El miércoles en la noche la Plaza de Colón de Madrid vibró con la potencia de Rosalía Vila Tobella, más conocida como Rosalía, en el marco de la presentación de su segundo disco “El Mal Querer”. El frío y el viento no detuvieron a las más de 5.000 personas que llegaron hasta el lugar para escuchar a la candidata a cinco Grammys latinos de un disco que aún no ha sido publicado.
Son las 19.45pm y el público hace notar su impaciencia. Treinta minutos después de la hora señalada para el comienzo del show y la presencia de la cantante de San Esteban de Sasroviras, municipio del área metropolitana de Barcelona, se pide a gritos. “La primera vez que vi a Rosalía fue en una biblioteca hace unos años. Sólo eran ella y un tío con una guitarra”. La espera permite al cronista registrar este tipo de conversaciones, que dan cuenta de la evolución meteórica de su carrera.
Las pantallas gigantes a ambos costados del escenario se encienden junto con el público. La cantante hace su aparición en la pantalla gigante, camino al escenario. Un traje rojo furioso, con los clásicos volados flamencos, la vuelven el centro de la puesta en escena. Una docena de bailarinas de blanco, coristas y un percusionista con una caja ritmos son todos los elementos que despliega en directo. La propuesta sonora se vuelve evidente desde un principio: las palmas flamencas se entremezclan con bases de trap y R&B contemporáneo, junto con una dramatización escénica y coreografías muy propias del pop.
Desde el principio quedó claro a qué público estaba orientado el show para la presentación de su segundo disco, primero en solitario. La anunciación del lugar y la hora del concierto a través de las redes sociales, luego filtradas de antemano, daban cuenta de una estrategia de comunicación apoyada fundamentalmente en medios digitales. El streaming en directo a través de Spotify y Live Stories en su cuenta de Instagram en el backstage, en pleno show y con retransmisión en las pantallas gigantes al costado del escenario, fueron parte de una propuesta integral de difusión con los millenials como objetivo.
La oportunidad de escuchar a Rosalía en vivo despeja cualquier tipo de duda sobre sus condiciones como cantante. Su voz tiene una proyección y una potencia vital muy poderosa, cantando por momentos sin ningún tipo de acompañamiento, haciendo delirar al público y demostrando un conocimiento rítmico del género impecable.
La conexión entre la catalana y el público se hizo evidente desde el primer momento, cuando abrió el show con ‘Maldición’ y siguió con ‘De Madrugada’. Luego la versión en directo de ‘Catalina’, que mencionó como una canción especial para ella, demostró que Rosalía no teme exponer su voz sin el acompañamiento de sus músicos. Sus hits más conocidos, como ‘Di Mi Nombre‘ con una luz tubular que la envolvía en el escenario y una versión de ‘Pienso En Tu Mirá’ con una introducción de voz y teclas, funcionaron especialmente bien. Las doce bailarinas que la acompañaron durante la mayor parte del show, Rosalía trabaja con la coreógrafa de Rihanna, fueron otro de los elementos que sostuvieron la puesta en escena.
La conexión con la cantaora y su público fue total cuando bajó del escenario para saludar y fundirse en un abrazo con las primeras filas. “Gracias por estar tantas horas conmigo. Os quiero mucho.” dijo antes de preguntar si querían escuchar otra canción. Como no podía ser de otra manera, cerró el show con ‘Malamente‘, su hit que cuenta con más de 25 millones de reproducciones en Youtube y contando.
Son las 20.40pm, el público no se mueve un centímetro de su lugar y una voz en la plaza de Colón tiene que pedir que desalojen el lugar. La presentación de “El Mal Querer” acaba de terminar y la gente parece recordar repentinamente el frío madrileño que se hizo presente durante todo el show.
El domingo que viene Rosalía actuará en los premios MTV de Bilbao y el mes que viene en la premiación de los Grammy latinos. Sin dudas no es lo último que sabremos de ella.
Texto | Alejandro Di Meglio
Fotografías | Sergio Morales