Es curioso, ha pasado exactamente un año desde que La Trinidad aparecieron por primera vez entre estas páginas digitales. Mucho han cambiado las cosas desde entonces. A estas alturas, en un universo paralelo libre de coronavirus, la entrevista a la banda malagueña habría versado sobre la acogida de su primer larga duración, “Los edificios que se derrumban” (Sonido Muchacho, 2020), y la extensa gira que ya llevarían a sus espaldas, rodando el álbum por festivales y salas. Pero en esta línea temporal casi apocalíptica de 2020, el trío aún espera a lanzar su ópera prima, prevista para el próximo 30 de octubre, y, de momento, solo han dado un par de concierto pos pandemia.
Como si, de algún modo místico, cerrásemos un círculo, y aprovechando que estábamos todos en Málaga, nos reunimos en la Plaza de La Merced, ubicada a las faldas de los antiguos Cines Astoria, derruidos, para construir un hotel, también en octubre de 2019. Y con este escenario local tan representativo, charlamos sobre su inminente estreno en largo, la reconfiguración de las ciudades y el aspiracionalismo de clases, la precaria situación de la industria, Johnny Marr (The Smiths) y “la amenaza” del pop facilón.
** La Trinidad estarán el próximo 30 de octubre en Madrid actuando en formato showcase y firmando discos en Marilians Records.
“Los edificios que se derrumban” es el título de vuestro primer largo. Una llamada de atención, entiendo, sobre esta nueva reconfiguración de las ciudades en pos del turismo. Sin ir más lejos, aquí en Málaga podemos hablar, por ejemplo, del derribo del mítico cine Astoria para construir un hotel…
Sixto: Exacto. Te dirá que titulamos el disco así, inicialmente, por tres motivos: uno real, uno metafórico y uno de coña. En cuanto al real, como has comentado, La Trinidad siempre hemos sido un grupo muy arraigado a lo que es la ciudad, ser localistas en el mejor de los sentidos. Hay varias referencias en el disco en torno a la cuestión de la reorganización urbana, sobre cómo se está reubicando todo… Ahí, además, hay un punto que nos interesa muchísimo: la decadencia ciudadana. La razón metafórica es bastante sencilla, habla sobre un derrumbe más personal, de que, quizás, a veces lo que crees más sólido se derrumba sin darte cuenta o rápidamente; un poco lo que ocurre en nuestra ciudad o en nuestro entorno. Y en cuanto a la coña, durante una época, aunque no nos influyen directamente, estuvimos escuchando muchísimo al grupo alemán Einstürzende Neubauten, cuyo nombre traducido significa “Los edificios que se van a derrumbar” [.sic] o algo así.
Habéis grabado en el estudio de Paco Loco. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
Carlos: La experiencia ha sido una locura, en el mejor de los sentidos. Son jornadas maratonianas cada día, de trabajar diez o doce horas. A veces, había que cortarle en plan “Paco, nos vamos a dormir, que no podemos más”. Fue toda una experiencia. La grabación, sin contar la mezcla, se hizo en cinco días en los que no salimos del perímetro de la casa/estudio para nada. Empezamos a finales de diciembre, del 26 al 31. Luego llegó el momento del confinamiento, pero nos dio tiempo a masterizar antes. La idea original era lanzar el disco en mayo o junio, pero al final… no (Ríe).
A bandas como Mujeres, compañeros de sello, lanzar en pleno confinamiento tampoco les vino mal. Hablando con ellos, me contaban que habían vendido muchísimo más, incluso en la preventa. ¿No fue opción para vosotros?
Jorge: Es que Mujeres ya habían sacado singles y, claro, tenían que tirar para adelante. A nosotros, como no lo habíamos hecho, desde el sello nos recomendaron retrasar hasta después del verano; no solo por el confinamiento, sino porque todo en esa época está muy parado. De hecho, sí que sacamos un adelanto, lo cual es súper inusual.
Sixto: Luis [Sonido Muchacho] nos ofreció la posibilidad de sacar el disco en las fechas previstas o retrasarlo. Preferimos lo segundo, porque no sabíamos cómo reaccionaría la gente y no queríamos ser conejillos de indias. Además, a mi juicio, creo que este parón nos vino bien. Veníamos de una época muy intensa de composición, casi inmediatamente grabación y mezcla del disco y, a la vez, muchos conciertos. Frenar creo que fue sano para no odiar el disco cuando llegara el momento de la gira. Una oportunidad para estudiarlo con calma y ensayarlo tranquilos.

