Si las ideas para III nacieron en las colinas de Gales, fue en los techos altos de Headley Grange donde adquirieron cara y ojos. Terminamos este monográfico campestre sobre la concepción del tercer LP de los ingleses.
Como comentábamos en la primera parte de este artículo sobre Led Zeppelin III (Atlantic, 1970), en la que reseñamos el disco y analizamos su concepción, el tercer trabajo de estudio de la banda nació en una cabaña sin electricidad en la campiña galesa. Después de escribir allí algunos temas y bajar a Londres a grabar los más trabajados, les volvió a picar el gusanillo campestre y hacia finales de mayo decidieron reactivar la carretera y manta. Esta vez el destino sería Headley Grange, un antiguo palacete también del siglo XVIII al sudoeste de Londres. Bastante más grande pero igual de equipada que la cabaña en Gales (cero), la casa, húmeda y roída, ofrecía sin embargo un espacio suficientemente amplio para oxigenarse y suficientemente recluido para enfocar el proceso creativo.

Su rutina estaría sometida a la exigencia (y racanería) de Page: a la primera, por su papel como compositor principal y productor del futuro III; a la segunda, por la cerradura en su bolsillo. Headley Grange es hoy una plaza mítica, pero en su día debía ser más bien un caserón mohoso sin calefacción. Fruto de ambas sería su ritmo de trabajo: ensayarían libremente canciones durante días y una vez quisieran grabar un tema y oírlo como dios manda, harían venir el estudio móvil de los Rolling Stones: básicamente un camión con un estudio profesional en la cabina de carga construido por Sus Satánicas Majestades entre 1968 y 1969. Los técnicos de Led Zeppelin sólo tenían que microfonar el caserío y tirar cable hasta la furgo. Además de utilizar el estudio móvil, ocasionalmente se desplazarían hasta Olympic, su estudio de confianza en la capital inglesa. Repetirían más o menos ese modus operandi para IV, Houses Of The Holy y Physical Graffiti.

El disco se confeccionó, pues, entre mayo y julio de 1970 y entre Headley Grange, Olympic y Island Studios, con un puñado de fechas de gira entre medio. En este segundo retiro rural se terminarían de perfilar las 10 canciones del álbum.
Para conocer de forma aproximada la cronología del proceso de composición, arreglo y ensayo durante esta segunda escapadita rural nos centramos en dos de las canciones mejor documentadas que terminarían en este tercer LP: ‘Immigrant Song’ por ser la obertura atronadora del álbum y ‘That’s The Way’ por ser, según Page, la única canción completamente desarrollada en Gales y probablemente la más representativa del cambio de dirección en su música.
‘Immigrant Song’ (título provisional: ‘Overlord – Song in F’)
Primeras tomas y ensayos
Esta toma primitiva de la canción más vikinga de 1970 fluye a un tempo más lento y jugoso y todavía no tiene la lírica demasiado adelantada. Lo que sí incluye es una aproximación al groove y al riff definitivos, el famoso grito de Plant (aunque algo a destiempo) y un solo de guitarra tambaleante que acabaría siendo descartado probablemente porque, al centrar la atención, frenaría el galope de la canción.
Versión oficial de estudio – Led Zeppelin III
Sin entrar a debatir sobre masters de 1970 o remasters posteriores, así acabaría sonando el corte oficial de estudio. Siseo, cuenta de Page y all in. Si bien el chillido de Plant y el bajo de John Paul Jones quedaron algo discretos en la mezcla , el tema despliega toda su energía de golpe en menos de dos minutos y medio y sin bajones.
Mezcla alternativa – 2014
Cruda y más seca, la mezcla alternativa adjunta en el companion disc de 2014 realza esta vez las proclamas del cantante y el bajo de Jones, que suena grueso y profundo. La percusión de Bonham adquiere también más presencia, sobre todo en el rango agudo de hi-hats y platillos. Nadie se lo quiere decir a Page, pero ‘Immigrant Song’ suena mejor con menos compresión y botoneo de estudio.
‘That’s The Way’ (título provisional: ‘The Boy Next Door’)
Primeras tomas y ensayos
Esta grabación incluye varias de las primeras tomas de ‘That’s The Way’ en un par de tonalidades diferentes. La idea de canción acústica dulce y la armonía general ya están ahí, pero tanto la letra como algunos cambios todavía están verdes. Según Phil Sutcliffe de la malograda Q Magazine, Scarlet, hija de Jimmy Page, fue concebida “como media hora después” de escribir ‘That’s The Way’. Ahí es nada.
Pruebas y arreglos
Page sigue trabajando los acordes y su progresión a un tempo algo más rápido y Plant, ya con la mayoría de la letra escrita, prueba entradas y salidas y líneas melódicas con diferente suerte. El guitarrista, el cantante y John Paul Jones desarrollarían este sonido hasta dar con el arreglo final que llevarían al estudio.
Versión oficial de estudio – Led Zeppelin III
Esta versión definitiva incorpora el arreglo de mandolina y de pedal steel guitar. Para ella, además, Page decidió correr la cinta algo más lenta para hacerla un semitono más grave y llena. Debió tratarse de una razón meramente estilística, porque en directo la tocarían en su tono original (Sol) hasta 1975. El silbido nasal, por cierto, ocurre en el minuto 3:18 de la versión del álbum. Una vez lo oyes…
Mezcla alternativa – 2014
Esta bonita versión vuelve a su tonalidad original e incluye ecos invertidos y un arreglo de dulcimer (tocado por John Paul Jones) a la derecha del estéreo. Si la versión oficial del álbum ganaba profundidad al estar ralentizada y medio tono más grave, esta mezcla alternativa, algo más rápida, devolvía el brillo y el carácter naif a la canción.
Vuelta a casa
Lo que empezó como una simple escapadita para oxigenarse en la campiña galesa se convirtió en una parte central de la composición y producción de ideas para la banda. Despistado por historias sensacionalistas y mitomanía pegajosa, el público a menudo olvidaba que Led Zeppelin eran, primero, músicos. Esa mitomanía nació, en primera instancia, por las pésimas críticas que la prensa inglesa les dedicó en sus inicios. Seguros de su calidad, decidieron hacer las américas y el público estadounidense y canadiense les premió con audiencias y ventas cada vez mayores. La prensa inglesa, entonces, alimentó el bucle criticándoles por el mismo hecho que ella había provocado. Ese recelo mediático hizo que la banda fuera reticente de aparecer en la primera revista, programa de radio o televisión que les pusiera cuatro libras delante. Al no conocerse su historia de primera mano, esa mitomanía pegajosa fue prácticamente el único vehículo para saber algo sobre Led Zeppelin.
Por muy tópico que suene, a los músicos se les conoce por su música: por cómo suena, por cómo la hacen, por cómo la presentan. De la misma manera que una escapadita rural nos ayuda a nosotros a romper con el agobio de la ciudad, a ellos les ayudó a escribir y sacar uno de sus mejores álbumes.
Led Zeppelin III se publicó el 5 de octubre de 1970. A las pocas semanas (si no días) volverían a cargar la furgo y enfilar hacia Bron-Yr-Aur, la chocita galesa, y Headley Grange, el caserío mohoso en Hampshire. Allí, pequeños punteos, acordes y melodías acabarían convirtiéndose en ‘Stairway To Heaven’, ‘Black Dog’ o ‘When The Levee Breaks’.
Pero eso ya lo dejamos para nuestro próximo retiro campestre.