Después de la apisonadora de baile que dirigió James Murphy con sus LCD Soundsystem y el set orgánico de Call Super, el escenario principal del Sónar estaba listo para el último gran nombre del cartel fuera del ámbito estrictamente de la electrónica, Thom Yorke.
Ir a ver cualquier cosa que haga Yorke es una experiencia que genera expectativas realmente altas para cualquier seguidor del de Oxford. Y como no podía ser de otra manera, su paso por el Sónar se convirtió en una cita ineludible para todo fan de Radiohead. Pero ojo, ya avanzamos que se escuchó más bien nada de su grupo principal.
Acompañado por el inseparable Nigel Godrich –productor de todos los discos de Radiohead desde el aclamado Ok Computer de 1997 y de los trabajos en solitario de Yorke y Atoms For Peace– y por el artista visual Tarik Barri, Thom Yorke apareció sobre el escenario SónarClub algo antes de cuando estaba previsto a la 1:40 AM.
Las primeras líneas de bajo en sonar fueron las de “A Brain in a Bottle“, corte que abre su última referencia en solitario, Tomorrow Modern Boxes (2014), y que estuvo acompañada de unos visuales que recordaban a las figuras geométricas de la portada de este disco. Le siguió “Black Swan“, de The Eraser (2006), esta vez guitarra en mano mientras decoraba por encima las bases minimalistas de Goldrich junto a algún que otro movimiento que ya iba apuntando hacia donde iría el show del cantante.
A partir de allí, fueron pocos los temas editados en algún disco que formaron parte del setlist, en su mayoría compuesto por temas que solo ha estrenado en directo. Yorke y Goldrich alternaban de vez en cuando tanto guitarra como bajo si el tema lo requería. Los visuales fantasmagóricos y a todo color de Barri iban sucediéndose al ritmo de la música en las pantallas gigantes que cubrían toda la parte de detrás de los músicos.
A medida que seguía el concierto, Yorke se fue soltando y dejaba a un lado esa faceta más sería y melancólica a la que nos tiene acostumbrados durante los conciertos de Radiohead. Los bailecitos sexys, al más puro estilo vídeo de “Lotus Flower“, iban apareciendo e incluso se atrevía a soltar algún tímido “gracias” y “Barcelona” para animar a los asistentes. Eso sí, pese a que el artista incluso daba algún salto por el escenario, aquellos entre el público que esperaban seguir con el subidón a ritmo de “bombo yendo a negras” fueron abandonando las primeras filas para seguir con la fiesta en alguna otra parte del recinto.
Pese a que en otros conciertos de esta gira si que se ha sacado de la manga alguna versión de Radiohead –hace poco estrenó la que iba a formar parte de la banda sonora de 007, Spectre, en vivo–, en esta ocasión se centró completamente en su repertorio en solitario a excepción de dos temas de Atoms For Peace, “Amok“, tocado a medio set y “Default“, elegida para darle el broche de oro a la noche cerrando por todo lo alto su concierto en el festival.
Texto | Sergi Cuxart
Fotografía | Sónar