10 joyas ocultas de… Radiohead

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Pasarán muchos años hasta que seamos capaces de apreciar con perspectiva la magnitud de la obra de Radiohead, sin lugar a dudas uno de los grupos (por no decir EL GRUPO) más importantes, influyentes y decisivos de los últimos 25 años. Aprovechando la publicación del ya catalogado por muchos como gran obra maestra del año “A Moon Shaped Pool” y el maravilloso concierto ofrecido hace apenas unos meses en el marco del Primavera Sound, queremos hacer un pequeño homenaje a este grupo esencial desde un punto de vista diferente.

Por un lado queremos rescatar algunas de las canciones olvidadas de su trayectoria, que por no figurar en los álbumes pueden haber sido injustamente pasadas por alto a pesar de que alguna de ellas se cuenta entre los momentos más sublimes de su discografía. Y por otro, es sabido que las canciones de Radiohead son entes con vida propia, que respiran, laten y desaparecen durante años para luego renacer con más fuerza que nunca convertidos en algo completamente diferente. Esperemos que disfrutéis el viaje tanto como lo hemos hecho nosotros recordando estos momentos. Sin más preámbulos, Radiohead.

LIFE IN A GLASSHOUSE (FULL LENGTH VERSION) (2001)

Esta canción, una debilidad personal, es mucho más que la cara B de un single extraído del que fue considerado el hermano pequeño de Kid A. Amnesiac es un enorme álbum, una de las cimas de la carrera de Radiohead, que tal vez se ha visto siempre algo despreciado por la sombra que desprende esa obra maestra llamada Kid A, y esta versión completa de la canción que lo cerraba, Life On A Glasshouse, sólo disponible como cara B del single Knives Out y en la preciosa edición especial que salió hace unos años, es definitivamente una de las joyas ocultas de la carrera de la banda. No es sólo por la letra, un desesperado canto de Thom Yorke a la privacidad y la huida del escrutinio del ojo público que encuentra su clímax en esos estremecedores gritos finales que demandan soledad. Es sobretodo porque aquí, en esta versión en la que el grupo de jazz invitado a esta sesión de grabación (esta es la única canción de la dupla Kid A/Amnesiac que procede de unas sesiones posteriores) se hace más presente y por momentos imperial, hay un punto de inflexión, una presencia del jazz en la música de Radiohead que nunca antes habían mostrado y que tampoco han dejado que impregnara su obra después de un modo tan explícito.

Así que podemos jugar a imaginar que hay un mundo alternativo en el que la influencia de la electrónica minimalista en la música que sucedió a Kid A y culminó en el frío King Of Limbs se vio sustituida por el jazz, por las big bands, por las trompetas y los saxofones, por las canciones que logran la tormenta emocional que supone esta vida en la casa de cristal. Y qué interesante sería un mundo en el que Radiohead estuviese con un pie en el rock y otro en el jazz, dando a luz obras en la órbita del maravilloso Blackstar del genio supremo David Bowie… Por un momento, Life In A Glasshouse hizo posible ese escenario. Recordemos esta canción. Y soñemos que a pesar de que jamás ha sido interpretada en directo salvo en un programa de televisión, en un universo alternativo Kamasi Washington se unió a ellos ese histórico viernes de junio de 2016 en el que Radiohead arrasaron el Primavera Sound y la presenciamos por primera y última vez..

FOG (AGAIN) (LIVE) (2003)

La primera vez que escuchamos esta canción fue con otro título, “Alligators in New York Sewers”, interpretada por Thom Yorke en solitario. Con una letra que puede ser una pesadilla infantil, la génesis de un psicópata o una mente atrapada en un laberinto en el que más se adentra cuanto más cerca cree estar de la salida, la primera versión oficial vio la luz bajo el título de “Fog” como cara B de Knives Out, grabada en esas fecundas e inauditas sesiones que dieron lugar a las 30 canciones de un grupo en absoluto estado de gracia que acabarían formando la dupla Kid A/Amnesiac y las caras B de los singles de esa época.

