Jovencísima, con rasgos peculiares probablemente heredados de sus antecedentes turcos, ciudadana de un lugar llamado mundo y londinense con orígenes en Cornualles, Nilüfer Yanya me recibe al otro lado de la pantalla mientras termina de hacerse algo de cenar. Está tranquila en su casa de la capital británica, habiendo estrenado hace poco su independencia y su disco de debut, un “Miss Universe” (ATO Records/[PIAS], 2019) en el que ha diluido su encasillamiento en el jazz rock que gana protagonismo en las islas a ritmo vertiginoso dejándose caer en las manos del synth y del pop y al que ha dotado de una ligera pátina conceptual, en torno a un programa de recuperación para personas con ansiedad, inseguridad, pesimismo y actitudes negativas. Males modernos que pueden pecar de frivolidades pero que cada vez más demuestran ser endémicos de nuestra sociedad.
Contra todo ello y con madurez inusitada para sus tan solo 23 años va Nilüfer Yanya, una chica pensativa y muy comprometida con el significado de su trabajo. Se tumba en la cama mientras la ilumina vagamente una luz tenue, se recoge el pelo en un moño deslavazado y empezamos una conversación que no solo quiere reducirse al espacio del que para servidor es el debut internacional, de momento, más sólido del año.
Has conceptualizado el disco en torno a un programa de recuperación, sanación, etc… ¿Por qué?
Quizá quería poner las canciones en un contexto que no tuviera que ver únicamente conmigo misma, con mi lugar y mi papel en la sociedad, por ejemplo. Que tuvieran una vida más en relación con la sociedad, con las personas… Que pudiera darle además el punto de vista de cómo todos, los demás y yo, podemos experimentar la realidad. Poder partir de mi experiencia de Londres, por ejemplo, y llegar a cada una de las diferentes expresiones de la realidad que se dibujan en la experiencia personal de cada uno. Es mi manera de observar todo lo que está mal a nuestro alrededor, pero pretendiendo ser más global.
Empiezas el disco con un arranque mucho más rockero, en ‘In Your Head’. Más nervioso, más agresivo. ¿Qué querías transmitir con esa forma de empezar?
Es cierto que son las canciones con más energía del disco, especialmente la primera. Y creo que es una buena manera de empezarlo, captando la atención del oyente. “In Your Head” además resume de una muy buena manera todos los mensajes que intento transmitir en general en el disco, da una idea preliminar de todo lo que quiero hablar en él. La ansiedad, la sensación de tocar fondo y de que todo pueda estar en tu cabeza, no ser capaz de escapar de ciertas situaciones…
¿De dónde vienen tus coqueteos con ritmos más latinos, como en ‘Paralysed’?
Mi amigo Will Archer (que ha producido parte del disco junto a John Congleton, Oli Barton-Wood, Dave Okumu o M.T. Hadley) trajo un beat muy interesante, teníamos la estrofa, puse los acordes y es cierto que le ha quedado un aire muy latino. Al final seguramente es porque mi tío, que tiene un estudio en Cornualles en el que hemos grabado prácticamente todas las canciones del disco y que además ha estado presente en algunos momentos, ha producido un montón de discos de música latina, incluso en España. Así que es posible que venga de ahí.
¿No hay como un estado de perpetuo nerviosismo en las canciones, con esa atmósfera relajada y esos estallidos y explosiones?
Una parte de mí sentía que las canciones lo necesitaban, esa intensidad que provoque que sucedan cosas en el interior de las personas, que algo se les remueva. Creía que las canciones necesitaban, no sé, llegar hacia algún sitio. Además, es posible que sintiera la necesidad de darles a todas una coherencia, ciertos paralelismos, sus propios guiños imitativos… para poder cocinarlas como parte de un disco, que es algo mayor. Me encontré más libre haciéndolo así, en lugar de pensando por canciones o por grupos de canciones. Las canciones pueden ser diferentes entre sí, puedes encontrar variedad en ellas, pero quizá están dirigidas todas hacia el mismo lugar, conectan en cosas más profundas, y eso te permite entenderlas como parte de un todo pero también apreciar sus diferencias. No sé, al final sobre todo fue divertido, supongo que me estaba divirtiendo.
