Compartimos las listas de los videoclips, los EPs e incluso también de las grandes figuras emergentes del año. Ahora, por fin, llegó el momento más catártico de este convulso final de temporada: el de la selección de los mejores discos de 2020. Sin más dilación, ni más superflua charla, aquí compartimos los que para nosotros han sido los 50 álbumes más brillantes de estos últimos 12 meses. La relación presenta tanto álbumes nacionales como internacionales. Dato curioso pero importante: este 2020 ha sido el año en el que ha existido más representación femenina en nuestro top 10 (y también aquel en el que menos guitarras han imperado en el mismo). Lean, lean…
El 99% de trabajos de esta lista aparecen en una playlist que ya puedes encontrar en nuestro Spotify.
50 – ALL THEM WITCHES – NOTHING AS THE IDEAL

Tras la salida de Jonathan Draper del grupo y en su nueva reconversión a trío para la grabación de su sexto disco de estudio, All Them Witches no parecen haber perdido nada sino más bien todo lo contrario con ocho canciones homenaje a esos jams que bailan entre el blues, la psicodelia, el stoner y el rock alternativo. «Nothing As The Ideal» es una ensalada de riffs crujientes, solos vertiginosos y pasajes de batería feroces que comparten el mismo espacio que los paisajes sonoros estables y más planos. Este último disco podría ser un buen resumen de la historia de la banda, de hecho se basa en los demás y le recuerda al oyente que siempre habrá cosas desagradables inevitables en la vida, y puede parecer que no mejorará mucho en el futuro cercano. [Sebas Rosas]
49 – OTHER LIVES – FOR THEIR LOVE

«Es como fantasía sonora, casi etérea, si no fuera porque cada canción te hace bajar de las nubes con sus letras, la gran mayoría basadas en las luchas morales de las personas con sus realidades. El propio Tabish no queda excluido de esa ecuación y eso se puede ver rápidamente en temas como ‘We Wait‘, que dedica a su amigo fallecido Tommy. Fue «ese hermano mayor que nunca tuvo» y que arrastra la espeluznante historia de haber sido asesinado por un sicario. Aquí, en lugar de evadirse del trauma, el cantante coge el toro por los cuernos y le da a la música un sentido terapéutico: «en mis sueños a menudo pienso en ti, me pregunto dónde has estado. Verás, no recuerdo mucho desde entonces«. La intensidad de este disco se mide más bien por lo que cuenta, aunque su ropaje sonoro tiende a dramatizarlo. La Burtoniana ‘Nites Out‘, acomodada con esos pianos llenos de rimel tan Dresden Dolls, es un ejemplo evidente. O ‘Hey Hey I‘, de compás acelerado (inédito hasta la fecha), también le pone el acento. Aunque al revés también: desde el sutílisimo rechinar natural de la madera, los tres acordes de una acústica (‘Dead Language‘) o los airosos violínes (‘All Eyes‘), Other Lives llegan muy hondo». [Màrius Riba] Crítica de «For Their Love».
48 – GIL-SCOTT HERON – WE’RE NEW AGAIN

¿Puede un álbum salido hace una década tomar un nuevo impulso y ser reimaginado como una nueva creación a la altura de su creador original? Gil Scott-Heron es esencial para entender el mundo que vivió y lo que su obra inspiró, especialmente como precursor del hip hop, pero también su último disco justo antes de su muerte, ‘I’m new here’, ha inspirado ya dos nuevos enfoques, en un legado que va mutando y siendo revisitado como el pionero genial que fue. En este, Makaya McCraven, emergente productor y batería de gran talento, lleva la obra inacabada de Scott-Heron a un estado casi de finitud, próximo a su mundo lleno de jazz, sucio blues, spoken word… la producción es precisa pero a la vez fluye en un torrente de ideas, libertad rítmica que abraza multitud de detalles instrumentales y océanos musicales que se expanden y contraen alrededor de la voz del genio al McCraven respeta en toda su inabarcable profundidad y contradicción poética. [Nil Rubió]
47 – HINDS – THE PRETTIEST CURSE

El éxito de Hinds. Cinco años atrás empezábamos la reseña de su debut con esta misma frase. Nada y todo ha cambiado desde entonces: el éxito sigue entre ellas, aunque no es el mismo de antes. «The Prettiest Curse», su tercer disco, es una lavada de boca con jabón, lejía, Mistol y demás detergentes químicos, a todos los que cuestionaban su talento y hablaban del azar de los azares. El salto cualitativo que hay en este álbum poco tiene que ver con el de «Leave Me Alone» a «I Don’t Run». De pronto, las madrileñas han extinguido su estilo lo-fi de instituto y aparecen con un trabajo sofisticado, sedoso y popero en todos su estridentes colores. Jennifer Decilveo, productora en esta ocasión, juega, según ellas, un rol fundamental en términos de autoconfianza. Y eso se nota, y no porque lo digan Hinds; de otra manera, un disco como este no hubiera visto la luz. Tenemos una Just Like Kids (Miau) dedicada a sus haters (cantada con carita de niñas buenas), que para entender el curro que se han pegado viene muy bien porque es un tema que entraría en sus anteriores catálogos. Luego, vemos cómo van más allá, también estilísticamente, en ‘Good Bad Times’ o ‘Riding Solo’, canciones que ganan un volumen y un poder escénico importante (sí, lo hemos comprobado desde las sillas). Tal vez en algo tenían razón cuando decían que Hinds eran malas como el diablo. Este 2020 el diablo ha vestido de Prada y la cumbre de su éxito la ha representado «The Prettiest Curse». «Es que Hinds son una moda». [Màrius Riba]
46 – OSEES – PROTEAN THREAT

Ni falta hace recordar los cambios de formaciones o nombres que han tenido y tendrán los liderados por John Dwyer, en su particular lucha por ver quién saca más discos en un año, parece que Ty Segall y King Gizzard han bajado el ritmo este año y los de San Francisco han sacado la friolera de tres, sin contar con el live del Levitation. «Protean Threat» es un disco que recupera a los Osees más garageros, renunciando a esas epopeyas progresivas de 20 minutos para una base psicodélica, krautrock y punk de la banda. Quizás el gran giro de este disco es la metamorfosis vocal de Dwyer que en muchas canciones estira de más y cambia de piel constantemente, pero finalmente es su fórmula en sí, la de cambiar constantemente. Veintipico álbumes después, los Osees nos fascinan con esos giros y vueltas contradictorios que ya son marca registrada de la banda. [Sebas Rosas]
45 – LUCRECIA DALT – NO ERA SÓLIDA