Siendo ya enorme esta primera versión, con una producción precisa que mece con capas de sutil ambiente una dulce melodía que contrasta con lo desolador de la letra, es la segunda versión, titulada “Fog (Again)”, registrada en directo y lanzada como parte de la recopilación destinada al mercado japonés “Com. Lag”, mucho más imperfecta y recortada hasta poco más de dos minutos, la que nos desarma completamente. Ahora es sólo piano y la voz de Thom. Son sólo dos minutos. Este grupo no necesita mucho más para demostrar su grandeza.

HOW I MADE MY MILLIONS (1998)
Toda regla tiene su excepción, y esta preciosa canción es la que demuestra que no todo en Radiohead es perfeccionismo enfermizo y trabajo interminable en el estudio. Una tarde cualquiera de hace veinte años Thom Yorke se sienta al piano y comienza a juguetear con una melodía que le da vueltas en la cabeza los últimos días. Enciende su grabadora y musita una letra parcialmente incomprensible sobre dejar caer algo, la titula de un modo evocador y cuyo significado queda completamente en manos del oyente y se la lleva a la banda. Y cuando estos escuchan esa precaria maqueta, esas notas tan frágiles de un piano lejano, esa voz herida y hasta a la novia de Thom haciendo algo en la cocina de fondo, deciden que es imposible mejorar el tema y lo publican tal cual lo grabó por primera y única vez esa tarde Thom Yorke en su precaria grabadora casera.
Se puede encontrar como cara B de No Surprises y en la edición especial de Ok Computer. A día de hoy aún no la han tocado en directo. Y como nota personal, yo esta canción la veo como parte de una trilogía que comienza con Fitter Happier (el tema más incomprendido de toda la carrera de Radiohead, el que todo el mundo se salta del Ok Computer… y la descripción perfecta de la angustia existencial que de un modo tan preciso y genial supo expresar esa obra maestra inabarcable), sigue con este How I Made My Millions y finaliza con esa enormidad que está más allá de toda descripción llamada No Surprises.

HARRY PATCH (IN MEMORY OF) (2009)
Una canción mayúscula que de haber estado incluida en un álbum sería considerada entre las grandes obras de Radiohead y que sin embargo permanece de forma injusta como una de las desconocidas de su repertorio en algún lugar perdido entre In Rainbows y King Of Limbs. Fue lanzada como single digital en 2009, aún no ha tenido una edición física que sin duda merece. Dedicada a Harry Patch, un soldado que combatió en las trincheras de la primera guerra mundial y que murió a la edad de 111 años, combina una orquestación sublime compuesta por Jonny Greenwood (preludio de lo que hoy estamos celebrando como la última obra maestra de Radiohead, ese A Moon Shaped Pool que hace pocos días tuvimos el privilegio de ver desarrollado en directo ante nosotros) con una letra muy emocional de Thom Yorke en la que le presta su voz a algunas de las opiniones de este viejo soldado, lúcido hasta el final, como no podía ser menos en alguien que vivió el horror de las trincheras y sobrevivió casi un siglo tras ello para ver como nada ha cambiado y la humanidad sigue perdida en guerras y destrucción. La voz de Thom Yorke, unos arreglos prodigiosos y un viejo soldado que volvió a casa. Así se construye una gran canción.

4 MINUTE WARNING (2007)

Radiohead, forma y fondo. El título de esta canción se refiere a la alarma que estuvo vigente durante los 40 años de Guerra Fría en el Reino Unido, cuando se calculaba que esos 4 minutos sería el plazo que tendría la gente entre que se detectara el lanzamiento de las cabezas nucleares soviéticas y pudieran alcanzar un refugio. El pánico a esa alarma que afortunadamente nunca sonó, la paranoia, la pesadilla de un invierno nuclear, los terrores infantiles… Todo ello es capturado de una manera magistral por el grupo en esta canción que dura exactamente esos 4 minutos y que comienza con un primer minuto de tensión atonal roto por un coro que simula la temida sirena y la voz de Thom Yorke intentando despertar, rogando que todo sea una pesadilla. Esta maravilla aparece como última canción en el disco adicional de la edición limitada de In Rainbows, actualmente sólo disponible en el mercado de segunda mano a precios disparatados, y constituye la mejor coda posible a esa obra fascinante que Radiohead regalaron al mundo diez años después de Ok Computer. Fue interpretada de manera regular en la gira posterior pero después ha sido bastante raro volver a escucharla en directo.

