Salgo de currar y cojo la moto a toda hostia, que Joan y Aleix de Cala Vento me esperan en un bar en el MACBA. Hoy les entrevisto. El primer semáforo en rojo en Plaza Bonanova me para y desde mi retrovisor destornillado se me queda un plano contrapicado de «La Ruina». La observo como Peg viendo la casa de Eduardo Manostijeras desde su coche. Este no es el caso que nos okupa, pero me gusta pensar que una casa puede ser linda hasta para un «monstruo». Verde. Pongo la directa por Muntaner y, de nuevo, en los rojos, tuerzo el pescuezo para mirar hacia arriba en busca de áticos, esos tremendos hogares escondidos en pleno meollo. ¿Quién vivirá ahí? ¿Y quién se los podrá permitir?, siempre me pregunto. Cala Vento responderá sin yo haberles preguntado por ninguna de estas ocurrencias fantásticas. Y lo hará como mejor sabe: con música. «Casa Linda«, su cuarto disco (labrado desde su propio sello Montgrí) es en esencia una invitación fantástica a refugiarse de las tristezas. Una casa en la que cabe hasta King Kong. Porque ya lo decía Jaume Sisa: «casa meva és casa vostra si és que hi ha cases d’algú«.
Entro en el Bar la Terraccita y ahí están Joan y Aleix en una mesa. Nos ponemos a charlar a saco y las preguntas empiezan sin guión. Supongamos que nos plantamos delante de la puerta de «Casa Linda». Si llamáramos, ¿quién nos abriría la puerta? «Más que nosotros, sería nuestra música. En esta casa hay 11 habitaciones donde en cada una hay cosas distintas, entonces, si alguien llamara, queremos pensar que encontraría lo que necesita«, zanja Aleix. Con este propósito, queda muy claro que la casa que se nos presenta desde la portada, moldeada y dibujada con paciencia, no está hecha por encargo. Tampoco la encontraremos en ningún catálogo inmobiliario: es una casa de todos donde cada ladrillo ha sido colocado con cariño y precisión. «Es un disco hecho a mano, que tiene muchos detalles. El trazo más infantil es más fresco, esa idea de juego, un disco en el cual nos hemos divertido mucho, y nos hemos reinventado en muchos sentidos. Hemos tenido mucha tranquilidad para experimentar cosas nuevas». Entre risas, Joan suelta: «Había ese twit que decía que ‘Cala Vento con este disco pasan de Billie Eilish a Biffy Clyro y les suda completamente la huevada‘. Y sí, totalmente (risas).

Colaboración artística, un modelo que casa con ellos
Ese carácter colectivo y experimental no viene de nuevo. Cala Vento siempre se han rodeado de buenos y variopintos artistas a la hora de abordar su música: desde bandas de la escena local más underground en su época bandcamp, pasando por Lluís Gavaldà dels Pets y Cándido de Viva Belgrado en «Balanceo», hasta Amaral, Gorka Urbizu o els Gospelians de Girona en este disco. «Necesitamos encontrar un nexo de unión muy natural cuando se trata de personas que no conocemos personalmente. Con Amaral teníamos, sin nosotros saberlo, muchas cosas en común, y con Gorka fue un poco lo mismo, aunque en este caso ya habíamos establecido una admiración mutua«. Se confirma pues que «Casa Linda» tiene la barrita de confort arriba: Peter Pan y Frankenstein pueden convivir tan a gusto.
La puerta está abierta. «Balanceo era el primer disco que tenía un tema desnudo en acústico y lo hemos recuperado en Casa Linda. Hemos dado un paso más, produciendo ‘Conmigo’, que nos ha abierto una puerta que no sabemos a donde nos llevará, pero seguro que a un sitio que estará bien» . Su apuesta tiene mérito. Al momento, me vienen casos de éxito de duetos que luego no supieron evolucionar, como Japandroids. El formato es todo un reto, les suelto. Aleix matiza: «Tampoco nos hemos sentido estancados en ningún momento, no ha sido un recurso porque no teníamos más ideas. Fue más en plan que podía funcionar, Joan tuvo la brillante idea de convertirla en una canción de final de concierto, porque tenía una atmósfera de final, una cierta melancolía. Un tema que no tuviéramos que tocar y que pudiéramos estar con el público«. Los silbidos de ‘Conmigo’ son sin duda un «continuará», un camino abierto como el que abrieron en Balanceo en su tramo final.
