Como todo lo que hace ruido a nivel comercial, divide pasiones. Turnstile han alcanzado el mainstream del hardcore gracias a un disco como “Glow On“. El tiempo dirá si es un trabajo generacional o no, pero hay algo claro: lo que presenciamos el pasado jueves en “Mordor” fue un setlist medido, fresco y efectivo. A estas alturas no nos debería sorprender nada lo que hace el quinteto en escenario: los estadounidenses ya asomaron la nariz a nivel mediático con su disco anterior “Time & Space“, pero ha sido con su sobresaliente “Glow On” cuando se han ganado la admiración de un público generalista no demasiado interesado, al menos inicialmente, por la música pesada. El fenómeno resultaba algo similar, desde el otro lado del vórtice, a lo que les pasó a Deafheaven con su “Sunbather”, con aquello de “muy pesado para un indie, muy hipster para un metalero“. A estas alturas del partido, resulta indudable que la formación capitaneada por Brendan Yates sabe exactamente lo que su audiencia quiere, llegando a manejar muy bien los tiempos entre baladas y canciones poderosas en su variado set.
Su energía es una combinación perfecta de diferentes sabores de magnetismo: arrancaron con “MYSTERY”, tal cual como lo hacen en el LP, para así dejar caer a su público en tramos del show más suaves (‘UNDERWATER BOI’, ‘Fly Again’, ‘NEW HEART DESIGN’) y otros de más infernales (‘TLC’, ‘DON’T PLAY’).
Poco después, las raíces hardcore-powerviolence salieron a flote de la mano de un solo de batería de Daniel Fang con aquel hitazo atemporal titulado ‘Real Thing’. Las revoluciones cayeron después tras ‘Gravity’ y ‘Drop’, con ese sinuoso machihembrado casi R&B titulado ‘ALIEN LOVE CALL’. A partir de entonces, todo para arriba: ‘HOLIDAY’ y ‘BLACKOUT’ destilando electricidad por todos sus poros, acabaron de engorilar a una audiencia fundida, y a su vez arremolinada, sobre la pista del Estrella Damm.
Turnstile seguirán despertando amor y odio por partes iguales pero su ejecución es totalmente impecable, y se han ganado por méritos propios el lugar donde están. Su presencia y su actitud en el escenario, increíblemente contagiosa, ha hecho que se hayan ganado un hueco en la escena mainstream de la música dura. Cualquier paralelismo con Idles es mera coincidencia, ya saben: pogos inclusivos, combinación sonora de baladas y canciones extremadamente enérgicas. Existen motivos de alegría para todos.
Fotos: Kevin Zammit (Binaural.es)
Texto: Sebas Rosas