El mundo musical está profundamente corrompido por la pulsión de la inmediatez. La consolidación de una artista tan solo parece servir para que se hable de sus posibles sucesoras a los pocos años. o incluso meses, de su irrupción mediática en el cuarto arte. Pese a resultar ardua la tarea de separar el grano de la paja, aún es posible dar con talentosas cantautoras que respetan, e incluso expanden el perenne legado de algunas de sus admiradas referencias. Como Soccer Mommy, o una Haley Heynderickx que está destinada a ser una de las figuras emergentes que más ruido consigan generar en las próximas semanas.
Su apellido quizás incite a imaginar a Haley creciendo en un barrio de Rotterdam o Utretcht. Nada más lejos de la realidad: esta prometedora cantautora creció en una religiosa morada de Oregon (Estados Unidos). Siempre rindiendo tributo a sus orígenes filipinos, Haley forjó su sentido introspectivo y su amor por todo tipo de culturas justo antes de dedicarse de pleno a la música. Específicamente fue en 2015 el año en el que publicó su primer single. Una ‘Fish Eyes’ cuyo armonioso binomio hilvanado orgánicamente entre guitarra y voz acabó allanando el camino de cara a labrar un crudo, a la par que seductor, estilo propio. Uno, meloso y encandilador, situado entre la Sharon Van Etten de «Are We There» y la Angel Olsen de «Burn Your Fire For No Witness». Esta pieza acabó formando parte del EP de mismo título publicado en 2016.
Tras girar a finales de 2017 por prácticamente todo el mundo, España incluida, Heynderickx ha decidido presentar su material más reciente en un llamativo álbum debut. «I Need To Start A Garden» es el inocentón título en el que se enmascarará una obra producida por Zak Kimball en los Nomah Studios de Portland, y fechada para el 30 de marzo bajo Mama Bird Recording. Como perfectas cartas de presentación identificamos una ‘Worth It’ «olsenizada» en su fase más «My Woman«, la rimbombante ‘Oom Sha La La’ y especialmente una dorada joya, ‘Untitled God Song’, que supura empoderamiento femenino por todos sus poros.
Heynderickx suele describir su música como «doom folk», básicamente por la sobriedad inherente a su ADN. Pero ni al disfrutar de ella nos vemos cumpliendo condena en el infierno de Dante, ni parece que el sonido nos vaya a rebanar los tímpanos. Al contrario: la propuesta de la de Oregon es de las más abrazables que hemos disfrutado en estos últimos meses. Y la proyección de la misma esta allí al fondo, rayando el mismísimo horizonte.
Similar a: Sharon Van Etten, Angel Olsen
