¿Se puede predicar a la filosofía do it yourself con una de las grandes discográficas de la mano a cada paso? La respuesta de Featherweight ante la eterna duda es un sí rotundo. Tras dos EPs con un sonido más de nicho y marcado, lanzados de forma independiente, Miguel Cervera, Jorge Blanco y Juan Ruiz se estrenan en la larga distancia con su primer disco “Ojalá Eternidad” editado por Subterfuge Records.
En una sociedad actual donde prima la rapidez y la obsolescencia, sacar un cómputo de canciones que superen las cinco no es tarea fácil ni digerible para algunos oyentes. Sin embargo, el debut de Featherweight con su primer larga duración se ve eclipsado por el entusiasmo que la banda muestra desde un primer momento, sensación que se antepone a cualquier otro sentimiento, y por supuesto, al qué dirán. “Para nosotros lo más importante es hacer lo que nos gusta en cada momento y lo que consideramos que puede hacernos felices”, asegura de primeras Jorge, guitarrista rítmico de la agrupación madrileña. Una decisión de la que no se arrepienten y de la que -con un brillo especial en los ojos- aseguran no pueden estar más felices.
Un lanzamiento que quizás no hubiera sido posible sin una ayuda en primer plano de Subterfuge, la disquera de la capital con la que firmaron re-editando su ya conocido sencillo “Yard” en 2021. Una fusión que, pese a estar sujetos a ella, no ha dejado que Featherweight siga dando pasos muy acertados, y esa ética de hacer las cosas por uno mismo no caiga en balde.
“Hasta ese momento lo gestionábamos todo nosotros (…) Forma parte de cómo somos. Cuando se nos presentó la oportunidad de trabajar con Subterfuge nos encontrábamos en un punto en el que queríamos abarcar más y seguir creciendo como banda”, afirma Juan, a los mandos de la guitarra solista. En definitiva, un ‘plus’ que sienten como un privilegio, con una historia y recorrido como el del sello capitaneado por Carlos Galán.
Fue precisamente “Yard” -mano a mano con Santi García, de Ultramarinos Costa Brava- el hit que les catapultó a un público más accesible e hizo destacar a Featherweight en la escena independiente. El productor catalán, pieza fundamental en otros puzles musicales de bandas como Yawners o Cala Vento, parece haber adoptado la misma categoría para el trío que nos concierne. Un salto y viaje musical a Girona del que se llevaron tales sensaciones positivas que decidieron volver para encargarle este proyecto de nuevo a García. “Después de acabar “Yard” salimos tan contentos que no dudamos en volver para la grabación de “Ojalá Eternidad” porque Santi nos permite tener una visión más objetiva de nuestras canciones”, matiza Miguel.
Como piedra angular de la banda desde sus inicios, “Ojalá Eternidad” respira nostalgia por todos los costados. Un sentimiento en el que las generaciones más jóvenes se vuelcan de lleno, permitiéndose experimentar -y lo más importante, hablar de ello- con ‘statements’ como la salud mental, la pérdida o algo tan simple como la amistad y el estar bien rodeado. Un ‘modus operandi’ que también divulgan bandas como Monteperdido, Biela o Meeky, con un mensaje claro que parece sostener a una escena entera. Una música que funciona como refugio para todos estos y más nombres donde Featherweight también encuentra un lugar en el que apoyarse. “Que haya bandas, y sobre todo amigos, que sientan de forma similar a la nuestra, es algo que nos nutre enormemente como músicos y nos ayuda a seguir creciendo”, afirman. Párate a pensar en tus amigos por un momento y piensa en todo lo que los quieres. Así es como poco a poco se ha creado una comunidad de músicos y melómanos a la que Featherweight tiene la suerte de pertenecer. “Nos ayudamos unos a otros y vemos todas estas relaciones muy positivas para la música en general”, Jorge se muestra sincero.
Una atmósfera de amistad donde también entran en juego los proyectos paralelos de los miembros de Featherweight: Miguel y Jorge con Teefour, Juan con Johnny Garso, Alex a la batería de Featherweight, también en Biela y Rococó, y por último, el bajo de Beto también resonando en Quinto Diario. Unos ‘side projects’ que se mantienen al filo de la banda, a la que ellos denominan “foco principal”, que utilizan para desarrollarse y crecer al margen de ella, pero que a la vez nutren a Featherweight lo quieran o no.
Quizás trabajar con otros artistas y bandas del gremio ha llevado a Featherweight a forjar una música y un sonido más accesible que difiere por completo de sus primeros cortos en 2019 y 2020. Una evolución que ellos mismos evidencian y que se ve reflejada por completo en “Ojalá Eternidad”, disco que completan asegurando que “menos es más” y “cada instrumento aporta únicamente lo que pide la propia canción”, resultando en once composiciones más limpias y menos recargadas.

Es precisamente en ese nuevo sonido cercano donde nos acomodaremos al darnos cuenta que Featherweight bebe sin miedos de clásicos como Nirvana o Foo Fighters. Bandas consolidadas que, como las emergentes, sirven de escudo a nivel personal y compositivo, y que han permitido a cada integrante ampliar su horizonte musical. “Este crecimiento en cada uno de nosotros va ligado a la madurez individual y musical, descubriendo en estas bandas un fuerte surtidor de inspiración y aprendizaje que al final acaba reflejándose en lo que componemos”, explica Juan.
Dentro de esas composiciones encontramos algo que durante cinco años no había hecho ‘click’ en la mente de Featherweight: el español. Dentro de esa estrategia de acercamiento, empezando por un sonido más global, “la transición a nuestra lengua materna surge de forma natural”, asegura Miguel, compositor de las canciones a nivel lírico. Tanto él como sus inseparables compañeros son “fieles creyentes de que lo que importa no es el idioma, sino el mensaje”, y con eso no hace falta más explicación.
“Ojalá Eternidad” es, en definitiva, el reflejo de tres amigos que tienen la suerte de poder compartir sus experiencias abiertamente y sin temor con quienes les escuchan. Un público que en 2023 crece cada vez más, con Featherweight empezando a asomar cabeza en sus primeros festivales. “Es una suerte poder estar y defender nuestros temas en directos en sitios así con más bandas; tenemos la oportunidad de mostrar nuestro proyecto y puesta en escena a un target más variado que quizás no nos conozca (…) Vernos en un cartel en el que coincidimos con bandas amigas o a las que seguimos es un lujo. En el caso de los nombres que no conocemos, estamos abiertos a aprender de estas nuevas apuestas”, terminan sin miedo y emocionados.
Una propuesta hasta ahora cercana e íntima en salas nacionales que maniobrará a escenarios donde ellos no serán los únicos protagonistas, con un formato al que, sin ningún tipo de duda, se adaptarán sin problema y con ganas.
Foto: Claudia Vidal
Texto: Lucía Monsalve