Abriendo la puerta al roto y al cambio. Así es como se nos presenta hoy Emma Ruth Rundle con “Engine Of Hell”, álbum con el que la polifacética compositora deja la guitarra a un lado para recuperar el piano, y así poder sacar a flote algunos de los conflictos internos que más le inquietaron en su juventud. Compuesta a medias entre Gales y Estados Unidos, esta obra producida por Sonny DiPerri es sin lugar a dudas la referencia más rupturista de las editadas hasta la fecha por la californiana: alejada de efectos y del sonido más desgarrador exhibido en “On Dark Horses” o con Thou, la cantante se centra aquí a reivindicarse como cantautora con un trabajo construido alrededor de la fragilidad, el duelo y la reconversión.
Con estos conceptos en mente, ayer por la tarde tuvimos la suerte de entrevistar durante media hora a la protegida de Sargent House. Hubo tiempo para desgranar tanto los cimientos de “Engine Of Hell” en Gales, hasta el tono atronador de su contenido lírico. Además de esto, Emma Ruth Rundle también nos habló sobre unos planes de gira que, esperemos, acaben invitándola de una u otra manera a regresar a España en 2022. Lean:
Nos encontramos en la víspera del lanzamiento de “Engine Of Hell”. ¿Sientes algo de nervios respecto a la salida del álbum?
Creo que un poco. Ha pasado bastante tiempo desde su creación por lo que he vivido de todo desde entonces.
Bueno, la verdad es que las críticas de “Engine Of Hell” que han salido esta semana han sido muy positivas. Supongo que eso, de alguna manera, ha sido un alivio para ti.
Definitivamente ha sido una sorpresa para mí. Es algo bueno.
¿Hay algo en esas reseñas que te haya sorprendido?
Creo que me ha sorprendido la forma en la que la gente está conectando con el disco. Por el nexo sentimental que creo que se está generando. Eso me ha sorprendido gratamente.
Al finalizar este disco, en plena fase de masterización, germinó en mí un sentimiento de preocupación importante. Pensaba que “Engine Of Hell” iba a forzar a la gente a que me dejase de seguir. Me ponía nerviosa el hecho de que el disco pudiese llegar a ser tan incómodo que la audiencia me diese la espalda. Pero este es el disco que necesitaba hacer para mí misma. Por ello, está siendo algo maravilloso comprobar cómo el álbum está agradando tanto a la gente.
¿Consideras que ese sentimiento de preocupación que te corroía por dentro te surgió más en relación al cambio de sonido atesorado en “Engine Of Hell” respecto a “On Dark Horses”?¿O surgía más en consonancia con el cambio de enfoque en las letras de tu obra?
Creo que era más lo segundo: las letras y el contenido. Bueno… ahora que lo pienso: creo que todo en un conjunto. También que no existiese una guitarra eléctrica, o reverb, o delay. Solo algo muy imperfecto, muy crudo.
El origen de “Engine Of Hell” nos remite a un viaje que hiciste durante un mes a Gales en 2018. ¿Fuiste allí con afán de componer este álbum o te empujó a hacer esa visita algo estrictamente personal?
Fui allí porque necesitaba tiempo en soledad. Aún no había llegado el COVID, pero necesitaba cierto período de desconexión para resetearme de cara a lo que venía. Necesitaba reconectar con mi creatividad.
¿Esa reconexión surgió solo llegar al país o tardó algo en aflorar?
Tardó algo de tiempo en aparecer. Bastantes de las ideas que salieron allí acabaron en el disco, pero también hice muchas movidas experimentales, como redescubrir mi voz o hacer música improvisada. Todo eso aparecerá en un álbum que saldrá más adelante.
Ahora que ha pasado un tiempo creo que veo mi estancia en Gales como una especie de semana santa creativa. Hubo un renacimiento personal de por medio. Digo esto porque cuando estás en ciclos de gira vas repitiendo sistemáticamente una interpretación una y otra vez, y eso acaba minando tu creatividad poco a poco. Machaca mucho. Lleva mucho trabajo el salir de eso e introducirte en un espacio creativo. Esa era mi meta al estar allí.
