A buen seguro que estás al tanto del gran golpe de efecto que Wolf Alice han gestado con “Blue Weekend”. El triunfo, a todos los niveles, está ahí: a nivel comercial, el hito es un hecho. Además de cosechar buenos resultados en otras regiones, en el Reino Unido los londinenses coronaron la lista de ventas por primera vez en su historia. La reacción de los plumillas va también alineado en esta senda victoriosa: a raíz de su salida al mercado, medios como NME, The Times o Paper Magazine han señalado al cuarteto como “la mejor banda del Reino Unido” o “uno de los mejores grupos modernos del Reino Unido“. Nosotros, sin ánimo de ir a contracorriente, no fuimos unos meros extraños en esta tendencia. “No buscan vivir de viejos logros ya acaecidos y superan con nota su propia expectativa exigida“, concluía nuestro colaborador Fran González en la reseña que publicamos hace apenas semana y media. Como colofón: The Guardian, uno de esos rotativos que tanto se siguen tanto dentro como fuera del viejo continente, apuntilló que “grandes ambiciones fueron alcanzadas de forma excepcional” en el LP. Y los oyentes, como se atestigua en Metacritic, también opinan consonancia con lo dicho. “Cada canción alberga cierto punch emocional” o “el trabajo es casi perfecto” son algunos de los pareceres que se arremolinan en el conocido y bidireccional sitio de críticas alojado en la red.
Atmósferas vidriosas, voces etéreas, dejes R&B y algo de ímpetu guitarrero, sin querer llegar a las cotas de ruido alcanzadas en “Visions Of Life”, confluyen en una obra bellamente orquestada por Markus Dravs (Arcade Fire, Florence + The Machine) en la que la voz de Ellie Rowsell, la vocalista del grupo, se erige en todo momento como antorcha y vigía. Deseando conocer más sobre los compendios melódicos rubricados en el LP, semanas atrás conseguimos charlar con la propio Ellie sobre las vigas que cimentaron esta llamativa nueva torre de marfil. Apenas todas las incógnitas quedaron aisladas en 20 minutos de conversación que nos sirvieron para conocer el enfoque que la londinense, y también todo su equipo, encaró en la concepción del álbum.
“Blue Weekend” se nos presenta de entrada con una doble pista (“The Beach”) que ejerce como intro y outro del disco. ¿De dónde os surgió la idea y/o impulso de concebir este tipo de marco formal para el disco?
Siempre nos gustó la idea de “The Beach I” como tema de apertura del disco porque nos costaba imaginar otro lugar para dicha canción en el tracklist. Entonces, nos topamos con “The Beach II”, cuyas letras acabamos componiendo de forma algo tardía. Exploraba la misma temática presente en “The Beach I”, y contaba con un tono como más revitalizante, por lo que se nos ocurrió que podría ser interesante acabar el trabajo con algo que tuviese relación directa con el inicio, y que permitiese al oyente acabar el viaje dado con un feeling positivo. Consigue cerrar el círculo, con referencias a la naturaleza y a dar un paseo por el planeta. Un poco “serendipity” fue todo esto. A nivel musical creo que el final de “The Beach II”, con ese extraño sonido que Markus se sacó de la manga con la guitarra, suena un poco a agua.
El compacto tiene un feeling muy cinematográfico. Algo que me llamó la atención: en una entrevista concedida a NME, comentasteis que testeasteis las emociones generadas por las canciones al reproducir los temas de “Blue Weekend” mientras veíais películas en modo “mute”…
¡Sí! Si conoces una película que está anidada de alguna manera a tus canciones, esa idea de reproducirlas por encima es una buena manera de ver si el asunto consigue o no el efecto deseado. Me gusta mucho la música cinemática. Mi intención con “Blue Weekend” fue captar esa esencia emocional de las películas mediante música hilada a partir de letras.
¿Recuerdas cuáles fueron los largometrajes que empleasteis para ese curioso “betatesting”?
Sí… Recuerdo que pensé en “Death Proof”. Existe una escena muy buena protagonizada por las chicas de la película que me encanta. La canción que suena en esa secuencia es genial. No sé… Y otros títulos… Ahora mismo no recuerdo bien… Solo sé que algunos de esos títulos que elegí son un poco embarazosos (risas).