En una entrevista de junio del año pasado a El Quinto Beatle sobre cómo sonaría un largo de La Trinidad, Sixto comentaba: “Estamos estudiando el rollo punk de new wave con más arreglos, guitarras más limpias, quizás meter sintetizadores y cajas de ritmos… No tenemos intención de hacer ningún tipo de revival, pero sí queremos seguir la misma evolución natural que tuvo el punk, que acabó adaptando elementos de la news wave. Quizás, llevar a un terreno más pop, que es lo que hacemos al fin y al cabo”. Parido ya el Lp, ¿cómo veis ahora esta respuesta?
Sixto: Salvando el tema de las cajas de ritmos, que están falseadas, creo que es verdad, que hemos dado justo con aquello que buscábamos. Hemos llegado a un terreno más limpio, que sigue sonando moderno y actual.
Carlos: Sí. Pero la verdad es que echo en falta en esa respuesta la eterna referencia de nuestro amigo Sixto al guitarrista de los Smiths [Johnny Marr]; Es muy pesado con él (Ríe) y hay mucha influencia suya en las guitarras.
¿Podemos decir entonces que la referencia ha sido, directamente, Johnny Marr?
Sixto: Sí, claramente. Los Smiths son mi segundo grupo favorito. Bueno, a todos nos gustan mucho y siempre han sido una referencia para el grupo; pero en esta ocasión, yo, que personalmente llevo siendo fan desde pequeño, creo que es la primera vez que he volcado toda esa influencia de una manera real y concienzuda. Estoy en un momento de mi vida en el que me apetecía reflejar aquello que llevo tantos años estudiando.
Carlos: Lo gracioso es que si nos preguntas hace dos años, te habríamos respondido que Ty Segall.
Desde luego es obvio ese giro hacia ritmos más melódicos y menos acelerados. Si con vuestro primer Ep decíais que “Ay, tus ojos” era la canción bisagra para “Nuevas Dignidades”, ¿podría ser “Del Suelo a la Boca” la que haría lo propio con el disco?
Sixto: Sí, quizás es la que veo más cercana a “España invertebrada” o “Las flores de Mateo”. Es más powerpop, más limpia y el tratamiento de la letra también podría tener similitudes…
Carlos: Sí, aunque “La joya” también se puede considerar como una canción que abre camino a las que son más complejas del disco. Pero si me tengo que quedar con una, sí, yo también diría “Del suelo a la boca”.
“Las flores de Mateo” es, creo, mi favorita del álbum. Teniendo en cuenta que en vuestras letras habláis siempre de la realidad político-social que os rodea, yo, como malagueña, me preguntaba, si el tema habla de los numerosos tiroteos que hubo en el barrio de Las Flores a finales del año pasado…
Sixto: Eres la primera persona que nos dice que es su favorita.
Carlos: ¿Veis? A mí también me gusta mucho y la tenéis ahí apartada (Ríe)
Sixto: Qué va, ¡si es una canción que nos gusta mucho! En cuanto a lo que preguntabas de la temática, mola que la gente la escuche y la pueda llevar a un terreno más localista, pero no, trata más bien de la muerte joven, de romper un poco ese mito de “Muere joven y deja bonito cadáver”… No, eso es una mierda en cualquier caso. No hay que idealizar o romantizar una muerte joven, y a lo largo de la historia es algo que se ha hecho mucho en el mundo de la música. El cuanto al título, se refiere a Mateo Morral, un anarquista que intentó asesinar a Alfonso XIII lanzándole un ramo de flores bomba el día de su boda.

En “La clase media”, vuestro tercer adelanto, habláis de la sociedad alienada, hipnotizada por la pantalla y las mentiras de las vidas digitales. Prácticamente este es también el tema central de ‘Gran Pantalla’ de Biznaga. Siendo la mitad de Málaga, supongo que os conocéis, ¿habéis hablado del tema entre vosotros? ¿Casualidad? ¿Inspiración? ¿Simple realidad?
Sixto: La canción se compuso antes de saber que Biznaga iba a hacer este tipo de disco, y la verdad es que nos hizo ilusión, porque es curiosa la relación. Sin embargo, nuestro tema no está tan enfocado a las pantallas, que también, obviamente, sino al aspiracionalismo de clases. De cómo gente, de repente, piensa que es más de lo que es realmente o que recrea estéticamente unos estereotipos que no se adecuan a lo que verdaderamente son, tanto por ser de un estatus menor o mayor e ir “de calle”. Y de cómo se implica a la ciudad: lo que antes eran tabernas, ahora son centros comerciales. Durante mucho tiempo estuve rumiando la idea de hacer una canción que tratara sobre esto y cuando la escribí, fue como vomitarlo todo; al final salió algo muy diferente a los que se planteó en un primer momento. El desarrollo lo hicimos entre los tres en el local y ahí decidimos crear una estructura repetitiva, con un aire un poco más post punk. Incluso pensamos en hacer canciones diferentes a las demás para que cerraran los discos, como ocurre en el “Revolver” de los Beatles con “Tomorrow Never Knows” o el primero de los Stooges, que acaba con una canción psicodélica de diez minutos… Nos gustan mucho esos finales un poco inconexos que llevan a otro sitio.