Por lo que hemos comprobado a lo largo de los años, muchos artistas necesitan encontrar ese tipo de períodos de soledad para reencontrarse a sí mismos de varias maneras.
Sí, es una idea romántica eso de irte lejos y trabajar en solitario. Pero necesitaba hacerlo porque, por aquel entonces, estaba con alguien con quien vivía, con quien giraba… Necesitaba espacio, y no es que pasase un tiempo “divertido” como tal, no. Allí no estuve yendo de fiesta en fiesta. Nada de eso: pasé mucho tiempo paseando por la costa. Caminando mientras llovía, escuchando el océano… Algunas tormentas me obligaron a encerrarme en una casa durante varios días… Solo el sonido del viento me pareció algo enloquecedor… De alguna manera recuerdo eso como una especie de sesión de entrenamiento para aquello con lo que iba a tener que lidiar en tiempos de COVID. Fue un punto de inflexión.

¿Cómo fue tu experiencia personal en tiempos de COVID?
Bueno, todo lo del COVID no contó con la belleza física con la que me topé en Gales. Estuve en Kentucky durante buena parte de esa etapa… A ver, me siento afortunada al pensar que ni enfermé, ni perdí a nadie cercano por el COVID. Pero creo que fue algo triste el sentir que perdí temporalmente la capacidad auditiva que tengo a la hora de girar. También me jodió que no pudiese salir aquel Roadburn cuyo cartel había curado yo misma. Cuando todo se empezó a cancelar entré en un estado mental bastante complicado. Empecé a beber demasiado. Estaba en un mal lugar. Lo que me ayudó a romper ese ciclo fue el meterme de nuevo a componer este disco.
COVID fue difícil. Creo que mi vida me estaba llevando a un punto de ruptura. Probablemente hubiese pasado lo mismo sin COVID pero su irrupción imposibilitó cualquier tipo de fuga o escape. Cuando no giras no puedes escapar de tus problemas. Tuve que sentarme conmigo mismo y lidiar con mis movidas.

Cuando hablas de la concepción del disco, y de lo que viviste en plena construcción del mismo, da totalmente la sensación que todo lo relativo a “Engine Of Hell” fue un “momento bisagra” para ti. Como el fin de una era a título personal y profesional. ¿Qué fue lo que te llevó a revisar parte de tu infancia para acabar de cerrar una importante puerta de tu vida?
Creo que había construido una especie de muro. Intentaba obviar que existían traumas, y al hacer eso me estaba anestesiando. Lo hacía para intentar ser una roca, pero fue algo contraproducente. Mi respuesta a esto pasó por buscar el contexto de mi propia existencia: entender de dónde provengo, por qué actúo de esta manera, por qué bebo hasta morir… De dónde surge todo esto. Necesitaba descubrir estas respuestas. No podía dejar que la vida continuase igual. Fue un viaje personal. Y surgió en mi cabeza una pregunta: ¿es apropiado que esto salga a la luz?¿Debería aparecer en un álbum que saliese de forma pública o me debería guardar el material para mí? Quise sacarlo porque me importaba lidiar con el dolor.
¿Sabes qué? Hay una especie de límites en lo que es aceptable y lo que no en todo esto de ser una cantante y cantautora. Algunas cosas se sienten como muy embarazosas, muy lamentables… Pero en el heavy metal la gente habla de las mierdas más oscuras: suicidio, etc.. Y no hay problema. Está bien hablarlo en ese espectro musical, pero quizás aquí, en nuestro espacio, no lo es. Yo sentí que estaba bien hacerlo dentro de mi terreno.
¿Existe algún disco cuyo purgante contenido sientas que guarda relación al corazón de “Engine Of Hell”?
