Día calentito el de hoy en el entorno de Lana Del Rey. Esta misma mañana la madre de “Born To Die” ha compartido un escrito en redes en el que, aparte de anunciar dos libros de poesías y confirmar el 5 de septiembre como el día de salida al mercado de su próximo disco de estudio (presuntamente aquella obra de spoken word titulada “Violet Bent Backwards Over The Grass” de la que tanto se ha hablado), la artista estadounidense ha tratado de defenderse de las críticas vertidas contra ella por “glamurizar el abuso” en los temas incluidos en sus últimas obras.
“Ahora que Doja Cat, Ariana, Camila, Cardi B, Kehlani, Nicki Minaj y Beyoncé han conseguido sus números uno con canciones sobre ser sexy, ir sin ropa, follar, ser infiel, etc… Por favor, ¿puedo volver a cantar sobre sentirse empoderada y sentirse bonita al estar enamorada incluso cuando una relación no es perfecta?” – declara. “O también cantar sobre bailar por dinero, o lo que sea, sin tener que estar crucificada o que me señalen porque estoy ‘glamurizando el abuso (???). Estoy cansada de compositoras y cantantes que dicen que “glamurizo” el abuso cuando en realidad soy solo una persona glamurosa que canta sobre las realidades en las que estamos sumergidos“. A modo de apunte un tanto conclusivo, Lana deja caer que la industria, y también la sociedad, debería proteger, al menos en parte, a roles como el que ella lleva enarbolando desde sus inicios. “Seamos claros” – añade. “No soy una feminista, pero tiene que haber un espacio en el feminismo para mujeres que son y actúan como yo”.
Lana Del Rey fue una de las grandes protagonistas de 2019 gracias a la edición de “Norman Fucking Rockwell“, gran disco en el que Elizabeth Woolridge Grant bebía más que nunca de aquel pop folk clásico armonizado con hipnóticas secciones de cuerda y bellísimos arreglos orquestales. Dicho trabajo, sexto en la discografía de la neoyorquina, alcanzó la posición número 9 en la lista de mejores discos de 2019 de Binaural.