Los adelantos invitaban a pensar en un disco mucho más enfocado a esa mixtura de jazz e indie rock/alt pop que lleva unos años pegando fuerte en Reino Unido, pero al escuchar el disco veo que el jazz ha pasado a un plano más de ambientación y te has enfocado más en un sonido rockero y sobre todo en un sonido más synth. ¿Cuál es la razón?
No quiero reducirme a un estilo, o es más bien que no he pensado mucho acerca de estilos en general. A la hora de sentarme a hacer el álbum, no me he parado a pensar en el disco que quería hacer sino más bien he dejado que las canciones sean las que hablen y completen el disco, que sean ellas las que me dirijan a mí.
Como te he dicho antes quería que todas las canciones funcionasen bien como un todo conjunto y cohesionado, que fuera más como un viaje que naturalmente atraviesa diferentes ánimos. Hay momentos más tristes, más indies, más espirituales y souleros, más rock o más jazzy… pero no es intencionado sino más bien una forma natural de fluir de las canciones. ¿Tiene sentido?
Lo normal es que un debut se demore más tiempo para salir. ¿Tenías prisa por algo en particular?
La verdad es que soy una persona que tiende a ponerse siempre mucha presión a sí misma. Tenía claro que quería hacer un disco, tampoco sabría decirte muy bien por qué, y al tenerlo tan claro empecé a pensar que lo quería ya. Y así te vas ordenando. Es algo que tienes que hacer para alcanzar el siguiente nivel, el siguiente paso. Para continuar moviéndote y por lo tanto creciendo. Y ver qué es lo siguiente, plantearte qué quieres hacer después.
¿Es el disco una materialización de tu momento vital?
Probablemente sí.
En ‘Paradise’ (una de las mejores canciones del disco) te planteas dónde han podido ir las cosas buenas… ¿Dónde se han ido las cosas buenas? ¿y cuáles son esas cosas?
No sé dónde se han ido, ojalá lo supiera. Sí supongo que esas pequeñas cosas buenas son esas en las que pensamos en primer lugar cuando echamos la vista atrás y nos paramos a recordar… el tiempo que pasamos con los que queremos, con las personas importantes de nuestra vida; los momentos que nos han hecho verdaderamente felices… Ahora es como si todo eso se hubiera perdido en el horizonte, como si ya no existiese nunca más.
Pero me pregunto dónde se han ido porque sigo viéndome positiva sobre el hecho de que podamos preguntárnoslo y por lo tanto ponerle remedio. Viendo el mundo, hay cosas que empeoran cada día más y a las personas parece que le da cada vez más igual. Hay mucha superficialidad, pero verlo me hace pensar que es posible salvarlo.
¿Podemos recuperar esas cosas entonces?
Sí. Quiero pensar que sí. Algunas veces, imagino.
¿Cómo?
Supongo que –piensa un buen rato–… No lo sé, Haciendo cosas buenas te llegarán cosas buenas.
Me encanta ‘Baby Blu’, con ese bombo a negras, el four on the floor y el pulso disco, samples a la Jamie xx, el coro a la Florence + The Machine… ¿De dónde sale esta canción y este arreglo?
Estaba escribiendo y componiendo con Bastian (Lang), y la verdad es que nos estábamos basando fundamentalmente en… ¿conoces esa canción de Angie Stone, ‘Wish I Didn’t Miss You’? –la canta–. Queríamos el feeling de esa canción. Y es cierto que no suena exactamente como yo sueno, ¿no? Quizá es la que más se distancia de la tónica general. Aunque tampoco es que sepa muy bien cuál es mi sonido.
Precisamente te iba a preguntar por eso. ¿Cómo describirías tú tu sonido?
Ya te digo que no me he planteado nunca cómo describirlo. Simplemente quiero transmitir lo que siento y pienso de forma honesta y con humidad.
¿Por qué hay tanta gente involucrada finalmente en el disco?