Hace unos días, alguien por Twitter comentaba que “las bandas y artistas han muerto, ya solo existen las canciones. Los grupos surgen y se extinguen a una velocidad increíble”. Me pareció una reflexión bastante interesante teniendo en cuenta que la industria se dirige hacia este sistema de consumo rápido. ¿Qué os parece?
Jorge: Hablas del hilo este sobre el “pop facilón”, ¿no? Cuando lo lees entero, y ves la reflexión final que hace el chico, te das cuenta que está exponiendo unos hechos objetivos: hay muchos grupos que sacan un single, pero ¿luego qué pasa con ellos? Justo el otro día, lo pensaba. Actualmente parece que si eres un grupo nuevo y joven, tienes que publicar material cada año para que la gente siga atenta a ti. A grupos como Nueva Vulcano, con una fanbase muy asentada, eso no les pasa. Ojo, que no estoy diciendo que sean menos válidos pero, por favor, desde aquí hago un llamamiento a aquellos que se juntan en los círculos de modernos de Madrid: no hace falta que todo el mundo haga música. De repente, ves que hay gente que se dedica a otra cosa, pero que por cojones quiere tener un grupo… y lo acaba petando. Creo que, además, esto tiene mucho que ver con ese “buenismo” que se ha creado en la escena de “Todos nos apoyamos, todo es guay y happy”, y eso acaba creando una red muy grande que consigue muchísimas escuchas en canciones que hablan sobre “No me respondes a los stories, qué triste estoy”.
Carlos: Y también, independientemente de los artistas, el problema de base yo creo que viene del mundo de la producción, porque esta movida es la hostia para una discográfica. Un tío que tiene un teclado midi se gasta 100 euros en una tarjeta de sonido, otros tantos en un micro y hace una canción, y conseguirá un éxito efímero por el que se van a lucrar las plataformas grandes y las discográficas. Luego, adiós. Además, con la música está pasando como con las plataformas estilo Netflix: ya no importa tanto tu calidad como artista, sino tu cartera de clientes, que en este caso son tu número de seguidores o tu impacto en redes sociales. Para terminar, quiero decir que, desde el confinamiento, reniego de lo que salga ahora y es así por una razón muy sencilla: el tiempo ya ha cribado en gran medida lo que quiero escuchar y lo que no, y actualmente están saliendo tantísimas bandas que la propia cantidad me aturde. He decidido pasar…

¿Nos encontramos con el fenómeno “One Hit Wonder” 2.0. y un “bedroom pop” mal entendido?
Sixto: Veníamos de una época musical bastante buena. En el lapso de cinco años salieron Carolina Durante, Medalla, Camellos, Mourn, Belako… Grupos de puta madre, con una puesta en escena genial. Pero en cuestión de un par de años todo parece música hecha para niños de tres años. Es genial que la gente quiera escuchar eso, ahí no me meto, pero es un problema que quizás se tilde de elitista que tú reivindiques otro tipo de música. Hay un discurso de tendencia hacia lo emocional: como esto me llega, me dan igual los medios. Que, ojo, a tope con el “Do It Yourself”, pero más “Do It Together”; dejémonos de tanto “desde mi habitación”, de gente que en realidad no tiene ningún tipo de talento. Esta falsa democratización de la música no es más que un síntoma de la precariedad extrema que hay en la industria. En España, de hecho, no hay una industria como tal; no hay un circuito de salas, no hay apoyo institucional. Se crean ‘macrosaraos’ y ya. Y en Málaga ni siquiera ha dado para eso…
¿Ha muerto el disco?
Sixto: Sí, pero no. Si no sacas el disco, no estás ahí. Tienes que hacerlo, es un bien necesario.
Carlos: Estoy de acuerdo, es un sí, pero no. Ya no existen los 40 Principales, sino el “Radar novedades” y las playlist. Hoy en día no importa siquiera el videoclip, sino un algoritmo y, en su caso, que los editores de Spotify te coloquen en un buen lugar. Ahora bien, además de que tengas que sacar un disco, como dice Sixto, y sin querer caer en lo romántico, también es que hay público para todo. Aunque es algo que está en detrimento, es verdad que va a funcionar para un tipo de público seguro; otra cosa es que a la discográfica le salga rentable. Pero es necesario, es una carta de presentación.
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Es una excelente banda gracias por algunos datos que no conocía. -Gustavo Woltmann.