El segundo trabajo de la artista colombiana en RVNG es un éxtasis de algunas de sus mayores obsesiones. En él se dan cita los propósitos más experimentales y avant garde, con un sonido que busca siempre transgredir sus propios límites en la expresión de un concepto: la existencia de una entidad formada por partículas variables y su obstinado recorrido para convertirse en sólida. El resultado es un LP, extraterrestre o no (en función de la noción de panspermia que manejemos) repleto de momentos extraordinarios y alucinatorios, a pesar de su brevedad. Lucrecia Dalt sigue palpando los límites de la música popular sin importar la pasividad y la frialdad con la que son recibidos sus proyectos en la actualidad; pero tal vez esta indolencia sea necesaria para que algunos pocos sigan empujando. [Miguel Pardo] Crítica de «No Era Sólida».
44 – GRIMES – MISS ANTHROPOCENE

“Miss Anthropocene” es un disco que reflexiona acerca de la situación actual del mundo, y lo hace a través de una buena cantidad de referencias a videojuegos, el catastrofismo, la inteligencia artificial y la ambigüedad del conocimiento en nuestra era. Hasta aquí todo bien, un disco que tiene en cuenta factores muy relevantes de nuestro presente, que los mira directamente y juega a construir melodías memorables y sobre todo mantras sensacionalistas (un poco en la dirección del ‘Love it if we made it’ de The 1975) para cantar mientras adviene el apocalipsis. Con ello es una verdadera lástima que se haya quedado fuera del disco ‘We Appreciate Power’, prácticamente la única canción del proyecto que parecía recopilar estas pretensiones que mencionamos sin resultar demasiado evidente, quejosa o derrotista. Que Grimes tiene una capacidad estupenda para construir hits de pop es algo sobre lo que ya no cabe duda. En su nuevo disco ha querido además darle a esos hits un carácter épico o tal vez traumático; como para quien observa (seguramente ella, su chico y Elon Jr) el planeta Tierra entre llamas y explosiones desde una colosal nave que se dirige a colonizar otro espacio habitable«. [Miguel Pardo] Crítica de «Miss Anthropocene».
43 – NOTHING – THE GREAT DISMAL

«Las revoluciones nacen de dentro, concretamente de los recovecos más oscuros que gobiernan desde las sombras nuestras entrañas. Guiada siempre por la más virulenta tempestad de sus miedos, la creatividad atesorada por Nothing siempre ha parecido hilarse a partir de dicho patrón. Como tratando de reinvidicar cierto pasado mejor, la formación de Filadelfia se desquitó emocionalmente en los pasados años con un par de obras (“Tired Of Tomorrow”, “Dance On The Blacktop”) en las que los estadounidenses se sinceraban sobre sus miserias mientras besaban los azulejos pisados por artistas del calibre de Neil Halstead, Kevin Shields, Victoria Legrand o Kurt Cobain. Pero eso, amigos, queda ya en el pasado. Con “The Great Dismal”, su último álbum, Nothing han podido tocar, por fin, aquella reinterpretación de su sonido que tanto tiempo llevaban anhelando sus fans. Dejando su devoción por lo cochambroso a un lado, la banda de Dom Palermo ha refinado su propuesta con un trabajo en el que lo magno pasa a situarse en primera fila en una obra, guitarrera y de cauce digitalizado, dada a engatusar a los seguidores de los Placebo más abiertos de mente«. [Pablo Porcar] Crítica de «The Great Dismal».
42 – CASPIAN – ON CIRCLES

Quizás la mala suerte de haberlo sacado en enero les haya jugado en contra. Pero en casi ninguna lista ha salido el robusto disco que es «On Circles», un manto de guitarras progresivas que pintan texturas a través de 46 minutos. Desde el primer tema comienza a elevar vuelo, un sonido tenue con una guitarra discreta nos sirve de aperitivo para el ritual de iniciación para que luego todo salga por los aires, pedazos de ceniza volando de un lado a otro mientras Caspian tejen notas en un monumental trabajo de post rock. Te invita a sumergirte en las profundidades desconcertantes mientras te aturde en cada registro que suena complejo y tortuoso pero a la vez abrumador. Sí, Caspian lo ha vuelto a hacer, y sí que ha valido la pena la espera gracias a un disco que se cocina a fuego lento entre pasajes instrumentales longevos pero que permite finales acelerados. [Sebas Rosas]
41 – TOM MISCH, YOUSSEF DAVES – WHAT KINDA MUSIC

La vuelta al ruedo de Tom Misch tras su notable debut ‘Geography’ se ha presentado en forma de acertadísima colaboración. En ‘What Kinda Music’, se une a su causa el batería de jazz Youssef Dayes (de quien un servidor no ha quitado ojo desde que un feliz día topó con esta obra de arte -link: https://www.youtube.com/watch?v=NwVtIPeYIeQ), que aporta con su poderío a las baquetas una elegante presencia rítmica que aguanta su posición protagonista con creatividad y elegancia. Como no podía ser de otra manera, cuando se juntan el flow con el flow sale flow a raudales, y se palpa tanto en virtuosas fantasías instrumentales como ‘Lift Off’ o ‘Kyiv’ como en temas con mayor espíritu de single como ‘Night Rider’, a cuya fiesta se apunta también Freddie Gibbs. En conjunto, un álbum de jazz y neo-soul con raíces urbanas que se escucha prácticamente solo. [Pau Ortiz]
40 – KHRUANGBIN – MORDECHAI

La banda de nombre tailandés impronunciable regresa a sus raíces con este nuevo trabajo grabado en una granja de Houston. El espíritu viajero y hedonista se balancea entre diversos géneros como el disco, el dub y ese inseparable funk sesentero que dan forma a un álbum delicadamente psicodélico. El groove de Time (You And I) complementa a los sonidos místicos de “Father Bird, Mother Bird” y a los toques latinos de ‘Pelota’, en un disco que refleja el sonido instrumental marca de la casa con influencias exóticas. Mordechai sigue ese hilo misterioso y seductor agregando nuevos matices, creando un sonido ecléctico e introduciendo más voces que en sus anteriores trabajos. La banda sonora perfecta para una tarde de verano, una pequeña oda a todo lo bueno que está por venir. [Fátima Conde]
39 – LINA – RAÜL REFREE – LINA_ RAÜL REFREE

La fórmula Refree es algo que pocas veces suele fallar. Lleva ya años demostrando que las músicas tradicionales están lejos de estar muertas y la renovación del fado que ofrece en Lina_Raül Refree es un claro ejemplo de ello. La delicadeza de la voz de Lina baila sobre la producción experimental de Raül de una forma exquisita mientras los drones electrónicos acompañan la emoción de la letra haciendo difícil aguantar sin que se te erice el vello. [Sergi Cuxart]
38 – NATHAN FAKE – BLIZZARDS