Imagino alguna canción como ‘Play The Greatest Hits’, con ese tono casi riot grrl, sonando en “Death Proof”… Cambiando un poco de tercio: hay un plano muy atmosférico que habéis abrazado más que nunca en “Blue Weekend”. Más ambient, incluso con un deje más shoegaze. No sé qué referencias mostrasteis a Markus pero… ¿existía una intención ya de entrada de crear algo mucho más expansivo y atmosférico de lo hecho hasta la fecha?
Me gusta shoegaze igual que me gusta el pop. Lo cierto es que me cuesta escuchar temas de shoegaze durante mucho rato. Me canso rápido, pero me gusta ese tono etéreo que poseen sus melodías, sus guitarras, etc.
Al comprobar lo que hizo Markus me quedé mucho, por ejemplo, con lo que hizo con Arcade Fire. Todo lo que han hecho juntos ha sonado poderosísimo. Me gustan mucho cosas así. Como queríamos crear ese feeling cinematográfico, consideramos que trabajar con él era la decisión más acertada.

De hecho, por lo que tengo entendido, también trabajo con Brian Eno en el pasado.
¡Sí!¡Sí! Increíble.
¿Y no contasteis con ningún tipo de referencia aunque fuese mínima?
La verdad es que no. Creo que eso es porque, si te fijas, cada tema cuenta con una identidad totalmente diferente sí. No me gusta pensar que algo de mi grupo puede sonar de forma íntima con algo de terceros. No seríamos capaces de ir a Markus y decirle “nos gustaría que esta guitarra tuviese un sonido como el de esta canción de Queens Of The Stone Age”, o “esta pista de voz se podía aproximar a una de Sia” o cosas así. Probablemente existan referencias pero no somos muy conscientes de que están ahí.

Cuando pienso en Dravs pienso mucho en su forma de trabajar las voces. Es experto en ello: con Florence + The Machine consiguió generar esa proyección etérea tan difícil de ser alcanzada en términos de producción. Es un hecho que esa meticulosa forma de trabajar las armonías vocales esta presente en “Blue Weekend”. De hecho, y quizás suene algo estúpido: es tan potente el apartado vocal en el disco que en algún punto, como en ‘Delicious Things’ o ‘Feeling Myself’, he hallado semejanzas con lo cosechado por All Saints en los dosmiles.
¿En serio? Me encantan All Saints. Adoro esas armonías. Adoro esa forma que tenían y tienen de transmitir emociones con sus voces. Es raro pero ahora que lo pienso… Era un poco como algo shoegaze lo suyo, ¿no? Sus voces siempre estaban ensalzadas por un reverb super amplio… Lo hicieron genial. A veces creo que estuvieron tremendamente infravaloradas.
Es curioso pero de alguna extraña manera parece que hay cosas que encajan: ‘Pure Shores’, su hit número 1, aparecía en la banda sonora de la película… “The Beach”. Y hay algo de ‘Pure Shores’ en temas como los dos que he citado hace nada.
Buenísimo. Quizás salga esto del subconsciente o algo así…
Ya que estamos hablando de ‘Delicious Things’: esa canción nace a partir de un viaje a Bélgica. Más allá de lo cosechado en el Reino Unido, también hay algún tema del disco que se gestó en Estados Unidos. Si tuvieses que relacionar “Blue Weekend” a un espacio en concreto… ¿Cuál elegirías?
Probablemente me quedaría con Londres, porque vengo de allí y he pasado mucho tiempo allí. Buen grueso del disco se gestó cuando volví a casa tras estar de gira. Tuve mis semanas para asentarme un poco y centrarme en la composición. Pero es cierto que algunas ciudades están muy presentes en algunos de los temas… Los Ángeles, por ejemplo, toma mucho protagonismo en ‘Delicious Things’. ¿Sabes qué? Creo recordar que la primera demo de ‘How Can I Make It Ok?’ la grabé en Barcelona.
¿Ah, sí?
Sí, sí. Recuerdo estar en el hotel. Pasé un día muy malo. No recuerdo el motivo… Pero lo que sí recuerdo es que hice una melodía con el ordenador. Entonces salí a dar un paseo por el casco viejo para airearme. Cuando volví al hotel ya me encontraba mejor, por lo que escuché lo grabado atentamente. Sonaba bastante bien. Creo que era Barcelona, sí.