Entrando hasta la cocina de la «vivienda»
En realidad, la propia ‘Casa Linda’ -el décimo tema- es la más explícita en términos de (nuevas) ideas. Aprovechamos para entrar hasta la cocina: «El tema habla de la especulación inmobiliaria. Hemos convertido la vivienda en un negocio y no debería de ser así. La canción habla de eso, de ser conscientes de que esto tiene unas consecuencias en la vida de mucha gente porque al final la vivienda es un derecho. Desde un punto de vista antropológico en tanto que arquitectónico, tenía muy claro que la vivienda u hogar, está muy vinculado a la propia condición humana. Y el mensaje era un poco este: cuidado con este tema, porque sin vivienda no podemos ser».
Riesgo de exclusión social, desahucios, precariedad… son las flores marchitas que asoman en el exterior de esta bonita casa, un jardín de problemas e injusticias sociales. De pronto, me asalta a la mente un símil: «Los Asquerosos» de Santiago Lorenzo, la historia de un hombre perseguido injustamente por la justicia que emprende una huida en solitario hacia la España vaciada y que convierte una casa rural abandonada en su hogar, dulce hogar. «Yo creo que la canción de ’23 Semanas’ es muy ilustrativa de este sitio remoto, pero esta es solo una forma de escapar. Creo que podemos encontrar diferentes formas de huir sin tener que ir solos. En realidad, este es un disco donde la soledad no existe. No va de eso, sino lo contrario. Lo que más nos interesa de este oficio es el compartir«.
Acabar la casa por el tejado
Quizá el único que no comparta ciertos enfoques en las fases de construcción sea Fito y Fitipaldis, pero hay un hecho indiscutible, y es que el cuarto disco de Cala Vento se fundamenta en toda una trayectoria de crecimiento y aprendizajes que les ha llevado a actuar con la patata, pero también con la cabeza. Con las 11 estructuras apuntaladas, llega el turno de montar ese tejado que resguardará a todos aquellos que Joan y Aleix recibirán personalmente en su morada. Una vez más, Aleix da a entender que no son precisamente pocos: «Este álbum habla de colectividades, pero desde un punto de vista individual: habla del tú y yo, yo y tú. Porque en cierta manera me he librado más de esta necesidad lírica de incluir a Joan en la primera persona, porque no me hace falta. Ya sé que se siente incluido en las letras, a pesar de que las escriba yo. Lo hice intencionadamente porque sabía que tendrían más fuerza«.
Trato de llevar toda esta analogía de invitados y anfitriones de Casa Linda a la realidad. De visualizar las relaciones que se crean ahí dentro. De alguna manera, lo consigo sacando el tema de los directos: «Cuando tengo contacto visual con una persona», apunta Aleix, «esa persona, dependiendo de la frase que esté cantando, sentirá esa energía si además estoy diciendo ‘tú’. Últimamente, con ‘Gente como tú’, cuando comenzamos la canción digo: ‘ahora tocaremos Gente como tú’, y señalo a alguien e intento encontrarlo con la mirada. Como diciendo, ‘hey que esta canción puede hablar de tí si tú quieres’. Eso es lo más guay de la música, que es para todos«.
Nos echan del bar. Se nos ha ido la hora, y es una pena, porque las prisas hacen que me deje de compartirles algunas conclusiones. Entre ellas, que a este álbum solo le falta una cosa: humo en la chimenea. Porque de las tristezas hacen humo. El disco es casa.
Fotos: Arnau Elias