuando la de Kansas City, enfundada en una vestimenta de corte retrofuturista, dio el pistoletazo de salida junto a su banda a una de las actuaciones más vistosas, coloristas y resplandecientes de todo el festival. Porque precisamente ella, Janelle, es precisamente un icono pop resplandeciente a más no poder. Todo está tan bien definido en su ser como su radiante sonrisa. Carisma, porte, pose, capacidad vocal… Todo raya a alto nivel en su “look & feel” como artista. Y es la capacidad de liderazgo que muestra respecto a su entorno lo que le hace lucir galones sin aspaviento alguno.
El set estuvo ampliamente orientado a promocionar “Dirty Computer”. Aunque también algo de espacio para rendir reverencia a las etapas “The Electric Lady” y “The ArchAndroid”. Pese a la voluptuosidad de numerosas de las colaboraciones presentadas en el show, Janelle siempre encontró la forma perfecta de solventar la difícil papeleta al encararlas en solitario. Ni ‘Electric Lady’ (feat. Solange), ni Q.U.E.E.N (feat. Erykah Badu), ni ‘Pynk’ (feat. Grimes) se quedaron en unas meras medias tintas gracias a un tesón, unas fastuosas coreografías y un dinamismo estético (cambio de atrezzo incluido) que aportaron mucha luz al asunto. Con ‘Make Me Feel’ llegó el “clic” que nos hizo situarla en el podio del “best of the best” del Primavera Sound 2019. No la llamen Janelle. Llámenla Queen J. Se lo merece. Por tesón, por magnetismo. Por control de la situación. Por todo. [Pablo Porcar]
TAME IMPALA
Contexto trivial el de Tame Impala en este Primavera Sound, y concierto anodino, o más bien circunstancial, el que Kevin Parker y compañía ofrecieron en el escenario Pull & Bear del Primavera Sound. Por varios motivos. El primero fue el aliciente casi inexistente del bolo. Cierto es que este año los australianos habían anunciado nuevo álbum a bombo y platillo, pero la realidad es que se acabaron plantando en Barcelona con unas únicas ‘Patiente’ y ‘Borderline’ que, al menos, cuajaron bastante bien sobre la tarima. El segundo va ligado con una sensación de “directo réplica”: cero factor sorpresa, es como si se empeñaran en usar un único molde para los directos (eso sí, muy currado). La previsibilidad la compensaron con superproducción (toneladas de confeti y lásers kilométricos incluidos). Y en tercer y último lugar, el cómo sonaron: de maravilla pero a la vez apagados.
Estos factores desde luego pesaron en un show que sembraron de temas de “Currents”, disco que por cierto presentaron en el mismo festival tres años atrás. Con ‘Let It Happen’ reforzando ese concepto de psicodelia tan afianzado (musical y visualmente), los de Perth sacaron toda la artillería sin pensarlo: primero con ‘Elephant’, que moldearon como quisieron para adaptarla al show, luego con ‘Yes I’m Changing’, en la que Parker lució con ese falsete tan cautivador que tiene y, seguidamente, con una ‘Eventually’ que alargaron hasta la muerte. Cerraron con dos clásicos: ‘Feels Like We Only Go Backwards’ y ‘New Person, Same Old Mistakes’, que empacaron un pulido directo de psicodelia pop molecular, y geométrica, marca de la casa. En ningún caso será un concierto para olvidar, ni mucho menos. Pero tampoco para recordar. [Màrius Riba]
JUNGLE
Sin duda, de lo mejor que hemos podido disfrutar en la edición de este año. Desde su debut, JUNGLE han evolucionado a un sonido más disco, añadiendo más matices a un estilo que en directo suena impecable.
La puesta en escena fue brillante, un juego de luces con letrero gigante incluido donde se leía el nombre de la banda acompañaba al sonido impoluto que manufacturan los británicos añadiendo una brizna electrónica a su huella funk. El ritmo constante de canciones que incluyeron ‘Heavy California’, ‘Julia’, ‘Casio’, ‘Time’ y la poderosísima ‘Busy Earnin’’ entre otras nos dejaba embobados sin poder apartar la mirada del escenario, sin poder dejar de bailar ni un segundo. En una escasa hora que pasó volando, y con un público entregadísimo desde el minuto uno, pudimos ver un directo milimetrado que bien merecía un escenario más grande. “Cause I’ve seen life without you lately / And I wanna know just what the truth is”, ‘Pray’ cerraba la noche rezando por las relaciones pasadas e implorando un camino desconocido. JUNGLE nos dejaron un halo especial con sabor a capítulo nuevo. Dios bendiga el funk. [Fátima Conde]
ROBYN
Aquellos que en el solape JUNGLE-Robyn nos decantamos por la sueca también pudimos disfrutar de uno de los mejores conciertos no tan solo de la jornada, sino de todo el festival.