Interesante. Antes comentabas que gran grueso del disco lo compusiste a Londres tras estar de gira. Meses atrás charlamos con Charlie Steen de Shame y nos comentó que su último álbum nació a partir de lo difícil que se le hizo el afrontar su vuelta a su ciudad tras estar constantemente haciendo conciertos. ¿Cómo fue para ti el afrontar esta vez ese tipo de cambios tan rupturistas en tu día a día?¿Y cómo te influyó en términos creativos?
Algo que creo: creo que cuando estás de gira es más fácil componer. La razón: tienes menos presión, por lo que las cosas surgen solas y abrazas el nacimiento de material sin problemas y sin prejuicios. Al llegar a casa la cosa es diferente: tu única labor entonces es la de componer. Y claro, es en ese punto que aflora a muerte la presión. La de veces que he vuelto a casa, he encendido el ordenador y he pensado: “tengo que componer una canción y no puedo. De verdad que no puedo”. Es jodido.
Siempre espero a que me salga la idea de una canción. Es siempre cuestión de tiempo. De ser algo paciente. Es mi forma de trabajar. Otros, en cambio, tienen otras. Joff, por ejemplo, no para de componer. Es una máquina.
¿Cuál dirías que es el tema de “Blue Weekend” cuyo proceso compositivo te llenó más a la hora de edificar el álbum?
Creo que ‘The Last Man On Earth’. Me sorprendió mucho cómo surgió la canción. Las palabras surgieron solas, casi del subconsciente, y poco tiempo después me di cuenta que con pocos versos, y pocas palabras, digo un montón en ese tema. Conseguí coger un pilón de temas y de pensamientos, sintetizándolos en apenas tres minutos. Cada vez que la escucho sé lo que quiero decir con cada uno de los versos, y tengo la sensación que la redescubro cada vez que le doy al “play”. Odio la palabra “épica” pero creo que ‘The Last Man On Earth’ tiene algo de eso.
Hablabas ahora de abrir un mundo de emociones tuyas, 100% íntimas al mundo, de forma sintetizada. Me pregunto: ante esa tesitura de abrir un poco tu vida al público en materia compositiva… ¿Cuál ha sido la canción de tu carrera en la que has sentido que has echado más abajo algunos de tus mayores muros personales?
Bueno… Todas mis canciones son un poco así porque la gente… ya sabes… No tuve ningún tipo de miedo con ‘The Last Man On Earth’ ya que me presentaba teorizando la vida de forma un poco existencial. Pero hay gente que piensa que estoy hablando de mi ex novio. Yo me quedé como: “¿qué?”. No, no, no. Al fin y al cabo no importa si estás o no estás nervioso de sacar algo a la luz, porque la gente siempre se hará su propia película sobre tus letras. Da un poco de miedo de entrada pero siempre todo se reduce a eso.
A nivel creativo: sintetizadores y teclados están presentes de todas las maneras posibles en “Blue Weekend”. ¿Ha existido algún tipo de cambio a nivel metodológico en tu forma de componer estos últimos temas respecto a los de anteriores fases de tu carrera?
Siempre he conseguido evolucionar pero las formas de trabajar se mantienen prácticamente intactas. Solo he hecho tres discos por lo que no creo que tenga mucha experiencia al respecto (risas). Cada trabajo cuenta con un proceso diferente pero probablemente te diría que “no” como respuesta.
Antes de despedirnos: tiempo atrás girasteis con Foo Fighters. También con Queens Of The Stone Age. ¿Qué tipo de aprendizaje crees que sacasteis de compartir escenario con dos figuras tan célebres como son Dave Grohl y Josh Homme?
La verdad: fue genial vivir esa experiencia. El estar con ellos, el comprobar cómo son tan receptivos y tan dados a la interacción tanto dentro como fuera del escenario. Algo que me encantó, y que creo que responde a esta pregunta: tanto unos como otros se sentían siempre ilusionados de poder tocar. De poder hacer conciertos. Siempre estaban engorilados ante todos esos directos. Recuerdo verlos y pensar “hay momentos en los que nos sentimos cansados… y después ves a esta gente y, pese a ser conocidísimos y girar una pila, no van faltos de gasolina”. Eso. Y, oye, son muy buenos tíos. Lo son.
Wolf Alice estarán presentando “Blue Weekend” en Madrid y Barcelona en marzo de 2022. Entradas a la venta esta misma semana vía Livenation.