“Blizzards” es seguramente el mejor trabajo que ha firmado Nathan Fake hasta la fecha. Con cadencias techno y un gusto por las texturas y la corrosión de los samples, el nuevo disco del británico es un carrusel físico con varios temas vertiginosos (‘Torch song’, ‘Frimament’, ‘Tbilisi’…) basados en la improvisación. Haciendo suyo un lema como el de Bender Rønnenfelt: «las limitaciones pueden ser un regalo», Fake logra un disco que suena tremendamente espontáneo a la par que retorcido. Incluso ya le ha remezclado Jon Hopkins, ¿será este su salto definitivo a un público más amplio? Aunque así lo fuera su intrepidez sonora parece intacta. [Miguel Pardo]
37 – SOMOS LA HERENCIA – DOLO

La deconstrucción del post-punk que hacen Somos la Herencia en su disco debut, ‘Dolo’, refleja a la perfección un sentimiento compartido por muchos de desilusión y desencanto con el sistema en el que vivimos. Atmósferas propias del witch-house, actitud punk y voces desgarradas sumergidas en reverb, todo mezclado en una rave sentimental que te lleva del club al pogo como si nada. [Sergi Cuxart]
36 – PORRIDGE RADIO – EVERY BAD

«Lejos de sintonizar con clásicos como los Rolling o The Kinks, Porridge Radio codifican su señal con la escena más actual y alternativa inglesa, donde suenan bandas inglesas como Goat Girl o Dry Cleaning. «Every Bad» es un disco poco disruptivo, pero que en ningún caso naufraga ni piratea señales vecinas. Siempre van rumbo a Brighton y, en este caso, sobrados de buenos temas en la recámara». [Màrius Riba] Crítica de «Every Bad».
35 – ANTEROS – … Y EN PAZ LA OSCURIDAD

El segundo disco de los Ànteros -con el acento abierto- es uno de los mejores trabajos nacionales del año. Evocador y épico en partes iguales, el trabajo que se grabó en plena pandemia es un fiel reflejo de los tiempos que vivimos: gritos, rabia y sonidos pesados construidos sobre una estructura sonora que se retuerce entre la distorsión y los acoples. «… y en paz la oscuridad» está mucho más trabajado que su predecesor; con el aporte de Eloi y Martha, suena mucho más versátil y con identidad propia que no queda otra cosa que ponerlo a todo volumen y sentarse a escuchar mientras te pasa por arriba. En resumen, un disco que cuenta con muchos más elementos y personalidad que su antecesor y que esos cortes nuevos en directo suenan inmensos. Vuelca el fuego contra el planeta entero… [Sebas Rosas]
34 – NATHY PELUSO – CALAMBRE

Si hay alguien que puede mezclar el hip-hop con la salsa y el bolero y salir ilesa de tal fusión, esa es Nathy Peluso. En “Calambre” convergen todas las influencias musicales de la argentina, ofreciendo la mejor versión de una artista que ha bebido de muchas culturas y referentes distintos por circunstancias de la vida y por su curiosidad innata. Nathy Peluso se muestra más empoderada que nunca en un disco que habla sobre amor, desamor y pasión, los tres pilares de su discografía. Pero esta vez lo hace desde una mirada mucho más madura y reposada que la que una vez pudimos sentir con aquel “Corashe” de 2017. En la mayoría de temas, Peluso rapea unas barras que son propias de artistas internacionales de peso. Hay algo en su voz y en la teatralidad de su manera de cantar que transmite y engancha a partes iguales, regalándonos grandes hits como “Business Woman”, “Sana Sana” o “Buenos Aires”. Con un álbum tan profesional como “Calambre”, cuesta creer que Nathy Peluso haya sido nominada a Mejor Artista Nuevo en los últimos Latin Grammy. Porque su manera de ejecutar, desde luego, no es propio de alguien emergente. [Álvaro Tejada]
33 – BAD BUNNY – YHLQMDLG

El 2020 ha sido un año productivo para Bad Bunny, quien se ha sacado de la manga no uno ni dos sino tres discos. Pero para poder entender la evolución y el sonido de los dos últimos hay que centrarse en el primero de esta trilogía, titulado “YHLQMDLG”. Como bien dicen sus siglas, Bad Bunny realmente hace lo que le da la gana y su influencia es tan alta que es capaz de cambiar las normas del reggaetón más clásico. Un género musical que siempre ha sido criticado por ser denigrante para la mujer, además de superfluo y básico. Ha tenido que llegar Benito con un disco como este para demostrar que el reggaetón puede ser mucho más que eso, y que incluso puede empoderar a aquellos y aquellas a los que a antes no se les daba voz. Es una pena que temazos como “Yo Perreo Sola” o “Safaera” no hayan podido ser debidamente explotados en las pistas de baile este año, pero al menos podemos decir que a muchos la música de Bad Bunny nos ha hecho evadirnos de todo lo malo que ocurría de puertas para fuera. Aunque solo fuera durante un rato. [Álvaro Tejada]
32 – THE STROKES – THE NEW ABNORMAL

«Al final, el tiempo ha acabado poniendo a cada uno en su sitio. En pleno 2020, y con la antena puesta en grupos que ya han ido y vuelto a la luna dos veces, va y The Strokes reaparecen con nuevo disco, su sexto. En este contexto surge «The New Abnormal«, después de siete años de sequía pertinaz desde su último LP (obviando el EP de «Future Present Past» y el puñado de giras retronostálgicas que nos han regalado) y ya sin expectativa alguna de que sea lo que todos llevamos esperando desde hace 17 años. El tiempo, precisamente, creo que ha sido determinante en este trabajo: nos revela que The Strokes no acabaron como abogados. Tuvieron tiempo para centrarse. Admitieron que les molaba más coquetear con otros registros, más ochenteros y marcianos, y que no iban a ser una fábrica de hits como churros. Con los pies en la tierra, ahora han lanzado un disco que, puestos a comparar, tiene tanto sentido como el «Is this It» de la época. Esta entrega es mercurio al lado de su debut saturniano, que quede claro, pero hay que decir que nos deja destellos de esa genialidad. Se dedican a otra cosa, eso ya lo sabíamos, pero ahora hemos visto que siguen siendo capaces de resolver temas sin tirar de calculadora«. [Màrius Riba] Crítica de «The New Abnormal».
31 – CARIBOU – SUDDENLY