Hacía cinco años que no la teníamos por nuestras tierras y ni siquiera fue para presentar su propio material puesto que acompañaba a los noruegos Röyksopp en el proyecto que forjaron de manera conjunta, por lo que la expectación por ver qué nos ofrecía Robyn era máxima.
Poco antes de las 2 de la mañana, en un escenario Seat lleno hasta la bandera, apareció para presentar el material de “Honey” (uno de nuestros discos preferidos del año pasado) y repasar parte del aclamado “Body Talk”. Aunque el setlist fue algo reducido en comparación con lo que ofreció en su gira esta primavera -una pena perdernos sobre todo ‘Hang With Me’ en directo-, en poco más de una hora Robyn llevó al público a una catarsis forjada a golpe de baile sin coreografía ni complejos y electropop como lienzo de temas que orbitan entre el desamor y el dolor y la necesidad de sobreponerse a todo ello.
El momento de comunión total llegó al interpretar hacia el final del concierto ‘Dancing On My Own’: Robyn hizo que el público, con lágrimas en los ojos, se dejara la voz ya desde las primeras notas y cantando el estribillo sin música, coreando la letra de lo que ya debería considerarse himno generacional.
Tras tantos años de espera se hizo corto y nos hemos quedado con ganas de más, pero al menos por una hora ni Robyn ni nosotros bailamos solos. [Cristina Roa Garrido]
Sábado
HARU NEMURI
Desde el recóndito escenario Adidas, Haru Nemuri nos regaló uno de los directos más curiosos de la edición. No por su exotismo (llegaba como una de las propuestas j-pop más rompedoras de la edición), ni por la bestia que se esconde dentro de esa aparentemente inofensiva cantante. Digo curioso por esa puesta en escena simple, directa y puramente interactiva. Con un compañero de banda poniendo las bases de rigor, Nemuri lideró un concierto que ganó con actitud y con temazos como la impronunciable ‘sekaiwotorikaeshiteokure’ (coreada por la gente) o ‘harutosyura’, en la que se dejó engullir por un público entregado. No entendimos ni papa, pero y qué. [Màrius Riba]
JARVIS
Me flipa Jarvis Cocker. Me flipa imaginármelo vacilando a la mujer de Varoufakis, me flipan sus contoneos alienígenas, me flipa que igual pueda escribirte letras que tocan el corazón y sacarse de la manga locuras como sus recientes “Dancefloor Meditations”. Solo un tío como él se puede plantar en un escenario con más de medio repertorio de temas inéditos y que al minuto el público ya esté coreando sus estribillos. No jugó la carta de los hits de Pulp, ni falta que hizo. Su proyecto en esta gira de canciones en construcción se llama Jarv Is,y sin duda ayuda a hacerse a la idea de quién es Jarvis. Jarv is un cronista de nuestro tiempo. Jarv is una fábrica de baile. Jarv is una voz labrada a golpe de raves y libros de facultad de humanidades. Jarv is el puto amo. [Pau Ortiz]


ROSALÍA
“Sin duda, el concierto de ayer de Rosalía en el escenario Pull & Bear del Primavera Sound 2019, que congregó a toda la multitud posible, y donde la gente se arremolinó a los laterales para pillar un hueco digno como pudo , concentraba toda la expectación de esta edición. Era la reválida. De alguna manera, el día en que la “cantaora” catalana de formación flamenca iba a ratificar en Barcelona el fenómeno del “El Mal Querer“. Un fenómeno que este año no nos ha dejado vivir.
Humanismo, naturalidad y poder escénico: tres elementos que marcaron la diferencia. Lo especial no fue ver a James Blake saltar a la pista (ya en el tema 3 y tras dar el pistoletazo de salida con una extasiada ‘PIENSO EN TU MIRÁ‘) , sino esa química perceptible entre los dos. El abrazo sincero de dos amigos al zanjar ‘Barefoot In The Park‘. O la complacencia de estar interpretando “una de las canciones favoritas en las que había participado“, como dijo Rosalía“. La crónica completa de Rosalía en el Primavera Sound 2019.


