American Hardcore: trazando la historia del hardcore en Estados Unidos

Si eres de los que creen que los años 80 fueron solo hombreras, pelos cardados, brillantina, música disco, baterías con decenas de platos y cajas con infinidad de reverb… Estás tardando en ver American Hardcore. El documental, dirigido por Paul Rachman, cuenta la aparición del hardcore punk en los Estados Unidos a través de la experiencia en primera persona de los principales artífices de la eclosión de este movimiento al inicio de los años 80.

A finales de los 70 los Sex Pistols estaban triunfando en el Reino Unido con su actitud obscena e iconoclasta. Sin embargo, en los Estados Unidos, el punk tomó una vertiente más seria y comprometida. “Sid vicius era un yonqui nihilista. Y nosotros no.” Así de claro lo expresa Ian MacKaye, fundador de la mítica banda Minor Threat, durante la entrevista realizada para el documental. Así pues, el punk se hizo todavía más crudo y empezaron a “llamarlo hardcore, porque era duro, como la pornografía”, según Bobby Steele, de los Misfits. Eran jóvenes y odiaban a sus padres, sus trabajos y a la policía o cualquier forma de autoridad. No encajaban con la sociedad de la época ni se sentían representados por los políticos. Fruto de ese descontento, más como una vía de escape que como un intento serio de triunfar en la industria musical, nacieron grupos como Black Flag, Circle Jerks o Bad Brains.

A través de entrevistas a Henry Rollins (Black Flag), Ian MacKaye (Minor Threat), Keith Morris (Circle Jerks/Black Flag) y a otros muchos miembros de la escena, así como mediante la utilización de imágenes de archivo, el documental traza un mapa de la cultura hardcore en EE.UU., desde su aparición en un foco concreto hasta su expansión por todo el país, incluyendo una incursión en el movimiento Straight Edge, íntimamente relacionado con el hardcore. American Hardcore pretende hacer una radiografía del nacimiento de un estilo musical ligado a una forma de vida y lo que algunos consideran su decadencia cuando la violencia tomó un papel demasiado central en un movimiento muy agresivo ya de por si. “Yo no abandoné el hardcore. El hardcore me abandonó a mí” sentencia Ian MacKaye.

Una historia digna de conocer y a ratos difícil de creer, como reconoce el propio Henry Rollins: “Es como si alguien estuviera exagerando cuando te cuenta la historia. No, nunca había visto nada como esto.”

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