Dentro de un tiempo todo dios recordará el 2018 como el año de la consolidación de IDLES. El del fulgor mediático de Rosalía, o de la germinación de figuras o bandas emergentes como Shame, Bodega o Cuco. Pero si se hiciese máxima justicia también se hablaría, y mucho, de una meteórica compositora surgida de Chicago. Porque, en su justa medida, resulta fascinante hablar de Gia Margaret. En un año dominado por vocoders, rugosos parafraseos y una masa subeditada al fenómeno «urban», pocos han sido los que se han aventurado a enarbolar un folk ornamentado de clara vocación clásica. Aquel que, guitarra eléctrica en mano, trata de perfilar la purga emocional como máxima meta vital.
Un estribillo sirve como glamuroso aparador del contenido presentado en su ópera prima. ‘Though it’s not easy to see, there’s always glimmer’ («pese a que no sea fácil ver, siempre existe un rayo del luz«). «There’s Always Glimmer» es un álbum de pop tenue cosido con el mismo dedal con el que Trespassers William tejieron las costuras de «Different Stars». O que Marissa Nadler empleó para dar forma a crepusculares piezas como ‘I’ve Got Your Name’ o ‘Holiday In’.
Cierta materia ectoplasmática persiste de forma muy viva en todas y cada una de las paredes que cimentan los temas de este artesano LP. Pero no desde su vertiente más fría, funesta y aterradora. Aquí no hay nada que anhele el escalofrío fácil de «Insidious» o los productos de la factoría Wan. Nada de eso; más bien hay mucho de «Ghost», con una luminosidad inherente a aquellos momentos (‘Groceries’, ‘Smoke’) en los que Gia se aventura a moldear la arcilla cuidadosamente con la punta de sus dedos.
Margaret define su música como «sleep rock«. El asunto tiene su sentido: existe cierto deje onírico que revolotea alrededor de su obra, y que acaba definiéndola en su ADN más primario. Como en ‘Goodnight’, en la que el hechizo presentado parece surgir del mismo libro de conjuros con el que Beach House invocaron «7«.
«There’s Always A Glimmer» es un álbum adusto pero versátil, alicaído pero esperanzador. Un pequeño gran disco de la emergente Gia Margaret que, a título personal, me recordó en el pasado año que el folk dorado, ornamentado y analógico continúa estando vivito y coleando. ‘Birthday’ a modo de refugio. ¿Qué puede haber mejor que eso?
Similar a: Marissa Nadler, Trespassers William, Eastmountainsouth