LIZZO
No hubo dolor alguno con el solape con Rosalía. De verdad, no lo hubo. Tan solo necesité introducirme medio minuto en el tema de arranque – ‘Cuz I Love You’ – de Lizzo en la Lotus para ver que la elección había sido la adecuada. Porque Melissa, astuta donde las haya, salió casi a pelo al escenario para engatusar desde el minuto uno a la audiencia con una desgarradora interpretación del primer tema de su ópera prima. A partir de entonces, y con el público ya irremediablemente rendido a sus pies, Lizzo se dejó rodear por cuatro vivarachas bailarinas para balancear su set entre el R&B más perfumado (‘Soulmate’), el pop más visceral (‘Like A Girl’) y las baladas de desamor más quebradoras (‘Jerome’).
Pese a ser aún una rookie en el sector, Lizzo posee unas tablas impropias para alguien de su perfil. Ya puede ir borracha (que lo iba, el tequila fue la prueba del delito) que la de Detroit aún y así consigue engatusar de mil y una maneras diferentes. Da igual que vaya con velo, sin velo, reptando por el suelo, haciendo twerking, bromeando sobre Pedros y relaciones tortuosas… Da igual: la tipa es camaleónica a más no poder, y siempre, siempre, consigue su objetivo pese a la disparidad del contexto. Eso sí: es cuando imita a su querida Missy Elliott que se destapa un potencial infinito. Para el recuerdo me llevo el imponente groove destilado en ‘Exactly How I Feel’, una ‘Tempo’ que aún resuena en mi cabeza (single en el que precisamente colaboró la rapera de Portsmouth) con cierto sentido atemporal. Y ‘Juice’, claro está. Hit más amelocotonado y apetecible del momento. “Ya ya ri, ya ya ri“.
Acabamos el show deseando estar tan adheridos a su piel como algunas de las lentejuelas de su vestido. ¿Qué más se puede pedir a eso? Lo de Lizzo fue “COTF”. De la C a la F. Tal cual. Fuck It Up To The Tempo. [Pablo Porcar]
BUILT TO SPILL
Que los estadounidenses nunca han sido la alegría de la huerta era algo que ya sabíamos de antemano, pero hay que decir que les faltó tomar dos cafés y algún Redbull antes del bolo. Built To Spill venían a tocar con motivo del mítico “Keep It Like a Little Secret” (ese disco que sigue sin aparece en Spotify), un goloso aliciente para no perderse a unos clásicos del indie rock de los 90 como ellos. Apenas sin interactuar con la gente, con pose extremadamente seria (a juzgar por las caras de Doug Martsch), la banda se plantó sobre el escenario Primavera para cumplir sobre el papel: su setlist repasó el grueso de los temas del álbum, brindando riffs para la exhibición, y canciones con las que sintonizamos con simpatía desde la distancia. Fue un “tocamos y todos contentos”, un piloto automático en toda regla que se cobró con falta de conexión. [Màrius Riba]
LITTLE SIMZ
La rapera Little Simz reventó el escenario Seat Village, que pequeño se quedaba para acoger todo el brillo que desprendía. Su voz suena fuerte, joven, con rabia, con deseo de triunfar, de explotar, de brillar. Little Simz transmite tanta fuerza que no puedes parar de seguirla con la mirada. La joven británica ya demuestra con su talento que es una de las promesas del rap a seguir. No cabía ni un alfiler para ver el despliegue de swag que ella y su banda repartieron, los instrumentos en directo añadían ese toque mágico que los temas aportan en vivo. Su último álbum “GREY area” cuenta con colaboraciones con Little Dragon y Michael Kiwanuka entre otros, y es la mezcla perfecta de R&B, rap, jazz y soul que en directo encandila. La energía palpable se multiplicó con ‘Selfish’, su tema estrella por excelencia, y hasta se marcó con su banda una versión del legendario Q Tip bajo en mano, donde el público explotó. La interacción con la audiencia es una de las características de Little Simz, una joven alma que resplandece con luz propia. [Fátima Conde]
Texto: Màrius Riba, Pablo Porcar, Fátima Conde, Cristina Roa Garrido, Pau Ortiz
Fotografías: Kevin Zammit, Primavera Sound
1 comment
Y de los… SUEDE???