«“Suddenly” es un disco de especial madurez y aplomo. Puede percibirse a lo largo de todo su desarrollo su extraordinario carácter sanatorio y delicado, de quién sabe cómo llevar o se siente bien encargándose del cuidado afectivo de los demás. El quinto trabajo bajo este pseudónimo de Daniel Snaith es el más armónico en el aspecto sonoro y está caracterizado por su enorme balance a pesar de su diletante propuesta. La electrónica acuática, el “sonido Caribou” realiza un abrazo general de todas las proposiciones; demostrando el extraordinario talento de un artista capaz de no renunciar a sus mayores fetiches, pero de seguir sonando, a pesar de ello, novedoso y estimulante. Uno de los discos más interesantes, reconfortantes y sorprendentes para disfrutar en esta vírica primavera que adviene«. [Miguel Pardo] Crítica de «Suddenly».
30 – ANDREA – RITORNO

El sello Ilian Tape, comandado por los Zenker Brothers, no deja de dar alegrías al mundo de la electrónica. Si en 2018 lanzó uno de los discos del año con “Compro” de Skee Mask, en 2019 le tocó al debut de Stenny y este año el del italiano Andrea. “Ritorno” es un disco en el que se mezclan oníricamente el breakbeat, el jungle, el ambient e incluso el trip hop. Con aires a Boards of Canada o al Aphex Twin más sosegado, este LP genera un lenguaje propio de atmósferas vaporosas que parecen someter a las salvajes percusiones que de tanto en cuanto emergen. El resultado es un trabajo cohesivo y altamente abstracto, que transporta al oyente a otra dimensión: uno de los álbumes de electrónica del año. [Miguel Pardo]
29 – GEORGIA – SEEKING THRILLS

«Con su segundo trabajo Georgia demuestra haber dado un paso hacia adelante y una emancipación paradójica, que se materializa en la facilidad con la que construye canciones muy pegadizas utilizando estilos ya de sobra manidos. “Seeking Thrills” es un disco que ayuda a abrir con cierta luminosidad y frescura esta década que se antoja crítica y oscura; un disco de pop que no renuncia a mirar al momento político y cultural actuales, pero que lo hace sin un sonido agorero y con una jovial frivolidad«. [Miguel Pardo] Crítica de «Seeking Thrills».
28 – BILL CALLAHAN – GOLD RECORD

En tiempos de pandemia, la decisión de publicar las canciones de «Gold Record» a ritmo de una por semana ha sido la mejor posible. Ha implicado nada menos que el regalo de poder paladear por unos minutos cada lunes sentimientos completos, verdaderos y sobre todo ajenos a la contaminación del panorama que nos rodea. La música de Bill Callahan es siempre preciosa, con una guitarra punteada con cariño y precisión, vientos elegantes y comedidos, y una percusión que prácticamente no es percutida sino acariciada. Sobre esta base mullida y delicada reposan letras que, siempre en primera persona, toman el punto de vista de avatares de Callahan que interaccionan con el mundo y con sus pensamientos. Ahí hay espacio para conocer a personas con ilusiones, a otras que purgan su hondo pesar como buenamente pueden, a Ry Cooder (con mucha coña), a gente que se pregunta por su devenir e incluso a algún que otro tonto del culo. Y también, un poco, a nosotros mismos. [Sebas Rosas]
27 – VIVA BELGRADO – BELLAVISTA

El 20 de marzo de este año nos preparábamos para otras (supuestas) dos semanas de confinamiento y Viva Belgrado estrenaban single. El estribillo de Bellavista no podía ser más oportuno: “esta mierda no se puede salvar”. Pero ni la situación actual puede nublar lo brillante de su nuevo disco. Temas más íntimos que hilan con ironía fina, algo de pop y otro poco de flamenco y, sin embargo, seguimos reconociendo en cada rincón a la banda que nos conquistó a golpe de guitarra y desgarro. Lo mejor de Bellavista es que esconde un descubrimiento para cada uno, algo que lo hace especial para cada oyente de una manera única. Ya sean los paisajes sonoros de “¿Qué hay detrás de la Ventana?” la experimentación de “Un collar” o el tanteo al lo-fi pop de “Más triste que Shinji Ikari”. [Montse Galeano]
26 – MAC MILLER – CIRCLES

Mac Miller nos dejó de forma repentina en 2018, poco después de la presentación de su álbum Swimming, que le iba a convertir en una de las figuras más representativas del hip hop. Circles se publicaba este año como la segunda parte del disco, un pequeño regalo para los fans del artista que completaba el concepto artístico de “nadar en círculos”. En este disco póstumo nos explica su lucha por lidiar por sus conflictos internos y sus problemas de inestabilidad emocional, esa fragilidad de la que huía que se traduce en forma de soul y jazz fusionado con hip hop. La imaginación del norteamericano no tenía límites, lo comprobamos en las melodías de ‘Hand Me Down’, ‘Once A Day’ y ‘Woods’. La influencia del jazz está más que presente en este trabajo y se refleja en ‘Blue world’, con la intro de los Four Freshmen, y las referencias al ‘Everybody’s gotta live’ the Arthur Lee en la fresca ‘Everybody’. Circles nos hace vibrar, nos seduce, nos lleva por un camino hacia el anhelo, donde más duele y donde más reconforta. Un legado que prueba todo el potencial del desaparecido artista. [Fátima Conde]
25 – TAYLOR SWIFT – FOLKLORE

Las carreras musicales se pueden levantar después de dos discos seguidos fallidos, o, si no, que le pregunten a Taylor Swift. La artista venía de publicar el insípido “reputation” y el cursi “Lover”, dos álbumes muy poco a la altura que hicieron que, entre otras cosas, la Academia de los GRAMMYs se olvidara de ella casi por completo. Tuvo que llegar el coronavirus para que Taylor se encerrase en casa y escribiera la que, para muchos, es la obra de su vida: “folklore”. Anunciado de golpe en pleno verano, Taylor nos entregó su álbum más maduro hasta la fecha. Acompañada en el proceso (aunque a distancia) por grandes como Jack Antonoff y Aaron Dessner de The National, Taylor Swift ha conseguido encontrar el sonido que tantos quebraderos de cabeza le estaba dando tras haberse pasado del country al pop. Y, para ello, tan solo ha tenido que verse aislada de todo el ruido de ahí fuera. “folklore” es un disco crudo, trabajado a fuego lento y que no necesita de artificios para imponer su verdad. [Álvaro Tejada]
24 – ELA MINUS – ACTS OF REBELLION