PUNCHDRUNK LOVESICK SINGALONG (1994)

Una mirada al futuro, una puerta que nos permitió vislumbrar lo que estaba por llegar. En 1994 Radiohead estaban en la cumbre gracias a ese himno generacional llamado Creep. Podían haber seguido en esa línea, la de su álbum debut Pablo Honey, un disco de pop de guitarras convencional con algunos grandes momentos y un éxito comercial asegurado. Pero si Radiohead siempre se han distinguido por algo es por tomar el camino menos previsible posible, el más difícil, la senda más intrincada. Y el primer lanzamiento tras ese exitoso debut, un EP con My Iron Lung como tema central, comenzó a dar pistas de lo que iba a ocurrir en el futuro. Este Punchdrunk Lovesick Singalong es una de las caras B de ese EP y en él ya aparecen muchas de las particularidades de la obra posterior de Radiohead. Aquí no hay guitarras furiosas y una melodía más o menos convencional. Comienzan las texturas, la sutileza, el sugerir más que mostrar, la contención, y en última instancia ese crescendo emocional que luego sería paradigmático en temas como The Tourist, de quien Punchdrunk Lovesick Singalong se puede considerar como su embrión. Sólo por eso ya sería suficiente como para que esta pequeña gran canción no quedara en el olvido, pero es que es mucho más que eso. No hubiera desentonado en The Bends y, si me apuras, en el mismísimo Ok Computer. Palabras mayores para una canción mayor.

THE DAILY MAIL (2011)

Tras el extraño, frío y generalmente incomprendido King of Limbs, aún considerado por consenso junto a Pablo Honey como el único álbum no imprescindible de Radiohead, y ese giro a la electrónica, muchos seguidores dejaron de mirar en dirección a los de Oxford. Y se perdieron esta maravillosa canción, estrenada en un directo (From The Basement) que daba nueva vida a los temas de King of Limbs al presentarlos de un modo más orgánico y estrenaba The Daily Mail. Un tema típico de los mejores Radiohead, que comienza con una soberbia melodía de piano sobre la que Thom Yorke canta una de esas lúcidas distopías tan suyas en las que no sabes si está reviviendo una pesadilla o describiendo el mundo actual y se va uniendo el resto del grupo hasta llegar a un clímax absolutamente arrebatador. La lanzaron como single posteriormente y la han venido tocando en directo regularmente, siendo uno de los momentos álgidos de sus conciertos en la gira del King Of Limbs.

A REMINDER (1997)

Una canción nacida entre lugares, escrita en una habitación de hotel en una gira, cuando todo es extraño y familiar a la vez, cuando necesitas agarrarte a algo, a un recordatorio de quién eres, a una canción que alguien te cante para devolverte a la realidad cuando todo a tu alrededor es impersonal y vacío. Apareció como cara B de Paranoid Android y debía haber formado parte de OK Computer, ese es su nivel. Un crescendo instrumental y emocional a la altura de The Tourist y una interpretación arrebatada de Thom Yorke pidiendo que le cantes esta canción para recordarle quién es. Todos necesitamos recordar quiénes somos alguna vez. A través de temas como este y de lo que sentimos la primera vez que lo escuchamos junto a Paranoid Android somos capaces de hacerlo.

SPECTRE (2015)