Definitivamente hay algunos discos que fueron importantes en la creación de este trabajo. Fueron algo así como puntos vigía, ya fuese música que escuché de joven como trabajos que aportasen algún tipo de ingrediente a la mezcla. Existe un álbum llamado “Monotony Fields” (2015) de Shape Of Despair que he escuchado muchísimo. Lo adoro. Es una obra maestra en términos musicales, y expone una depresión de lo más profunda. Pese a las diferencias evidentes a nivel sonoro entre esa obra y la mía, su escucha me dio fuerza a la hora de comunicar lo que quería comunicar en el LP. ¿Eso tiene sentido?
¡Totalmente! Por cierto: antes hiciste referencia a aquellas dudas que te pululaban por la cabeza a la hora de publicar un “Engine Of Hell” tan crudo y personal como el presentado. Sé que tu hermana te ayudó con su aparición en un videoclip, y también me consta que ella contó algo de protagonismo en alguna de las historias añejas que afloran en el disco. ¿Te inquietaba algo lo que ella opinase respecto al contenido del disco?
Sí, y de hecho aún me inquieta. La verdad es que no hemos hablado mucho al respecto. Apoya un montón mi carrera y somos muy buenas amigas, pero no hemos comentado demasiado los incidentes sobre los que planeo en la obra. Ella ha girado conmigo, está al tanto de mis redes sociales… Pero me vi forzada a ayudarla a permanecer más en el anonimato, porque empezó a contar con algo de atención por parte de extraños. Ella aparece en el vídeo interpretando a mi doble, y eso significó un montón para mí. Pero sí, me preocupa bastante lo que piense (risas).
La carga emocional del álbum es tremenda. Deduzco que la composición, y también la grabación, debió estar regada de momentos con los sentimientos a flor de piel.
Todo contó con esa carga, especialmente toda la grabación. Hubo muchos llantos, tanto por el estrés como por las emociones anidadas a las canciones. Las partes de guitarra son tomas en vivo, por lo que existía mucha presión a la hora de intentar captar bien el sonido. También el hecho de tocar los temas de principio a fin. Sé que de entrada puedes pensar que eso no debía ser difícil, pero lo fue. Fue un reto. Diseñé el asunto de esta manera porque quería que sonase frágil.
Fue difícil, y eso que solo estábamos allí Sonny DiPerri, el productor, y yo. Él estaba bajo las escaleras en la sala de control, y yo estaba arriba en la sala de grabación. De hecho él no podía verme cuando estábamos en las sesiones. Recuerdo que nos pasamos los últimos tres días de grabación intentando hacer “overdubs” que acabamos desechando. Consideramos que eso arruinaba la música, pero nos moríamos de risa. Creo que existía tanta tensión que las carcajadas eran explosivas. Es importante trabajar con gente en la que puedas confiar, y con la que tengas una buena relación.
¿Cómo conseguiste controlar las emociones entre tomas? Clint Eastwood es un tipo que solo quiere hacer una toma por escena en sus películas, para que así todo surja como debe. En tu caso debían existir repeticiones y eso debe afectar mucho el efecto de algo en pleno estado de purga.
Fue difícil. No podía acabar las canciones si estaba llorando, o si me venía abajo. Cuando eso pasaba me tomaba un descanso y me alienaba. En algunos casos incluso dejé que pasase un día entero para volver a encararlo. Por fortuna conté con el tiempo necesario allí para poder tomarme esos “breaks”. Como no teníamos banda no existía una urgencia por cambiar la agenda de lo que teníamos que grabar. Hubo espacio para parar la maquinaria, tomar un café y tal. Hubo tensión, y el asunto fue estresante, pero pudimos tomarnos nuestros descansos.
¿Cuál fue el tema que más te costó rubricar?
A nivel emocional probablemente diría ‘Blooms Of Oblivion’. Esa canción fue la más difícil de interpretar sin que me viniese abajo. ‘The Company’ quizás también, pero me quedaría con ‘Blooms Of Oblivion’ en ese sentido.
El tema que cierra el disco, ‘In My Afterlife’, es otro que posee un punch emocional bestial. Y lo que más sorprende de la canción es esa forma que pareces tener en la canción de percibir tu vida desde una perspectiva externa. Como ver tu ser y tu forma de moverte a través de una ventana. Es como el cierre perfecto para esta fase.