Otro debut realmente interesante. El de Gabriela Jimeno es un inesperado ejercicio de sobriedad y ascetismo sonoros: un sonido cercano al house oscuro, pero con momentos para cantar, en español y en inglés, o con momentos más pausados y reflexivos. Con gran desparpajo y muy buenas ideas, Ela Minus da una lección de austeridad. Un disco conciso, bien compactado, con una gama cromática bastante reducida; pero perfectamente puesta al servicio de una revolución que se da en la cotidianeidad y en los pequeños gestos. En este caso sobran las comparaciones, Jimeno está labrando su propio recorrido de manera concienzuda. [Miguel Pardo] Crítica de «Acts Of Rebellion».
23 – FENNE LILY – BREACH
5 centímetros. Tras escuchar «BREACH» ese es el grosor que deduzco que ha ganado la piel de Fenne Lily entre las etapas de «On Hold»( 2018) y el disco que nos ocupa (2020). Pese a todo, y rezumando madurez por todos sus poros, esta nueva referencia demuestra que la cantautora británica no ha perdido un ápice de la sensibilidad atesorada en su LP debut. Al contrario: ahora su ejecución melódica es más compleja, con más arreglos de cuerda (y sorprendentemente también de piano) que dan alas a un compendio de historias personales que ahondan en el olvido (‘Elliott’), el despecho emocional en clave de dardo envenenado (‘Birthday’) y la aceptación (‘I Used To Hate My Body…’). Punto álgido: ‘I, Nietzsche’, en la que la melosidad de la voz de Fenne cobra nueva vida bajo un influjo notoriamente sarcástico. Ahora sí se puede confirmar que ha nacido otra estrella en Bristol. [Pablo Porcar]
22 – US GIRLS – HEAVY LIGHT

«“Heavy Light” cierra con ‘Red Ford Radio’ una canción que Remy grabó hace ya mucho tiempo. Esta retrotracción del pasado nos muestra la verdadera intención del proyecto de U.S. Girls: reformular la historia con una perspectiva nueva, no tanto abusando de una retromanía o de una nostalgia por los tiempos pasados, sino transfigurándolos y proyectándolos a través de un prisma crítico y contemporáneo; que permita ver ciertos fenómenos antiguos y relativamente recientes bajo una nueva y fuerte luz. Y en eso el nuevo trabajo de U.S. Girls acierta de lleno, por lo que touché«. [Miguel Pardo] Crítica de «Heavy Light».
21 – BOB DYLAN – ROUGH AND ROWDY WAYS

Enigmático y escurridizo, mito viviente, Bob Dylan lleva sesenta años siguiendo su instinto, muy por delante de todo y todos. Si 2020 ha sido un año de calamidades, también nos deja un álbum histórico. Y es que «Rough and Rowdy Ways» viene a sumarse a su selecto grupo de rotundas obras maestras, que desde la niebla redentora de Time Out of Mind, no recibía un disco de tal magnitud. El Dylan de 2020, cerca ya de los ochenta, es un personaje que encuentra acomodo en el crepúsculo, capaz de jugar con piezas de blues tan sencillas como apabullantes, perfeccionar su vertiente crooner de los últimos años y encontrar un tapiz de canciones en las que descubrir maravilla tras otra. Tan directo como alegórico, tan oscuro como cálido, tan discreto como poderoso, tan sereno como turbulento, Dylan compone su penúltimo viaje a lo desconocido desde la maestría en lo musical y lo sublime en lo lírico. [Nil Rubió]
20 – HAIM – WOMEN IN MUSIC PART III

«Haim demuestran en “Women In Music pt. III” que lo suyo es hacer pop, responda eso a la etiqueta a la que lo haga. Su nuevo trabajo está preñado de una fina vulnerabilidad, protegida por ritmos pegajosos y ataviada con una hortera chaquetita del Zara, pero, ¿a quién le importa? Las tres hermanas exponen cómo se puede seguir haciendo música de antes sin una pretensión vintage, con miras a una teoría combinatoria del pop. Esa aparente falta de ambición llena su música de espontaneidad y buenas decisiones, lo que automáticamente les da el premio merecido para una pretensión superior. El trío final formado por ‘I’m in it’, ‘Hallelujah’ y ‘Summer Girl’ es la culminación de sus tres primeros trabajos. Tres canciones que si no llevásemos meses escuchando estarían en el top del año sin fallo«. [Miguel Pardo] Crítica de «Women In Music Pt. III».
19 – DOGLEG – MELEE

La celeridad como condición sine qua non en un grupo de guitarras avasalladoras y furibundas es fundamental. Vaya obviedad me acabo de gastar; pero es cierto. Dogleg, banda de Detroit que este año ha dado el pelotazo a nivel de «álbumes guitarreros», calibra ese elemento como nadie. Eso nos lleva a decir que son capaces de sostener la catarsis casi de forma indefinida, y de ahí la adicción. Evidentemente no es sólo cuestión de compás. «Melee», álbum con el que han debutado este año, nos descubre una colección de temas sin vacunar, que también apuesta por los vítores y las líneas melódicas -en un segundo plano- tal y como harían los Japandroids. A veces, acercándose al screamo, sin parafernalias, otras, empoderando la batería que, independientemente del tempo, escupe magma en cada repique. La fusión de estos elementos básicos (nada menos sesudo que la formación de una banda punk) se resuelve de una forma sencilla y letal en un disco que no guarda los dientes en sus 36 minutos de duración. Punk, con sus influencias emo, su deje Cloud Nothings (o sea, indie) y sus arrebatos hardcoreta. Todo eso contiene su pienso. Manjar para los que se alimentan de ruido, pero también para Pomeranians. [Màrius Riba]
18 – IDLES – ULTRA MONO

IDLES no llegan a la conclusión de que existen porque piensan. Al menos, no en “Ultra Mono”, ese disco en el que Joe Talbot y compañía defienden un carpe diem encarnizado y sin filtro para la denuncia. Primero es la consecuencia y luego la causa. La hostia en primer lugar, el ver de dónde ha venido ese balonazo despiadado y el porqué, lo segundo. Si han sonado toscos es algo que ni siquiera reflexionarán. Sus modales brillan por su ausencia (lo podría obviar) y su impacto vuelve a medirse, entre otras cosas, por esos hachazos sonoros que engorilan hasta al más pusilánime. Los de Bristol entregan así un álbum primario con el que se purgan y trallan todas esas vulnerabilidades que sienten (‘Anxiety’), clamando al mismo tiempo a la unidad y al amor propio y, en última instancia, a la acción (Mr. Motivator’). Porque como dice Talbot, “Ultra Mono” va sobre vivir al máximo en cada momento”. Sintiendo mucho y pensando poco han logrado enchufarnos su propósito en el riego sanguíneo. [Màrius Riba]
17 – FONTAINES D.C – A HERO’S DEATH