Buena pregunta. Tampoco es que lo planeara así especialmente. Simplemente surgió así. No sé, estaba escribiendo mucho para otra gente, trabajando con otros artistas, había cosas que funcionaban. Entonces, cuando me planteé ponerme a trabajar en mi propio disco, se juntó que ya estaba a lo mejor un poco cansada de escribir por mi cuenta y que ya estaba trabajando con diferentes productores y compositores con los que salían cosas interesantes, así que surgió naturalmente en esa dirección. También me ha servido para enriquecer mi visión.

Tus padres han tenido siempre profesiones artísticas y tenías las posibilidades del estudio de Joe en Cornualles durante tus vacaciones. ¿Cómo de importantes han sido estas experiencias a la hora de definir tu carrera musical?
Mis padres han sido muy importantes, sobre todo para darme confianza en mí misma como para poder decidirme a ser músico. Igual que crecer en un entorno en el que se tomaban decisiones artísticas y se ha valorado desde siempre la creatividad. Sigue habiendo muchas cosas que tengo que aprender, y estoy en ello, pero sí, es una gran manera de empezar, tengo mucha suerte.
¿Cómo relacionas tú los interludios con cada uno de los bloques de canciones?
Supongo que por temáticas, con un sentido lineal que empieza en la paranoia y cómo afecta a cómo nos comportamos, cómo experimentamos la realidad. La siguiente fase va sobre atreverse a ser libre, entrar de alguna manera en un “paraíso” mental y tratar de ser feliz, o engañarse a uno mismo con la posibilidad de serlo, pero entonces el siguiente paso se relaciona más con la temperatura, con un aumento del calor que representa un aumento de la presión, de esa presión que ejerce sobre nosotros la idea de felicidad, el miedo a empezar a perder cosas que hemos logrado y nos han hecho felices. Todo puede venirse abajo y todo empieza a perder sentido… Y a la hora de llegar a la conclusión, el programa se rompe, porque realmente no hay conclusión, o al menos yo no he llegado a ella.
¿Qué significa ser «alguien»? Lo dices en ‘Safety Net’.
No sé. Lo que pienso es que es imposible que seamos solo un cuerpo que recibe y produce mensajes y que hace… ¿cosas? Tenemos que darle sentido a nuestra vida de alguna manera, y al final eso es lo que para mí puede ser la búsqueda de “ser alguien”, ¿sabes? Ser tú mismo, y serlo de la manera más libre, no tanto alcanzar lo que se espera de nosotros en sociedad, que es la deformación del concepto de “ser alguien”. Para mí está en buscar cosas nuevas todos los días, en no quedarme atrapada en algún momento de mi vida o en algún rincón de mi mente. Tratar de fluir con lo que vaya ocurriendo e intentar no ser autodestructiva dentro de mi entorno.
¿Qué es para ti la ansiedad? ¿Puede ser uno de los grandes males de nuestra generación?
Pfff… No sé –se tira un rato pensando–. Me gustaría poder darte una respuesta, tenerla yo misma –sigue pensando–. La ansiedad viene en parte de esa búsqueda impuesta de “algo” que no parte de nosotros mismos, pero no creo que se pueda resumir a solo eso –y otro buen rato–. No sé… Darle demasiadas vueltas a las cosas puede ser muy malo, pero también es necesario.
Para terminar, háblame de Artist in Transit…
Es una idea de mi hermana (Molly Daniel). Es básicamente un grupo de amigos y gente que conocemos, familia, etc. con una idea: usar el arte como un canal para conectar con gente diferente, procedente de otras culturas, con inquietudes artísticas parecidas o no, y tratar de entender con ellos esas otras culturas y esas otras formas de ver el mundo. Pero también es una forma de compartir conocimientos, habilidades, visiones técnicas y conceptuales. Creo que es muy interesante y muy valiente por su parte, y una prueba más de ese contacto que siempre hemos tenido con el arte y la creatividad.
Tendremos la oportunidad de disfrutar de los estallidos guitarreros, de la sensibilidad sintética y del soulful pop de Nilúfer Yanya, así como de su creatividad refulgente, en la próxima edición del Primavera Sound.
Texto: Diego Rubio
Fotografías: Molly Daniel