A finales de 2015 Radiohead sorprendieron al mundo rompiendo un silencio de casi 4 años con el lanzamiento por sorpresa de un tema a descargar de modo gratuito. Pronto se supo que este Spectre había sido compuesto por encargo para la última película de James Bond y que los productores la habían rechazado para quedarse con algo mucho más anodino y comercial en el peor de los sentidos. La respuesta del grupo fue poner a disposición del mundo su versión de lo que debería ser la banda sonora de una película de 007. Y sólo un grupo como Radiohead puede aceptar un encargo en principio tan complicado, mantener las señas de identidad y la quintaesencia de la música que ilustra las imágenes de la serie de James Bond, esa épica, el dramatismo, la orquestación grandiosa y conseguir con todo ello una canción tan personal y puramente Radiohead como esta Spectre. A través de una letra en la que Thom Yorke vuelve a jugar con esa idea de la despersonalización que rodea toda su obra (“estoy perdido, soy un fantasma, desposeído  de todo, un espectro de mi alma mortal”) y una estructura que por momentos evoca esa obra magna llamada Pyramid Song, estos poco más de 3 minutos deberían haber pasado a la historia como la mejor canción jamás compuesta para una banda sonora de 007.

La ceguera de un productor lo impidió. Impidamos nosotros que esta pequeña maravilla quede en el olvido escuchándola una y mil veces, las que se merece. Y soñemos en que ese rumor de una gira de Radiohead con orquesta se haga algún día realidad y podamos escuchar en directo Spectre. Mientras tanto, aquellos que la quieran en formato físico deberán esperar a la edición de la lujosa caja de A Moon Shaped Pool que lanzará el grupo en septiembre y en la cual vendrá incluida como uno de los temas adicionales de un segundo disco, de modo similar a como hicieron con In Rainbows. Porque de momento sólo 2500 afortunados en todo el mundo se han hecho con el vinilo de Burn The Witch en el que Spectre fue cara B y se puso a la venta en algunas tiendas independientes hace algunas semanas,  desapareciendo en pocos minutos.

TALK SHOW HOST (1996)

No íbamos a incluirla en esta lista por considerar que es una canción lo bastante conocida ya que aparece hasta en el recopilatorio de rigor debido a su gran calidad, pero no deja de ser una cara B y no merece quedar en el olvido, especialmente después de la interpretación que de ella hicieron en el abrumador, terrorífico, aplastante e histórico concierto ofrecido en el Primavera Sound. Sobre este concierto no me extenderé, en este blog ya hay una magnífica crónica de la tormenta emocional y el éxtasis al que la música puede llevar a los asistentes a algo de esta magnitud cuando un grupo del calibre de Radiohead suelta amarras y decide conquistar hasta el último de los corazones allí presentes. En opinión del que escribe, la misma de muchos de los colaboradores de este blog con los que tuve el placer de compartir ese concierto del que se seguirá hablando durante muchos años, todo vale la pena a cambio de algo como esos sobrecogedores últimos cinco minutos y las dos horas que los precedieron. Las esperas de horas y horas, el dinero que nos gastamos, los viajes desde lugares lejanos y mal comunicados, el cansancio acumulado… Todo ello deja de tener importancia cuando un grupo como Radiohead decide que te va a ofrecer lo que puedes buscar durante una vida asistiendo a conciertos y no encontrar: el éxtasis, la contemplación de la belleza absoluta, de la perfección, de la vida como debería ser, de todo en su sitio exacto. No sigo, tenéis la crónica y los vídeos que Binaural fue subiendo en tiempo real, conscientes de que estábamos asistiendo a algo histórico. Y de esa historia formó parte esta canción, Talk Show Host, que apareció por primera vez en la banda sonora de “Romeo y Julieta” y luego como cara B del último single de esa obra maestra que es The Bends, ese Street Spirit que también nos provocó escalofríos hace unos días. Talk Show Host, canción mutante, con varias relecturas a lo largo de los años, desde una casi trip-hop hasta la de arreglos más rock y extendida que es la que suena estos días, la que nos sacudió en el Primavera, es un diamante oscuro con una de las letras más pesimistas e iracundas de Thom Yorke y los arreglos cambiantes de ese genio absoluto que es Jonny Greenwood, a veces electrónicos, estos días de guitarra, que sirvió como epílogo de una etapa, la del rock más o menos convencional de Pablo Honey y The Bends, y como prefacio de lo que estaba por llegar, un viaje que comenzó con Ok Computer y que a día de hoy aún no ha acabado.

Radiohead, más vivos que nunca, imprescindibles como siempre. Sigamos acompañándolos en su aventura. Que no acabe el sueño.

Texto | Alfonso Sáez

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