«En este sentido, si «Dogrel» se alzaba como un disco de facciones vistosas, definido y con el puño al aire, con un sello identitario mayúsculo como la S pechera de Superman, «A Hero’s Death» es el álbum que prescinde de capa. El link más explícito con la cultura irlandesa se queda en la cover, porque lo de dentro son unos Fontaines D.C. que claman la desazón vital a través de una narrativa que se fundamenta en el momento de la banda. Un momento en el que se encuentran distanciados entre ellos y no logran lidiar con los problemas personales de cada uno. Que no se reunieran en Dublín para gestarlo ya dice mucho de su naturaleza. El enfoque es otro. El pulso, también. El catálogo fonográfico se retuerce ligeramente. Pero la buena noticia es que , pese a todo, este disco tiene todo el sentido del mundo«. [Màrius Riba] Crítica de «A Hero’s Death».
16 – JEFF ROSENSTOCK – NO DREAM

Imposible no querer a Jeff Rosenstock. Su pop punk de autor, trascendente, lleno de recursos y vitalidad, alcanzó un cénit con ‘POST-’. Afilado, épico, histriónico, rabioso y lleno de melodías directas al hipotálamo. Todo virtudes que se han plasmado igual, o puede que mejor en ‘NO DREAM’, una continuación incluso más cabreada, hecha con más víscera y un ojo inacabable para convertir cada estribillo en una fiesta. Una máquina de destilar los peores impulsos en guitarrazos frenéticos, melodías pegajosas y convertir lo absurdo en poético y lo íntimo en una catarsis colectiva. No se escatiman coros al límite de desgañitarse, solos pinkertonescos y el dedo metido en la llaga de la actualidad, en un disco al que no le sobra absolutamente nada. Una bendición decibélica para el año que hemos pasado. [Nil Rubió]
15 – EMMA RUTH RUNDLE / THOU – MAY OUR CHAMBES BE FULL

Pocas combinaciones tan sexys y maravillosas como la mezcla ERR y Thou. «May Our Chambers Be Full» funciona tan bien en muchos niveles, ya que ambos son capaces de mostrar sus propios sonidos característicos y combinarlos sin esfuerzo. La mezcla es una maravillosa fusión de las letras sombrías de Rundle y el instrumental pesado de Thou; las fuertes guitarras siempre están al frente de batalla, pero de alguna manera ponen la voz de Emma en primer plano bien secundadas por la otra de Bryan Funck que proporciona un hermoso contraste armónico. El doom cruzado entre la fatalidad y la tristeza de Thou y la pasión envolvente de Rundle hacen del disco una pieza maravillosa, un ágil juego melódico que va aumentando a un ritmo violento y cautivador en un álbum fantástico que equilibra la belleza, la oscuridad, la rabia y la angustia en igual medida. El disco pedía a gritos una secuela y en febrero se nos cumplirá el deseo con un EP de cuatro canciones. Gracias. [Sebas Rosas]
14 – TAME IMPALA – THE SLOW RUSH

«Resulta extraordinario observar que una “estrella de rock” (expresión de dudoso sentido en la actualidad) tenga casi que dar explicaciones por cambiar de estilo. Sin duda los tiempos han cambiado. Tame Impala lanzaron hace diez años un debut con el que pusieron en marcha la rueda del revival psicodélico australiano, un tren con mandalas desdibujados y veinteañeros desorientados probando setas alucinógenas al que sin duda valía la pena subirse. En un panorama musical que se dedica a fagocitar incesantemente las ideas cuyo éxito ha sido ya testeado para llenar festivales indie y vender vinilos ante la nueva eclosión del consumo de estos productos, los oyentes no hacen sino alinearse una y otra vez con la industria, vociferando y calificando de “inauténtico” cualquier movimiento que escape a las expectativas perfectamente regladas por unos géneros recalcitrados desde hace ya sesenta años. En esta vorágine de inmovilidad y estancamiento, la propuesta de Tame Impala a partir de 2015, que, siendo francos, no es especialmente futurista, le sentó como una patada en el culo a quienes ya consideraban “Lonerism” un “instant classic” que vaticinaba el advenimiento del nuevo Jesucristo de la música de guitarras: Kevin Parker«. [Miguel Pardo] Crítica de «The Slow Rush».
13 – KING KRULE – MAN ALIVE!

«Tres años después de “The Ooz” (tercer mejor disco de 2017 en binaural.es), el joven inglés -padre de Marina durante la grabación de este último disco- confirma su exquisita diáspora musical en “Man Alive!”, un tercer trabajo que, de entrada, si tiene un par de cualidades son las de arriesgado e inesperado. No se ve venir, simplemente sucede, como una llamada vital de número oculto; el contacto es enfático (!) y si pone la exclamación en algo es en el devenir musical, en la no dirección, en la desfiguración. King Krule vuelve a llamar y nosotros, como receptores, nos exponemos a una conversación llena de angustiosas y plácidas interferencias«. [Màrius Riba] Crítica de «Man Alive!».
12 – CHARLI XCX – HOW I’M FEELING NOW

Quizás Charli XCX no ha hecho el disco del año, pero “How I’m Feeling Now” es uno de los discos que mejor definen este 2020. A medio camino entre la nostalgia y las expectativas de lo que pudo ser, “How I’m Feeling Now” captura esa sensación de estar en constante estado de espera. Para ello, Charli XCX grabó el disco en seis semanas desde su estudio casero, colaborando con diferentes artistas y siguiendo una filosofía DIY que no solemos ver en las élites del pop. Escucharlo es como abrir un diario personal, una experiencia sonora íntima y caótica. No es de extrañar que el resultado sea muy crudo y algo confuso, más siguiendo los estándares del pop tal y como lo concebimos tradicionalmente. Ahí está la gracia. [Montse Galeano]
11 – JAY ELECTRONICA – A WRITTEN TESTIMONY

Jay Electronica invoca a Jay-Z desde la primera sílaba. Es su sombra, y lo es, por tanto, en «A Written Testimony», disco que muchos fans han estado esperando 13 eternos años desde su primera Mixtape lanzada en 2007 vía MySpace. Puede que estemos hablando de uno de los debuts más tardíos de la historia. El tiempo es aquí una arma de doble filo, como la propia colaboración de Jay-Z, quien abre, cierra y participa en el álbum casi tanto como Jay Elec. Estos hechos lógicamente merman parte de la relevancia que le correspondería como autor original de la obra. Pero la fuerza y el carácter que exuda un disco tan rocambolesco como este no palidece ni ante un contexto de naturaleza desconcertante. Electronica se corona en este trabajo como un rimador de altos vuelos capaz de elaborar un discurso artístico de lo más complejo, que gira en torno a la teología y a las filosofías de la Nación del Islam; su nación. Lo contrario a ajedrezado, este testimonio escrito se percibe como una carta a Dios, esotérica y definitiva, llena de agradecimiento por completar un álbum cuya consecución parecía imposible. Más claro no nos lo puede dejar con el tema elegido para cerrar, ‘A.P.I.D.T.A.’ (All Praise Is Due To Allah) , un mensaje bondadoso que se desenvuelve sobre dócil base de ‘A Hymn’ de Khruangbin. La pluralidad de esta obra llega a percibirse en muchos momentos como un todo. Sí, canta Jay-Z, y cuando lo hace, la antena se tuerce. Pero de algún modo consigue que ésta y el resto de colabos, se integren plenamente en la escritura. De izquierda a derecha, o de derecha a izquierda. Se lea como se lea, la suma de talentos y el tiempo de cocción sin duda han hecho de «A Written Testimony» un debut sin fisuras. [Màrius Riba]
10 – TOUCHÉ AMORÉ – LAMENT

