La mezcla de estilos, influencias y gustos en la música, suele dar siempre como resultado, buenos propósitos e inquietantes aspiraciones que desembocan en interesantes proyectos. Buen ejemplo de ello es la banda residente en Los Ángeles (USA), llamada Grizfolk. A pesar de que sus miembros han crecido en distintos continentes y poseen orígenes musicales muy diferentes, cada componente de este quinteto tiene en común su pasión por el pop. Su intenso afecto y apreciación por este género, queda latente no sólo en su música, sino también en todas sus entrevistas, donde se esfuerzan en dejar claro que “el pop es mucho más, es también una forma de pensar”.
Todo comenzó cuando Adam Roth, líder y vocalista del grupo, decidió abandonar lo más profundo del sur de los Estados Unidos para trasladarse a la costa oeste y comenzar su carrera. Un paso muy común para los artistas de la zona, ya que suelen apostar por la escena angelina como trampolín para desarrollar sus ideas. Fue allí donde coincidió con el dúo sueco formado por Sebastian Fritze y Frederik Eriksson. Dos enamorados de las influencias electro pop, que enseguida conectaron con Roth y sus planes. Más tarde, y cerrando una prometedora formación, se incorporaron Brendan Willing James y Bill Delia.
Tras un largo proceso de experimentación y grabación de cantidad de demos y maquetas, el pasado 25 de febrero la banda lanzó de la mano de Virgin Records, su EP de debut titulado como “From The Spark”. Un primer trabajo en el que sus canciones hablan de polvorientos desiertos y de sus habitantes, mezclando la herencia de la música country americana con la persuasión actual de los sonidos electro pop. Melodías que suenan conservadoras y transgresoras al mismo tiempo, donde como si de un collage se tratase, encajan sintetizadores, clásicas percusiones, ganchos innegablemente pegadizos y potentes líneas de guitarra. Pero es en los directos donde estos cinco chicos demuestran todo su potencial y calidad. Capaces de encender al público en pocos minutos, formaciones tan importantes como Real Estate o Bastille, pueden dar fe de la efectividad de su fórmula, ya que han abierto sus shows en varias ocasiones, aportando una dosis extra de energía al público.
Además, poco a poco están empezando a llegar a oídos de fuera de la escena indie habitual. De hecho, hace escasos meses fueron incluidos en la banda sonora de una de las últimas producciones de Dreamworks, en la película de animación Mr Peabody y Sherman. Un claro ejemplo de que están haciendo las cosas muy bien. Sin duda un proyecto al que estar atento y vigilar de cerca sus evoluciones, esperando a que se les reconozca pronto toda su valía.
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