La idea que comentas es exactamente la idea que existe en la canción. Me alegra muchísimo que la hayas interiorizado así, la verdad. Eso que comentas es lo que me empujó a que la pusiese como última canción de “Engine Of Hell”. También fue la última que grabé en el estudio. En mi mente esta canción muestra un viaje al infierno. Un viaje al inframundo. En él ves tu vida, y acabas viendo desde otro lado todo lo que ha pasado. Esa era la idea. Me encanta esa canción, es super rara (risas). Y es divertida de tocar. Surgió de forma muy rápida cuando la compuse.
Con ‘In My Afterlife’ pones el broche a tu yo del pasado. A partir de esto todo un amplio futuro se abre para ti. Al inicio de la entrevista me comentabas que habías grabado otro disco de perfil experimental.
Sí, la puerta está abierta a lo que venga. Todo será bien recibido. Es curioso porque el disco que comentaba lo grabé antes que “Engine Of Hell”.
Me consta que eres una gran fan de pedales como el Memory Man. ¿Estás volcada ahora con nuevo material no explorada anteriormente o continúas trabajando con lo mismo de antes?¿Qué intuyes que te espera mañana en este sentido?
No lo sé bien. Para este tour obviamente no voy a llevar una pedalera conmigo. Ha sido un alivio el poder quitarme de encima algunas cosas que estaban presente en mi paleta sonora. Ha existido un ejercicio de síntesis importante aquí. Vengo de un registro muy eléctrico, muy de pedales, muy de efectos… Giraré sin esto pero supongo que echaré de menos mis cosas al acabar mi próximo tour. Quizás vuelva a casa y tenga ganas de reexplorarlo todo.
En tres semanas haré mi primera actuación promocionando este disco. No llevaré guitarras eléctricas, ni pedales… ¡Todo será muy extraño! Pero mi espalda agradecerá muchísimo la jugada (risas).

Seguro que tu espalda se te aparecerá en sueños agradeciéndote el gesto.
(risas) Totalmente. Seguro que eso acaba pasando.
Y tu Memory Man también te echará de menos.
De hecho: me toca comprarme uno nuevo. Creo que será el sexto del mismo modelo que me compro.
¿Qué pasa con estos pedales que se rompen tanto? Vi un vídeo de un rig rundown de Deafheaven y el guitarrista también comentaba que se había tenido que comprar varios…
Sí, se rompen un montón. Si te soy sincera: lo utilizo muchísimo. Lleva en mi pedalera desde siempre. Pero no sé porqué se rompen… pero oye, se rompen. Eso sí: vale mucho la pena. Es único. Ocupa algo de espacio en la pedalera pero es que tiene un rollo propio.
Antes de que nos vayamos: te quería comentar una cosa. Llevas un tiempo sin venir a España, y he visto que has confirmado una gira europea. ¿Cuándo te veremos por aquí? Te echamos de menos.
¡Quiero volver a España! De verdad. Creo que vamos a programar más conciertos… Espero poder venir porque cada vez que he venido lo he pasado genial. Y también he tenido la mejor acogida para mi música que se podía tener. Me encantaría volver.
¿Qué planes tienes en 2022? Me consta que tienes la gira europea a principios de año.
Bueno, hay algo que no se ha anunciado aún, pero eso será un motivo para volver a Europa. Quizás hacia finales de primavera. Y a finales de verano volveremos de nuevo, así que espero poder llegar entonces a esos sitios que no se han podido llegar en la primera gira de 2022.
¿El tour de “Engine Of Hell” durará solo esa primera manga? Porque tienes otro disco en la recámara para 2022.
La gira de “Engine Of Hell” durará todo el año. Todo será muy crudo y descarnado. Sobre el otro disco: jamás interpretaré esa música en vivo. Eso es algo especial. Ese álbum será como un disco secreto que no promocionaré de la misma manera que ahora. El 2022 pinta interesante.
Fotos: Emma Wondra, Bobby Cochran