Si los dos últimos discos de Touché Amoré partían desde dos momentos vitales claros en la vida de Jeremy Bolm, con Lament no ocurre lo mismo. En Lament nos encontramos los temas siempre presentes en las canciones de Touché Amoré: aferrarse al amor, la amistad y la esperanza incluso cuando el nihilismo suena mucho más apetecible. Pero si algo llamó la atención de Lament mucho antes de poder escucharlo, era saber que Ross Robinson sería el encargado de la producción, una figura más cercana al metal. Limp Bizkit, At-The Drive in, Korn son algunos de los que trabajaron con el productor, una de las personas que sin duda definió el nu-metal, pero que nadie se asuste. A Touché Amoré los lleva a un lugar en el que, sin perder su esencia más fiera, pueden traspasar nuevas fronteras. ¿Puede otra banda de post-hardcore hacer un tema melódico como “Limelight” (con Manchester Orchestra) un estribillo pegajoso con aires de pop punk como “Reminders” o una balada como “A Broadcast” inspirada por Leonard Cohen? Touché Amoré siguen llevándonos a nuevos lugares y el viaje no podría ser más disfrutable. [Montse Galeano]
9 – YVES TUMOR – HEAVEN TO A TORTURED MIND

«“Heaven To a Tortured Mind” es desde ya uno de los discos más enajenados de la década. Tanto éste como el anterior trabajo de Bowie no dejan de incluir en sus títulos palabras tan conciliadoras como “amor” o “paraíso”, para sin embargo ofrecernos una efusiva ración de crueldad, un zarandeo anímico sin parangón. Recuerda tal vez, a esa actitud acaparadora de Iceage, que tratan de abarcar dentro de sus canciones las distintas virtudes y emociones a priori irreconciliables de la experiencia humana. En este caso Yves Tumor logra su objetivo con creces: un bajo con un ritmo encendido y voluptuoso conduce absolutamente todo el trabajo, ya sea los falsetes de ‘Hasdallen Lights’ o el R&B hedonista de ‘Romanticist’«. [Miguel Pardo] Crítica de «Heaven To A Tortured Mind».
8 – PROTOMARTYR – ULTIMATE SUCCESS TODAY

«Sabe mal decirlo, pero si la carrera de Protomartyr terminara ahora, tendría sentido. No lo digo porque Joe Casey, carismático cantante de la banda, nos reconociera que siente que ha acabado un ciclo en el grupo, si no más bien porque «Ultimate Success Today«, publicado en plena pandemia, dignifica una década de trayectoria intachable. Se siente final. Como un último aliento (ahora entenderéis por qué) o como un final abierto tan potente que una continuación solo podría macular lo recorrido. Es curioso, porque sobre una gráfica, su línea no sería ascendente, en todo caso dibujaría una sierra del Himalaya, con sus lógicos descensos, mínimos, pero a latitudes post-punk por las que no cualquiera podría andar, por físico, pero, sobre todo, por genética. La leyenda (informativa) nos sitúa: comenzaron en 2012 por «No Passion All Technique», que se puso «de moda» al reeditarlo, luego le seguiría «Under Color of Official Right» (2014), la redondez hecha disco. Más adelante, «The Agent Intellect» (2015) mantendría esas cotas de letalidad para en 2017 evolucionar y escalar sin arnés con «Relatives in Decent». A estas alturas, es normal que el oxígeno se agote, con Protomartyr ha pasado eso de «si pinchan es normal porque ya llevan cuatro insuperables«. Pues nada, que han llegado a la cima a pie y encima cargando una mula.». [Màrius Riba] Crítica de «Ultimate Success Today».
7 – PERFUME GENIUS – SET MY HEART ON FIRE IMMEDIATELY

«Si en “No Shape” los adornos se acercaban a un barroquismo pop tenso y emocionalmente desinhibido, ahora “Set My Heart on Fire Immediately” busca explorar la mayor cantidad de emociones posibles (y nuevas). El funk destartalado de ‘On The Floor’, el soul de cámara angustioso en ‘Moonbend’, el noise country de ‘Describe’ y ‘Nothing At All’… El nuevo trabajo de Mike Hadreas es escandalosamente diletante, cercano al exceso. Pero esa diversidad abusiva da cuenta de un artista que ha comprendido la capacidad expresiva de su música. Hadreas confiesa en su entrevista a The Guardian que esta es la música que le habría gustado escuchar cuando era adolescente. Y en esa afirmación el pez se muerde la cola, pues es precisamente a través de artistas como Hadreas que en los últimos años el mercado musical se ha abierto a formas de expresión como la suya.» [Miguel Pardo] Crítica de «Set My Heart On Fire Immediately».
6 – RUN THE JEWELS – RTJ4

La unión de Killer Mike y El-P siempre es sinónimo de calidad. La explosión de hip hop que reparten Run The Jewels es una constante inalterable disco tras disco y con RT4 lo han vuelto a conseguir. Publicado justo una semana después del asesinato de George Floyd, su cuarto larga duración sirvió para acompañar las protestas canalizando la rabia de la calle todo y haber sido compuesto mucho antes. Las canciones están siempre a la altura de los colaboradores que participan en el disco. 39 minutos que consolidan el “súper-grupo” como uno de los proyectos con mejor salud dentro del hip-hop alternativo. [Sergi Cuxart]
5 – SAULT – UNTITLED

Sin promoción, sin fotografías, sin nadie que asuma responsabilidad creativa explícita excepto algún productor o artista invitado, o pistas escondidas en los metadatos digitales. Sault es un colectivo que no participa del juego, y sin embargo, su música habla por sí misma y resuena con implacable fuerza. El año ha resultado frenético con «Untitled», un proyecto de dos partes, extenso y poderoso, que tras solo un mes del asesinato de George Floyd emergía con ‘(Black is)’, lleno de dolor y reivindicación, un cóctel de jazz, soul, RnB, hasta de afrobeat, hecho con detalle, cálido por momentos pero siempre punzante. Lo siguió ‘(Rise)’, una llamada a la revolución desde el baile, disparando los ritmos imbuidos de disco, funk y un amalgama sonoro de musicalidad exuberante como propulsante liberatorio, hecho por artistas en estado de gracia que termina en un estado de claridad meditativa vía cristalino neosoul. [Nil Rubió]
4 – DUA LIPA – FUTURE NOSTALGIA

