Los que nacimos en los 80 ya estamos en la veintena larga, y nuestros héroes noventeros rondan los cuarenta. Algunos nos han dejado, otros se han pasado al acústico, e incluso hay quienes componen música para niños con su mujer mientras mantienen el tipo girando con su banda de toda la vida.Todo junto, más o menos, fue lo que vimos anoche en Madrid.
Presentando su nuevo álbum, The Bouncing Souls, mítica banda de New Jersey que para todos los que estábamos allí significó algo en la adolescencia, está estos días por España. Anoche tocaba la Sala Live de la capital. En el cartel, también Dave Hause y una incorporación de última hora: No Use for Acoustic, homenajeando al recién fallecido cantante de No Use for a Name, Tony Sly. En Carabanchel, diez minutos antes de la apertura de puertas, caía de repente el diluvio universal. En el fondo, la excusa perfecta para entrar pronto a la sala y disfrutar de la noche.
Y eso que, de primeras, éramos más bien pocos. No Use For Acoustic, un dúo madrileño que versiona clásicos de punk rock en acústico, fueron un placer para los diez o veinte que estábamos allí: primero solos, junto a una cantante y un contrabajista después, versionaron sin prisas varios temas de No Use For a Name antes de dar paso al segundo plato de la noche: Dave Hause.
¿Te dicen algo The Loved Ones? Sin ser especialmente populares, lo cierto es que, en 2008, cuando vinieron a Madrid como teloneros de NoFx, ya sorprendieron. Parte de la culpa la tiene su cantante: el pequeño pero adrenalínico Dave Hause, que, desde hace dos años, toca en solitario. Entre las diez canciones de repertorio hubo sitio para dos nuevas y tres de The Loved Ones, así que nos quedamos con ganas de más. Y eso que “ok, Madrid, your are the best of the Spanish shows”, posteó poco después en su facebook. Además de disculparse (“somos idiotas”) por no pasar más por España, prometió volver. Que así sea, porque su directo cala.
Con la sala ya a tono, pero sin lleno completo, salieron Bouncing Souls. ¿Llenarían, como llenaron hace cuatro años, hoy en día NoFx la Riviera? ¿Hubieran llenado hace cuatro años Rancid el Palacio de Vistalegre en lugar del pasillo del Palacio de Vistalegre como hicieron este año? ¿Está la cosa “muy malita” o es que Bouncing Souls, pese a lo míticos que son y a su gran nombre, nunca fueron masivos? Consulto con la gente que los vio la última vez en esta misma sala: correcto, sin agobios. Exactamente como anoche.
The Bouncing Souls tienen probablemente el frontman menos frontman del mundo: delgado, vestido de negro de arriba abajo, Greg Attonito canta “sin alma” como me comentaba alguien del público. Aunque cualquiera de sus acompañantes le da mil vueltas en pose, eso no significa que mal. Al contrario: al final hasta tiene su gracia. Y, en cualquier caso, Bouncing Souls ofrecieron correctamente lo esperado. Hora y media de repaso a clásicos de su discografía, empezando por Say Anything, Kids and Heroes y Sing Along Forever para ir presentando después, poco a poco, nuevas referencias del recién presentado Comet: Infidel, Fast Times, Coin Toss Girl, que quizá no se conviertan en clásicos pero no disgustan a nadie. Menos si, como si en una reunión de amigos, todo el que quiso pudo hacer stage diving o subirse al escenario a cantar con ellos, y el pogo de abajo era de los que molan: de sala pequeña. Precisamente, ahí estuvo todo el mundo con más temas como East Coast Fuck You o el himno generacional True Believers, poco antes de los seis o siete bises largos para cerrar: Private Radio, Gone o las nuevas Baptized y Ship in a Bottle. Tras ellos, sin más, Attonito y compañía cerraron una amable para todos, memorable para los fans más entregados, noche de sábado.
Fotografías y texto | Analía Plaza