[Crónica] The Menzingers en Barcelona (La 2 de Apolo, 22 de mayo de 2019)

No es habitual que una banda consolidada, con cinco discos en su haber, uno de ellos pudiéndose considerar ya un futuro clásico, no haya tocado en Barcelona. Hay algo que no funciona, en público y programadores, para que se haya tardado tanto en tenerlos sobre el escenario de la 2 del Apolo. The Menzingers se han labrado un camino y una reputación durante más de una década como uno de los grupos que mejor lleva la antorcha del punk rock, en una época en el que el género no produce demasiados referentes contemporáneos. Su capacidad para ir evolucionando con su música a la vez que huir de encasillarse en un discurso impropio de su edad demuestra que a parte de meterle caña al asunto, destacan en la habilidad de componer grandes canciones en todos los sentidos. Hay cierto espíritu atemporal en su música, especialmente tras el gran salto que pegaron con ‘On The Impossible Past’, disco generacional que aquí pasó mayormente desapercibido y es uno de los discos de la década, transpirando punk rock de aroma clásico por todos los lados. Seguido por los algo menores y más refinados pero por momentos brillantes “Rented World” y sobre todo el más reciente “After The Party”, había alicientes más que suficientes para ocupar un miércoles por la noche en disfrutar de su directo.

Primero fue el turno de Illinoise como teloneros y su sonido más cercano al hardcore, pero con vocación de no constreñir su sonido y aceptar en él distintos elementos del rock alternativo. Desde Vidreres, más de una década de actividad y tres álbumes autoproducidos, el último de ellos, de nombre ‘166’, recién publicado. Desde la arrolladora voz de Nina, punta de lanza de una banda potente que hace bandera DIY en su mejor expresión.

The Menzingers saltaban al escenario por vez primera en Barcelona  y si esto hubiese podido representar cierta incertidumbre entre banda y público -alrededor de la mitad de aforo con generosidad-, la respuesta inmediata de los segundos ante las primeras notas indicó claramente, que pese a que no habría una hecatombe como sucede en sótanos británicos donde triunfan sin paliativos, el nivel de complicidad sería altísimo durante todo el concierto. Es lo que tiene empezar con un tema como ‘Tellin Lies’ y su “where are we’re gonna go now that our twenties are over?“, algo con lo que nos podíamos identificar casi todos allí presentes y con la sonrisa de Greg Barnett al ver el nivel de reciprocidad que se establecería durante toda la hora y algo que se venía encima. Él, junto a Tom Day, Eric Keen y Joe Godino, no escatimaron energía y entusiasmo durante todo el concierto. Con ‘Good Things’, primera del ‘On The Impossible Past’ consiguieron levantar las primeras filas, con esa habilidad tan característica de sus vocalistas, sobretodo Barnett, de combinar lo desgarrador y lo melódico en un instante mientras la música te impulsa hacia arriba. Con un sonido correcto que fue mejorando y asentándose, y un muy buen directo, repasaron una selección de sus tres últimos discos. ‘House on Fire’ para lucimiento vocal de Tom May, la mayúscula ‘The Obituaries’, seguida de ‘Thick as Thieves’ y ‘Midwestern States’ para seguir repasando su último disco del que más adelante también cayeron ‘Lookers’ en el ecuador del concierto, ”Bad Catholics’ y ‘Your Wild Years’.

Momento álgido para una del “Rented World” como ‘I Don’t Wanna Be An Asshole Anymore’, que viene a ejemplificar explícitamente la constante introspección crítica de las letras de esta gente, que desde que abrazaron la crisis vital de hacerse mayor sin serlo, no paran de facturar pequeños grandes himnos tan honestos y crudos, como entrañables. Siempre transitando el filo de la navaja entre el cinismo depresivo y la alegría. Entre el costumbrismo y la caricatura, el romanticismo y la brocha gorda.

La única incursión en su primera época menos pulida sónicamente fue con ‘I Was Born’ del “Chamberlain Waits”, que fue muy bien recibida y dio paso a una petición del público con la tremenda ‘Where Your Heartache Exists’, un equilibrio de amargura y dulzura comandada por un Barnett al máximo, de estribillo incalculable. Tocaron la nueva ‘The Freaks’ a la vez que anunciaban que el sexto álbum ya está en camino y cerraron para recuperar la anarquía en frente del escenario con otro clásico como ‘Nice Things’ y ‘After The Party’.

El regreso triunfante para los bises siguió con uno de las mejores canciones que compondrán en su carrera, ‘Gates’,  introducida de forma semi acústica con un treinta por ciento más de estribillo, siguiendo con ‘Casey’ y una ‘In Remission’ que finiquitó el asunto entre saltos hacia el techo de la sala.

Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena y esto, junto al hecho de que nadie se haya guardado nada hace que la primera impresión de The Menzingers en este contexto haya sido inmejorable. Si a un buen puñado de temas capaces de inundar un recinto se le suma el entusiasmo con el que lo afrontan, y la percepción que aún tienen mucho que ofrecer, puede que lo que ocurrió el pasado miércoles sea el principio de una gran amistad. Esperamos tener otras oportunidades en el futuro.

Texto | Nil Rubió
Fotografías | Montse Galeano

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