Dua Lipa se debería llevar todos los premios del año tan solo por haber tenido la mala suerte de lanzar uno de los discos más esperados de su carrera en plena pandemia mundial y, contra todo pronóstico, haber sabido estirar el chicle de la promoción hasta día de hoy de forma muy elegante. “Future Nostalgia” es el segundo trabajo de Dua Lipa que llega tras el éxito de su debut, con todo lo que eso supone. Sin embargo, las expectativas incluso han sido superadas para la mayoría de sus fans y de la crítica musical, quienes se han puesto de acuerdo en afirmar que, con tan solo 25 años, Dua se ha ganado el puesto de ser “el nuevo gran fenómeno pop de nuestra generación”. Aunando presente y pasado en cuanto a referencias, producción y estética, Dua Lipa nos entrega un álbum pop muy interesante que es un caramelo dentro de la música mainstream: estribillos y melodías pegadizas, un target muy amplio en cuanto a edad y una presencia adictiva. Blanco y en botella para convertirse no solo en uno de los discos del año sino también en uno que marque la historia del pop actual. [Álvaro Tejada]
3 – KELLY LEE OWENS – INNER SONG

«Se escucha a una Kelly Lee Owens mucho más humana y emotiva que en su primer trabajo, más palpable y menos abstracta, como demuestra la peculiar canción con John Cale: Owens no se esconde, sino que se transfigura hasta confundirse con su propia música y sus colaboradores. Y es por esa desfiguración o reconfiguración continua que “Inner Song” es uno de los discos de electrónica más importantes del año. Un disco que atraerá sobre seguro a una cantidad muy importante de nuevos fans y hará delicias de los anteriores. Pero eso no es lo más importante, sino que muestra a una artista muy consciente del desarrollo de su trabajo y de cómo quiere hacer música. Un proyecto de esos que faltan en la actualidad.» [Miguel Pardo] Crítica de «Inner Song».
2 – FIONA APPLE – FETCH THE BOLT CUTTERS

«Si en sus primeros álbumes Apple mostraba a esa chica “demasiado inteligente para su edad”, demasiado aventajada a la industria, transgresora apenas entrada en la veintena y con una expresividad vocal escalofriante, en “Fetch the Bolt Cutters” nos enseña algo todavía más insólito: la fisicidad de su música, la propia capacidad de la voz para formar junto a otros objetos (un bote lleno de huesos de perro, un maullido de Cara Delevingne, las paredes de su casa) llevando su expresividad hasta espacios insospechados. El nuevo disco de Fiona Apple es un ASMR rabioso y sesudo, la prueba de que no se necesitan sonidos reverberados ni supereditados para “sensitivizar” la experiencia sonora. Desde la más grande de las cotidianidades (Apple bromeó con llamar a su próximo disco “House Music”) se pueden reflejar las más retorcidas emociones; de ello dan cuenta cada una de las rígidas y emotivas canciones de este LP.» [Miguel Pardo] Crítica de «Fetch The Bolt Cutters«.
1- PHOEBE BRIDGERS – PUNISHER

La portada de «Punisher» es una fiel muestra visual de porqué el trabajo de reválida de la protegida de Dead Oceans es el disco que más recordaremos al abandonar este (terrorífico) 2020 que empieza a tocar a su fin. Phoebe Bridgers, sin escafandra de por medio, parece clamar a los cielos en una suerte de territorio desértico que bien podría recordar a la rocosidad marciana, o, en su defecto, a los característicos paisajes áridos de Palm Desert. Esa dual idea es perfecta para describir el sonido 2.0 de Bridgers: la angelina evoluciona la iniciativa planteada en «Stranger In The Alps» gestando un particular bioclima a partir de la colisión de afinaciones alternativas (todas ellas extremadamente funestas) y tétricas texturas melódicas con un «storytelling» que bebe, sin tapujo alguno, de diferentes pisadas materializadas sobre pavimento urbano. Impresionante logro el concebido esencialmente en este último apartado: como si de una extensísima secuela del oscuro corazón de ‘Motion Sickness’ se tratase, «Punisher» consigue crear con versos como «so I’ll wait for the next time you want me’ / like a dog with a bird at your door» (‘Moon Song’) o «but I’m too tired / to have a pissing contest/ all the bad dreams that you hide / show me yours, I’ll show you mine» un imaginario extremadamente icónico en el que lo accesible, y lo pop, consigue aunar inocencia y madurez en un mismo y cualitativo empaste bellamente narrado.
Todo parece encajar extremadamente bien en el LP: desde la variedad de situaciones planteadas, con una ‘Kyoto’ de «feeling» uptempo comandando la función y ‘Graceland Too’ ejerciendo como rústico contrapunto, hasta su habilidad para sonar cohesivo o el perfeccionismo atesorado en un aspecto, el de la producción, que parece encontrar techo en ‘I Know The End’, corte que cierra la obra con un monumental seísmo de etéreos reverbs, grandilocuentes recursos de percusión y efecto «chorus» por doquier (reminiscencias boygenius «a full»). «wtf» asegurado tras su escucha, que no hace más que imaginarnos a Bridgers sonriendo con gesto maléfico mientras rasga su satánica Bc Rich en un trono de hierro. Solo ella nos podía salvar en un purgante año como este. 2020 es «Punisher». [Pablo Porcar]
Muy excelente lista la que han podido hacer. -Gustavo Woltmann.
Me quedo con el disco de DUA LIPA – Future Nostalgia! Para mi ha sido el mejor comeback del año. saludos
Sin duda, el disco del año ha sido «Punisher», un trabajo con el que Phoebe Bridgers se consagra como una de las voces más interesantes del pop-rock indie internacional. Probablemente, a la vista de las nominaciones a los Grammy y sus paseos por los platós de todos los programas de mayor audiencia de los EEUU, muy pronto tendremos que dejar de considerarla indie y pasará a formar parte del mainstream por derecho propio. Lo que no es nada malo.
Quizás la irrupción de Dua Lipa haya sido más espectacular, algo en lo que la pandemia jugó un papel crucial, ya que nos ofreció el respiro vitalista que necesitábamos. Pero es Phoebe la que tiene más que contar a largo plazo, seguro.
No dudo que estos sean buenos artistas y buenos videos, pero me parece increíble no encontrar ninguno de los vídeos y canciones de un grupo como es BTS que está siendo por fin reconocido a nivel mundial y que es seguido por millones de personas a nivel mundial! En fin… Imagino que será por intereses… Para mi y para much@s más BTS y sus videos son los mejores!